El desacuerdo con los vecinos frustra la reforma integral del Hotel Bahía

La nueva propiedad renuncia al proyecto y renovará espacios comunes y habitaciones, pero con el negocio abierto

Recupera plantilla afectada por el despido colectivo

Vista general del Hotel Bahía.

Vista general del Hotel Bahía. / Ricardo Grobas

El proyecto de reforma integral del Hotel Bahía, que contemplaba un lavado de cara de su fachada, entre otras acciones de calado, será recortado. El desacuerdo con los vecinos de los pisos de particulares obliga a la propiedad a adelgazar su lista de tareas para remozar el céntrico complejo. Renovará espacios comunes, habitaciones y apartamentos con el negocio abierto, por lo que recupera plantilla afectada por el despido colectivo –un expediente de regulación de empleo (ERE) para unos 25 trabajadores de restauración y hostelería–: la intención de los responsables en un inicio era pausar la actividad para acometer un lifting integral, una propuesta de intervención para que pasase a ser de cuatro estrellas superior –ahora, es de cuatro estrellas– que no cuenta con el visto bueno del Concello.

En un comunicado dirigido a la comunidad de vecinos del bloque, en el 24 de Cánovas del Castillo, la empresa que se encarga de las labores, Desarrolla, les informó la semana pasada del comienzo de las obras de reforma entre las plantas 10 y 17 –la última–, en marcha desde hace unos días –incluye más de medio centenar de apartamentos y habitaciones–. También les adelantó su intención de ponerse en contacto con los residentes para realizar visitas a los inmuebles con el objetivo de realizar los protocolos de grietas iniciales.

La fachada, una de las más emblemáticas de la ciudad por su posición, próxima al paseo del Náutico y la zona de llegada de cruceros y el transporte de ría, no se tocará por ahora. El plan para el rostro del bloque es, precisamente, una de las cuestiones que provocaron el desacuerdo entre los vecinos y la propiedad, la sociedad Ferreiro Properties SL, del compostelano Rafael Ferreiro, que adquirió el hotel el pasado mes de noviembre. Según pudo saber FARO, el plan de los dueños pasaba por generar una ventana central que no se pudiera abrir y otra oscilobatiente.

Una de las vecinas relató a este periódico a mediados de septiembre que el color elegido para la fachada era el “blanco roto, parecido al de la Ciudad de la Justicia”. “Será flotante y respetarán los huecos de las ventanas. Eso dijo la propiedad”, apostilló. De hecho, este es el único color que se deja ver tras las reformas realizadas por la misma propiedad en el Hotel Riazor de A Coruña y el Hotel Gelmírez de Santiago de Compostela. En cambio, el Hotel Bahía, uno de los buques insignia del sector en la urbe por su historia y capacidad, no pasará por la sala de maquillaje de momento.

Reemplazo de los azulejos

En todo caso, el proyecto contemplaba el reemplazo de los clásicos azulejos de color azul no solo por una cuestión estética, también de seguridad, puesto que el Ayuntamiento olívico estableció este requisito “por riesgo de desprendimiento”. Basta con echar un ojo a la fachada para cerciorarse de que el complejo, inaugurado en 1970, pide a gritos una renovación que lo lleve al siglo XXI. La oposición de los vecinos impide ejecutar la renovación de la fachada en los términos ideados por la propiedad, que se centrará en tareas en el interior para modernizar el aspecto y potenciar la eficiencia energética.

Un informe técnico y el informe arquitectónico de la sociedad aportado al Juzgado de lo Social número 2 de Vigo a consecuencia del proceso de despido colectivo de los empleados planteaban la remodelación de la segunda y tercera planta del hotel –960 y 770 metros cuadrados, respectivamente– por considerarse infrautilizadas con salones, cocinas abandonadas y cámaras frigoríficas. Se corresponden con la zona de restaurante, cafetería y eventos, que cerraría para alumbrar alojamientos, spa o un gimnasio. Esta acción, según la documentación en cuestión, permitiría sumar “en torno a 41 habitaciones”.

El edificio, de 17 plantas, es uno de los más altos de la ciudad. De ellas, 10 operan como hotel, mientras que el resto se destinan a viviendas; en total, dispone de 91 habitaciones. A mayores, los pisos de particulares, que suman una treintena. La hoja de ruta de la propiedad del hotel señalaba en un primer momento el comienzo de los trabajos en la segunda quincena de enero, con una duración de 15 meses, por lo que, si se hubiese cumplido el calendario previsto en su inicio, este complejo reabrirá rejuvenecido en la primavera de 2025. Este cronograma ya no sirve. En medio, además de la oposición de la comunidad vecinal, la falta de informes municipales.

Los propietarios de los pisos lamentan la "opacidad" de la gerencia

Los propietarios de los pisos vuelven a lamentar la “opacidad” con la que la nueva gerencia del hotel lleva adelante este proceso, que les afectará en sus viviendas. “No tenemos el proyecto. Reclamamos información continuamente, pero no sabemos nada más que lo que se indica en el comunicado de la constructora”, indica a este periódico una vecina.

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