Sálvese quien pueda

“A viaxe do meu pai”, diario de guerra de un soldado gallego

Ceferino Pereira en un descanso del combate.

Ceferino Pereira en un descanso del combate. / Archivo familiar

Fernando Franco

Fernando Franco

Cuando a Ceferino Pereira de la Fuente le llegó la orden de movilización, en 1936, sintió que los estudios de Magisterio que hacía en Santiago por el plan de la II República, caían por la borda. No mucho más tarde, en 1937, ya era soldado del XVI Regimiento de Artillería Ligera de Santiago en el Ejército del Norte, y durante tiempo no pudo apartarse del cañón o del fusil. Pasaron muchos años hasta que su hijo, Fernando Pereira, profesor de Ciencias Sociales en Vigo, decidió aprovechar el primer tiempo de su jubilación para desempolvar unos cuadernos de guerra manuscritos en los paréntesis del combate que su padre su había traído de la guerra y guardaban silencio en una caja del fallado de la casa natal de los abuelos, en Saians, aldea de Moraña. Tras ordenarlos, hoy acaba de salir respetándolos literalmente en la editorial Xerais el libro A viaxe de meu pai, el tercero suyo tras otros dedicados a Rosalía de Castro y a las mujeres pintoras.

En realidad fue mucho más lo que halló Pereira en el desván de sus mayores. No solo 9 cuadernos de diario sino 102 cartas escritas a su familia, a madrinas de guerra... y 60 fotos en campaña. Un importante valor testimonial de un soldado en combate porque no abunda material de este tipo de nuestra guerra civil y no son memorias, que ya sabemos que están expuestas a múltiples tergivesaciones conscientes o inconscientes, sino relatos de lo inmediato y presente, sobre el terreno, que a mí me recordó por esa cercanía a el Homenaje a Cataluña escrito por George Orwell, relato de su experiencia personal como brigadista internacional escrito en medio de la guerra civil española. Algo parecido a Voces de las trincheras, un libro de James Matthews que leí hace unos años y son cartas de combatientes republicanos a sus seres queridos en la retaguardia. El servicio de censura militar conservó sus palabras de forma inconsciente y un cuidadoso análisis de esta excepcional y compleja fuente descubre la experiencia bélica de los combatientes: sus miedos, deseos y reacciones ante la obligación de apostarse en las trincheras durante el violento conflicto fratricida.

Hay una diferencia: ellos escribían desde las trincheras pero en el libro de Pereira su padre lo hace desde el frente en movimiento, en los ratos libres como artillero de ese Ejército de Galicia contra la República que pasó por León, Teruel, Ebro, Castilla y Cataluña. Todo un viaje bélico, físico pero también psicológico con sus altibajos, miedos, tedio.... Y es que no solo habla de los combates sino de la vida diaria del combatiente, sus juegos incluidos partidos de fútbol, piojos, sus comidas... Es en la batalla del Ebro, por su crueldad, donde los pasajes de Ceferino Pereira adquieren mayor intensidad emocional, desesperación... ¿Qué hacen allí, porqué se están matando entre hermanos? 

Como dice su hijo, existen pocos diarios como este que documenten la Guerra Civil desde la perspectiva de un soldado en el frente durante un período de tiempo tan largo y de modo tan ininterrumpido. Unos diarios en los cuales no hay nada de ficticio, nada de memoria, ya que gozan de la frescura de esa valiosa inmediatez. A través de su testimonio puntual y veraz, nos convertimos en espectadores de la realidad de la guerra, de las emociones y condiciones cotidianas del combatiente (qué comía, cómo vivía, qué ganaba y gastaba, algún que otro aburrimiento, las experiencias con sus compañeros...) un aspecto al que cada vez se presta más atención. En contraste con otros conflictos internacionales, de la guerra civil española existe muy escasa documentación desde esta perspectiva, por los rigores de la censura tato del ejército franquista como republicanos.

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