(Casi) Todo Tàpies

El Museo Reina Sofía de Madrid conmemora el centenario del artista con la mayor exposición retrospectiva que se haya hecho nunca sobre su obra

En una extensa superficie que ocupa diez grandes salas, se han distribuido 220 pinturas y esculturas de todas las etapas del pintor Antoni Tàpies, que ofrecen una completa visión panorámica de su obra. Durante el recorrido de la exposición se pueden apreciar las relaciones entre sus diferentes etapas y las superposiciones y repeticiones temáticas que hizo a lo largo de su vida. El título “La práctica del arte” se ha tomado del de la primera recopilación que se hizo de los escritos del artista, en los que reflexiona sobre el arte, y pretende además evocar los espacios de los ámbitos en los que compuso su obra entre 1943 y 2012.

Los inicios de Tàpies están vinculados a las vanguardias de los primeros años del siglo XX y su actividad dentro de Dau al Set, un colectivo en el que también estaban el poeta Joan Brossa y los pintores Cuixart y Tharrats. La primera sala de esta exposición recoge obras de sus años iniciales, sobre todo autorretratos inspirados en Matisse y Picasso y obras influidas por Miró, Max Ernst y Paul Klee. Ya aparecen aquí los símbolos que se van a mantener a lo largo de toda su trayectoria, como la cruz, junto a las escisiones y perforaciones frecuentes en sus obras, antes de añadir cualidades fantásticas y mágicas, y elementos geométricos.

Después de una estancia en París, donde conoció a Picasso y entró en contacto con las vanguardias, en los años cincuenta Tàpies empezó a experimentar con la materia con la que creó nuevas formas y en la que encontró un lenguaje propio. También con una nueva expresividad en la que predominan los colores ocres, grises y marrones. Es a partir de entonces cuando consigue sus primeros éxitos internacionales en las bienales de Venecia y São Paulo y en el MoMA y el Guggenheim de Nueva York. Para la Documenta de Kassel de 1964 realizó tres obras de grandes dimensiones que se han vuelto a reunir por primera vez en esta exposición. En los sesenta su obra se identificó con el compromiso político antifranquista, como sus protestas contra el juicio a opositores al régimen en el llamado Proceso de Burgos. Este posicionamiento tuvo su reflejo en obras como “A la memoria de Salvador Puig Antich”. En esta década realizó la serie de dibujos dedicados a su esposa Teresa, a los que esta exposición dedica un espacio propio. También incorpora elementos reconocibles de la realidad exterior mientras va cobrando cada vez más importancia la presencia del cuerpo humano. Durante los primeros años de la transición a la democracia comenzó sus experimentos con barnices y orientó su obra hacia las culturas orientales. “Jeroglíficos” y “Celebración de la miel” fueron creados entonces. En los años finales de su vida, abatido por la enfermedad y consciente de la proximidad de la muerte, sus lienzos reflejan sentimientos de nostalgia y de abatimiento.

Pese a las diversas opiniones que se han hecho sobre su obra, identificándola con la abstracción, Tàpies siempre se ha considerado un pintor realista para quien el arte es una herramienta al servicio de la sociedad y del compromiso. En “Dukkha” expresa el sufrimiento provocado por la limpieza étnica derivada de la guerra de Yugoslavia.

  • Título: "Antoni Tàpies. La práctica del arte"
  • Lugar: Museo Reina Sofía. Madrid
  • Fecha: hasta el 24 de Junio

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