Porque no todo lo que reluce en Vigo son leds

Una explosión lumínica tanto natural como artificial irradió el cielo de la ciudad en otra jornada de lleno total y calles abarrotadas

E.V.

Cuando la noche se pone... Vigo prende sus luces. Tanto las navideñas como las del ocaso, dejando este fin de semana imágenes de ensueño en los que se entremezclan una gama de colores difícilmente imitable. Así despedía ayer el cielo una nueva jornada de lleno total y de calles abarrotadas por el fuerte impacto de las fiestas navideñas.

Los puntos más altos de la ciudad o aquellos que dejaban entrever las Isla Cíes dibujaban un paisaje que nada tenía que envidiar a aquellas puestas de sol con las que se despedía el verano estos meses atrás. Es más, este juego de luces ofrecía espectáculos para todos los gustos, tanto para aquellos enamorados de la naturalidad del crepúsculo y sus tonos naranjas y rojos que jugaban con las nubes formando siluetas impecables como para los que se decantan por el brillo y el ritmo intermitente del Led.

Estas 11 millones de bombillas que invaden la ciudad desde el pasado mes de noviembre se han vuelto protagonistas de los fines de semana en Vigo. Nuevamente, la ciudad volvió a convertirse en punto turístico por excelencia de las fiestas y fueron numerosos los visitantes de todas partes del país y también de Portugal que disfrutaron de las atracciones y diferentes posibilidades de la Navidad de Vigo.

Multitud de personas se acercaron hasta el centro para disfrutar de las atracciones y luces.   | // R. GROBAS

Multitud de personas se acercaron hasta el centro para disfrutar de las atracciones y luces. | // R. GROBAS / E.V.

¿Quién no tiene ya una foto junto al árbol de la peatonal Porta do Sol o con cualquiera de los adornos de Policarpo Sanz? Tanto niños como adultos, no hay quien escape del atractivo hechizo de las luces, en este caso las navideñas. Pero es que tampoco fueron pocos los que, desde municipios vecinos y puntos como O Castro, sacaron sus móviles al cielo para retratar los últimos coletazos de luz del día convertidos ya en una puesta de sol que esboza la verdadera magia de Vigo, la más natural e intrínseca.

Los más afortunados pudieron disfrutar de ambas posibilidades, porque Vigo sabe cómo jugar con sus luces para convertirse en el agrado de todos. El ambiente festivo en el centro no desmereció el tiempo, que si bien era frío no favoreció la presencia de lluvias y permitió a cientos de personas deleitarse con otro gran fin de semana.