La familia recibía ayuda de la Xunta para los niños, muy alegres e integrados

La más pequeña, de 8 años, fue derivada a un hospital coruñés por las graves quemaduras

Los vecinos dejaron un ramo de flores en el edificio.

Los vecinos dejaron un ramo de flores en el edificio. / Marta G. Brea

E. V.

Unos niños alegres, “bailadores”, integrados con sus compañeros de colegio e instituto y que acudían en las tardes a un centro de día de calle Aragón donde también recibían una merienda y otras atenciones a través de un programa de la Xunta al tratarse de una familia con pocos recursos o en situación de vulnerabilidad.

Todos sus familiares apreciaban como Rosana y Emilio, más conocido como ‘Potito’, se desvivían por sus hijos Aldara, que ayer cumpliría 14 años de edad y que se encontraba cursando 1º de la ESO en el IES Álvaro Cunqueiro; Ezequiel, de 12 años, Sara de 10 –los tres menores fallecidos– y Yuni, la más pequeña que cumple 9 años este sábado y que se encuentra ingresada en el hospital coruñés Teresa Herrera a donde fue trasladada por sus graves quemaduras. Así lo contaban ayer las abuelas de los pequeños y también buena parte de su familia que se encontraba a las puertas de Povisa.

Pese a recibir este cuidado o seguimiento por parte de la Xunta, los niños no estaban bajo la guarda ni tutela pública. Acudían a diario a un centro de Aldeas Infantiles en el que recibían apoyo educativo y cubrían otro tipo de necesidades (merendaban, aseo...). Intervenían tanto con los niños como con la familia, que cuidaba con mucho tino a los pequeños.

Ezequiel, uno de los menores fallecidos.

Ezequiel, uno de los menores fallecidos. / Cedida

Las graves consecuencias que dejó el fuego dificultó la identificación de los cuerpos, especialmente de los pequeños, ya que al no tener DNI, no podían ser identificados por las huellas dactilares. Para ello, se pidió a otros familiares que aportasen cepillos de dientes o de cabello para poder cotejar el ADN.

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Maritza Dall

La familia residía desde hace tres años en el inmueble. Anteriormente, residían en Navia con el resto de sus abuelos.

Los familiares de los fallecidos llegaron desde varios puntos de la comunidad, especialmente A Coruña, de donde era originaria Rosana. También desde Madrid se desplazó Sinaí Giménez, al ser primo de ésta. “Mi madre y su papá (por el de Rosana) eran hermanos”, describe Sinaí, muy preocupado ahora por la evolución de los dos heridos más graves.