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“Groenlandia es naturaleza bruta, me siento en casa”

El vigués Efrén López Blanco, investigador de la Universidad de Aarhus, analiza los efectos del cambio climático en el Ártico

El investigador vigués Efrén López Blanco, ante un enorme iceberg, en el fiorso de Ilulissat, al oeste de Groenlandia.

El investigador vigués Efrén López Blanco, ante un enorme iceberg, en el fiorso de Ilulissat, al oeste de Groenlandia. / Cedida

Sandra Penelas

Sandra Penelas

La sonrisa siempre asoma a su rostro minutos antes de aterrizar en Groenlandia. La trayectoria profesional y vital del vigués Efrén López Blanco está unida a este laboratorio natural en el que estudia el impacto del cambio climático. Es investigador del Centro de Investigación Ártica de la Universidad de Aarhus, además de formar parte del Greenland Institute of Natural Resources, y mide el intercambio de carbono terrestre, integrando las observaciones de campo en modelos matemáticos que también permiten hacer predicciones.

Tras estudiar Ciencias Ambientales en Salamanca –influenciado por las clases de su profesora del IES Politécnico–, se compró un billete solo de ida a Londres para reforzar su inglés mientras trabajaba en un pub. “Me salí de la zona de confort, que es algo que me gusta hacer mucho, y, viéndolo con perspectiva, marcó un punto de inflexión”, destaca Efrén, que así logró ser admitido en un máster en Sistemas de Información Geográfica y Observación de la Tierra para la modelización y gestión ambiental.

El primer año se impartía en la Universidad de Twente, en Países Bajos, y el segundo en Lund, en Suecia: “En ese momento, mi motivación eran los incendios forestales, los modelos matemáticos y la programación. Pero hicimos un viaje a Abisko y tuve mi primer contacto con las auroras boreales y el Ártico. Y ahí realmente brotó una semilla”.

Así que terminó el máster y, tras un verano inolvidable en Galicia, inició un doctorado europeo también conjunto entre las universidades de Aarhus y Edimburgo. “Son dos instituciones de prestigio y además podía hacer trabajo de campo en Groenlandia sobre emisiones de efecto invernadero. No podía decir que no. Y además de las estancias que hice allí durante tres años y medio, también viajé a otras zonas del Ártico y participé en cursos y conferencias en San Francisco, Alaska o Arizona. Viajar es lo que más me enriquece y esta profesión me da facilidades”, destaca.

Acabó su doctorado en 2018 y decidió quedarse en la universidad danesa como ‘postdoc’. “Además de encontrar un tema que me llena, tenemos libertad absoluta sobre lo que queremos trabajar y cómo hacerlo. Confían mucho en las personas y eso se agradece muchísimo”, subraya.

Durante este tiempo, Efrén ha realizado viajes continuos a Groenlandia, de hecho, aterrizó este jueves en su capital, Nuuk, para otra de sus periódicas estancias de trabajo. Llegó a residir allí durante dos años, en plena pandemia, tras conseguir financiación del Greenland Research Council: ”Todo estaba abierto y la vida era completamente normal. Parecía el mundo al revés”. Y ahora tiene su base en Copenhague, aunque su oficina está en la ciudad próxima de Roskilde.

“Groenlandia es naturaleza bruta y un laboratorio al aire libre increíble para temas de latitudes altas, cambio climático y ciclo de carbono. Me siento en casa. Es como mi tercer hogar después de Vigo y Copenhague”, asegura.

Efrén, en Nuuk, la capital de Groenlandia.

Efrén, en Nuuk, la capital de Groenlandia. / Cedida

En su proyecto actual trabaja con datos de las estaciones del Ártico que constituyen la red Interact, la más grande del hemisferio norte. “Intento cuantificar cuánto carbono se fija en la vegetación y en el suelo y cuánto se libera a la atmósfera. E integro esta información en modelos matemáticos que me permiten escalar desde un determinado número de estaciones hasta mapas espaciales de Groenlandia o de todo el Ártico, y también hacer predicciones sobre estas emisiones de efecto invernadero hasta final de siglo”, detalla.

Antes de este último viaje a Groenlandia, Efrén estuvo en Islandia y en la estación de investigación de Oulanka, en Finlandia, a solo diez kilómetros de la frontera rusa. Precisamente, a principios de año, el investigador vigués publicó en Nature Climate Change un artículo de enorme repercusión sobre el impacto de la guerra de Ucrania en la investigación.

Efrén, trabajando en Zackenberg, al este de Groenlandia.

Efrén, trabajando en Zackenberg, al este de Groenlandia. / Cedida

“Es la primera vez que uno de nuestros trabajos da un salto más allá del círculo habitual de investigadores. Me han entrevistado en la BBC, la radio pública alemana, medios de Dinamarca, Finlandia, EE UU e incluso de Japón. La red Interact incluye 60 estaciones y 17 están en Rusia, que ocupa la mitad del Ártico. Y el trabajo demostró que sin estos datos, a los que no tenemos acceso desde la invasión de Ucrania, nuestra visión ha sido tremendamente impactada”, subraya.

Una cuestión que cobra más valor teniendo en cuenta que el Ártico se está calentando “entre tres y cuatro veces” más rápido que el resto del planeta y que el deshielo permitirá la liberación de las enormes cantidades de carbono fijadas en el permafrost.

“Nunca voy a dar un mensaje catastrofista porque me gusta ver las cosas de forma positiva. Pero es verdad que los cambios en Groenlandia son muy evidentes en el último año y medio. Cuando estoy en Nuuk suelo practicar snowboard y en 2023 la temporada tuvo que empezar más tarde, llegamos a tener lluvia en medio de enero. Otro ejemplo, la temperatura en Oulanka por estas fechas está entre los -35 y los -25 ºC, pues la semana pasada estuvimos a 0-1 ºC. Teníamos que madrugar para poder recoger muestras de suelo con el frío que necesitábamos”, comenta todavía con asombro.

Con sus estudiantes, de expedición en Groenlandia.

Con sus estudiantes, de expedición en Groenlandia. / Cedida

El fenómeno de El Niño está dejando récords de temperaturas en el mar y atmosféricas. Este febrero no solo fue el febrero más cálido de la historia, sino que superó al marzo más cálido de la historia. No podemos seguir teniendo un récord tras otro y no hacer nada o, lo peor de todo, acostumbrarnos porque hay un límite”, advierte Efrén que también apunta a la “falta de motivación” de determinados países.

En unos días, cambiará los paisajes helados por “los paseos por Samil de buena mañana que dan vida”. Vigués y celtista “hasta la médula” aunque nació en 1988 en A Coruña, de donde es originaria parte de su familia, Efrén se considera en broma “la oveja negra” en cuestiones futbolísticas y confía en un cambio de rumbo tras el cambio de entrenador “para llegar tranquilos a final de temporada”. 

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