Mujeres fuera de serie

La madre que borra fronteras

Luisi Motta es la fundadora y presidenta de la Asociación Madres Latinas de Vigo. Durante más de 20 años, esta fisioterapeuta peruana ha tendido puentes para favorecer la integración de familias inmigrantes y, al mismo tiempo, mostrado a los gallegos la riqueza de las diversas culturas

Luisi Motta, en la sede de la Casa da Muller, donde se reúne la asociación Madres Latinas de Vigo

Luisi Motta, en la sede de la Casa da Muller, donde se reúne la asociación Madres Latinas de Vigo / Alba Villar

Amaia Mauleón

Amaia Mauleón

Luisi Motta nació en Lima (Perú) pero reside en Vigo desde hace más de 45 años y ama esta ciudad con todo su corazón. Esta mujer supo mirar más allá de su propia historia y, desde su llegada, se fijó en las dificultades que encontraban otras familias latinas para vivir en un nuevo país. Y decidió actuar. De aquella iniciativa nació la Asociación Madres Latinas de Vigo, liderada por Luisi, que ha realizado una labor excepcional a lo largo de más de veinte años.

Además, Luisi ha sido Subdelegada Diocesana de las Migraciones desde 2012 hasta 2022, desde donde también abordó la integración y el apoyo de los inmigrantes.

Y no para. Luisi sigue ideando nuevas iniciativas, estrechando vínculos con las distintas administraciones y tendiendo puentes entre familias gallegas y latinas. Todo para alcanzar su principal objetivo: “Que todo inmigrante se sienta orgulloso de serlo”.

  • ¿Quién soy?

    “Una mujer sin miedo a la vida y a la que enseñaron a valorar las cosas desde niña”

A Luisi el impulso por ayudar a los demás le brota de manera natural. Ella dice que tuvo mucho que ver su familia, muy religiosa, y también los valores que desde niña le inculcaron las Girl Scout.

La segunda de cinco hermanos, estudió en Lima en el Colegio María Auxiliadora. Su padre era policía y trabajaba en el Palacio de Gobierno de Perú. Falleció joven y su madre se quedó viuda con los cinco hijos pequeños. “Siempre tuvimos el apoyo de mis abuelos y tíos; vengo de una familia muy unida y nos ayudamos entre todos”, agradece.

Su madre fue un gran ejemplo para Luisi. Trabajaba en el área sanitaria y ella la recuerda “por las noches siempre estudiando en un rincón del salón”. Luisi siguió sus pasos formándose como fisioterapeuta, primero en Lima y luego en Nueva York, donde residía con unos familiares.

Luisi Motta, en la sede de la Casa da Muller, donde se reúne la asociación Madres Latinas de Vigo

Luisi Motta, en la sede de la Casa da Muller, donde se reúne la asociación Madres Latinas de Vigo / Alba Villar

Antes de fallecer su madre, Luisi realizó con ella un largo viaje por Europa para ver a algunos de sus hermanos: Roma, Berlín, París… Y España. “Mi madre quería que yo estudiara Medicina y cuando vinimos a España me matriculé en Madrid y vivía en la Residencia Universitaria Femenina pero no era lo que yo realmente quería y terminé haciendo unos cursos en Filosofía y Letras”, cuenta.

En Madrid se enamoró de un chico de Vigo y así fue como Luisi terminó viviendo en la ciudad olívica, donde se instaló definitivamente y nacieron sus dos hijos.

Motta comenzó trabajando en diversas clínicas como fisioterapeuta y asegura que no se sintió nunca desamparada ya que conocía a gente en la ciudad. “Nunca me sentí extranjera en Vigo aunque cuando me llamaban para hacer alguna suplencia sí me encontraba con gente que me discriminaba”, confiesa.

“Algunas madres nos dimos cuenta de que en los colegios los niños inmigrantes sufrían muchas veces rechazo; no nos podíamos quedar de brazos cruzados"

Pero fue por las dificultades de sus hijos para integrarse por la que las madres latinas decidieron unirse y actuar. “Algunas madres nos dimos cuenta de que en los colegios los niños inmigrantes sufrían muchas veces rechazo; no nos podíamos quedar de brazos cruzados y decidimos que había que hacer algo”, recuerda.

Ese fue el germen de la Asociación Madres Latinas de Vigo, un grupo de mujeres de distintos países unidas por el deseo de lograr la plena integración, sin renunciar a su esencia, y ver a sus hijos crecer felices. “Sentíamos que a la gente le daba miedo comunicarse con el emigrante, por eso decidimos hacer de la comunicación nuestra principal herramienta”, explica Motta. Esto se tradujo en charlas en colegios sobre las diferentes culturas latinas, formación para padres en la diversidad, cursos diversos de danza o canto para que las madres latinas y las gallegas compartieran tiempo y se difuminaran las invisibles barreras, así como numerosas actividades de encuentro con otras asociaciones. Incluso editaron dos libros con recetas de madres de los diversos países que forman la asociación para mostrar su rica gastronomía.

“Vigo es una ciudad con mucha gente buena y gracias a mi trabajo encontré a numerosas personas que me ayudaron a ayudar: abogados, profesores, psicólogos... que colaboraban de manera puntual y altruista con las familias que lo precisaran”, agradece. Actualmente, la asociación cuenta con 124 integrantes de catorce países.

Luisi, al mismo tiempo, siguió formándose en este camino que había iniciado. Así, realizó un postgrado sobre Género y Educación en la Universidad de Vigo; un curso de Capacitación y Actualización en Políticas y Gobernabilidad de las Migraciones Internacionales en la Universidad de A Coruña y un curso de Mediadora Intercultural y Sanitaria, entre otros.

“No me considero una súper mujer; luché como todas y aprendí de muchas madres, de su coraje y su valentía y me hice más humana, más empática y asertiva”

“No me considero una súper mujer; luché como todas y aprendí de muchas madres, de su coraje y su valentía y me hice más humana, más empática y asertiva”, considera. “A mí el emigrante me ha enseñado a ser mejor persona y a fortalecerme y quiero que se valore esa palabra: ‘Emigrante’, que nadie se avergüence de ella, sino que nos sintamos realmente orgullosos de lo que somos”.

Asegura que actualmente queda todavía mucho trabajo por hacer ya que sigue habiendo casos de discriminación. “Nos encontramos con muchos problemas con adolescentes; es una discriminación más silenciosa, pero existe igualmente”, lamenta. También silenciosa ha sido muchas veces la labor de estas madres en Vigo. “Nos avisan por ejemplo desde el hospital si ingresan a un emigrante y ven que se encuentra solo y nos organizamos para acompañarlo”, comenta. “Ayudar a los demás es lo más satisfactorio que hay”, aconseja.

Durante estos años, Luisi ha conocido a mucha gente y vivido grandes experiencias. “Una de las más entrañables fue en 2007 cuando una madre viguesa y yo fuimos elegidas para llevar la ‘llama scout’ a Nueva York desde Vigo con motivo de los 100 años de esta institución”, destaca la presidenta.

Luisi Motta, en la sede de la Casa da Muller, donde se reúne la asociación Madres Latinas de Vigo

Luisi Motta, en la sede de la Casa da Muller, donde se reúne la asociación Madres Latinas de Vigo / Alba Villar

La fisioterapeuta fundó también, junto a su compatriota Ana María Tolmos y el apoyo de la parroquia del Perpetuo Socorro, la Hermandad Peruana en Galicia del Señor de los Milagros en el año 2003. “El Señor de los Milagros es el patrón del Perú pero también el de los Inmigrantes”, relata Motta.

En el año 2012 organizaron la primera procesión del Señor de los Milagros en Vigo. “Vinieron peruanos de casi toda Galicia y ese mismo año nombramos cinco delegaciones de nuestra Hermandad para Lugo, A Coruña, Cambados, Santiago de Compostela y Burela”. Y ya en el año 2014 participaron por primera vez en la Semana Santa Viguesa. “Fue la primera vez que una Hermandad de Inmigrantes salíamos a procesionar; no solo en Galicia, sino que fuimos los primeros de toda España y desde entonces todos los años nos llaman para que participemos”, asegura con orgullo. También es miembro del Coro de Migrantes Alma Corazón y Vida. “Cantamos todos los domingos en la Parroquia de San José Obrero y Santa Rita”, apunta.

Luisi es una mujer repleta de energía. Además de todas las labores que realiza para la asociación y del tiempo que dedica a su familia, sobre todo a su nieta de 8 años, ella no deja de aprender y de ilusionarse. Ha estudiado piano durante tres años y quiere retomar las clases de baile. A Perú ya viaja muy poco: “Ahora es muy triste porque vas a visitar sobre todo las tumbas de los que ya no están. Yo soy muy limeña pero mi país es España y mi ciudad, Vigo”, concluye.

Las pioneras: Nani D'aolio, una vida de ayuda a las mujeres emigrantes

Nani D'aolio

Nani D'aolio / Cedida

Nani D'aolio (Guastalla, Italia, 1944- Madrid, 2005) dedicó gran parte de su vida a ayudar a miles de mujeres emigrantes.

Ella misma emigró con su familia a Argentina con solo 3 años. Se licenció en Derecho y fue delegada en el Primer Congreso de Mujeres celebrado en Moscú. Permaneció en Argentina hasta el golpe militar encabezado por el general Videla cuando, por su vinculación con la izquierda política, decidió establecerse en España.

En 1991, cuando la inmigración era aquí un fenómeno todavía incipiente, empezó a diseñar programas de atención y a prestar ayuda a las mujeres inmigrantes. Aglutinó grupos de mujeres latinoamericanas y españolas en iniciativas feministas y creó la asociación “Mujer y Sociedad”, con Mercedes Roig, una histórica del feminismo en España.

La asociación colaboró también con la Administración en la gestión de “cupos”, el primer intento de regularizar la bolsa de trabajadores no documentados llegados en los 80 y los 90 del siglo XX.

Publicó diversos estudios como “Inmigración en España: femenino y plural” y “De vuelta a casa”.

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