De Perú a Vigo

El guardián de Bouzas

A muy pocos metros de los miles de vehículos que inundan la terminal Ro-Ro, Lorenzo protege un pequeño barco pesquero de cualquier robo

Lorenzo Catacora, guardián del “Maicoa Tres”, en el puerto de Bouzas (Vigo).

Lorenzo Catacora, guardián del “Maicoa Tres”, en el puerto de Bouzas (Vigo). / ALBA VILLAR

Un minuto en la terminal Ro-Ro de Bouzas basta para darse cuenta del stand by que afecta al cargamento rodado vigués. Son cientos y cientos los vehículos que se amontonan allí en una imagen fija, como si el tiempo se detuviera. Se trata de automóviles nuevos, impolutos, que mucho distan de los escasos barcos amarrados a pocos metros... En ellos el óxido brilla, pese a no hacer sol; en todos, menos en el Maicoa Tres. Lorenzo lo trata con cariño, al fin y al cabo es su casa. Una vivienda flotante que custodia desde el intenso viaje que le llevó hasta Vigo.

Natural de Perú, Lorenzo Catacora no es el propietario del buque, sino su guardián. Se encarga de vigilarlo frente a posibles robos que, como advierte, a veces suelen darse en la zona. La pequeña embarcación, que pescaba en aguas cercanas a Callao, en el área metropolitana de Lima, atracó en Vigo cuando a su armador le surgió la oportunidad de venderla. Con él se vino este experimentado marinero, pero lo que parecía una travesía que pronto vería su fin se acabó por convertir en una estancia de más de un año cuando una decisión de última hora truncó esa venta.

Ahora Lorenzo vive en el Maicoa Tres y así será, en principio, hasta que termine apareciendo algún interesado en adquirirlo. “Vigo me gusta. Es bonito aquí la Navidad, las luces y todo eso”, cuenta, aun reconociendo que no suele salir mucho del pesquero... “Tengo que estar pendiente, a veces cuando hay temporal como estos días viene el viento y el barco se va desplazando de proa a popa y hay que estar amarrando los calamentos”, explica, haciendo hincapié en que además de ser el protector de esta nave también garantiza su mantenimiento, por ejemplo pintándola o reparando las fugas de agua que tanto teme.

Con su familia en Perú, donde el caos político y la violencia están a la orden del día tras el autogolpe de Pedro Castillo, vive la soledad con “tranquilidad”, si bien subraya estar preocupado por cómo se desarrolla la actualidad en su país, al que regresará si se queda sin trabajo y no encuentra otra salida laboral. “La crisis ha azotado más porque el Gobierno no está a favor del pueblo”, dice, “que está cansado de esta política que lleva años y años”. “Están tratando de saquear la nación y la gente está cansada”.

“No hay paz, no hay tranquilidad. Hay gente inocente que está muriendo, muchas personas”, señala asimismo, resaltando que otros están yéndose a Chile o Bolivia: “Si las personas salen es que algo malo está pasando”.

En el territorio donde se crio, y en el que todavía residen su abuela y hermanos, que intentan “mantener la calma, mantener la paciencia, que pase y a ver si la situación mejora”, también están desapareciendo algunas empresas, agrega finalmente, para acto seguido sentenciar que “las decisiones que toman los políticos deberían ser por el bienestar de todos”.

“La vida sigue”

Lorenzo, que antes de estar en Vigo ya había pisado Galicia, concretamente A Coruña, duerme en el Maicoa Tres cada noche, aunque a la hora de comer suele ir a un restaurante que le queda cerca, y se le nota agradecido con la compañía. “El otro día escuche que robaron una batería de un camión de aquí”, asegura, y no tiene problema en pronunciarse sobre la relación que dejó en Perú cuando se divorció de su mujer. “La vida sigue y no podemos quedarnos atrapados en ese círculo”, dice este hombre, que comparte parte de su tiempo charlando con otros guardianes de la zona.

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