¡Maestras!

Una exposición en el Thyssen-Bornemisza reivindica la obra de mujeres artistas marginadas desde el siglo XVI al XX

A lo largo de la historia del arte la mujer ha sido utilizada como modelo en todas las épocas, aunque su presencia como creadora ha sido una excepción. Plinio el Viejo llega a mencionar a ocho mujeres artistas, la mayoría hijas de pintores, mientras Giorgio Vasari cita hasta 15 en la segunda edición de sus “Vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos” (1568). Durante la Edad Media, en los gremios era frecuente la presencia de artistas mujeres, si bien su trabajo era muchas veces firmado por hombres, y en los Países Bajos y el norte de Francia, hacia 1480 las mujeres llegaban a cubrir hasta el 25 por ciento de las plazas en los talleres. Junto a estos datos, recientes investigaciones han demostrado que las mujeres artistas no fueron tan pocas como parece sino que su ausencia estuvo marcada por consideraciones relacionadas con los modelos de sociedad patriarcal de cada época. Las reivindicaciones del feminismo de este primer tercio del siglo XXI han obligado a los museos a revisar los principios sobre los que valoran las obras que se exponen en sus salas y a sacar de los almacenes cuadros que permanecían ignorados por estar firmados por mujeres y a exhibirlos en sus colecciones permanentes o en muestras temporales y/o itinerantes. Museos como El Prado han dedicado exposiciones a recuperar figuras como Clara Peeters (2016), Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana (2019) y a organizar exposiciones como “Invitadas” (2021), con obras de Rosario Weiss, Elena Brockmann y Aurelia Navarro. El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza también dedicó en 2011 una exposición, “Heroínas”, para recuperar la obra de algunas mujeres ignoradas como Mary Beale, Elisabeth-Louise Vigée Lebrun, Elin Danielson-Gambogi, Marie Bashkirtseff y sobre todo Artemisia Gentileschi. Este museo acaba de abrir ahora “Maestras”, otra exposición dedicada a mujeres artistas con un centenar de piezas. Pinturas, esculturas y obras sobre papel y textil desde finales del siglo XVI hasta los primeros años del XX. La exposición se vertebra sobre los periodos históricos, los géneros y los temas que evidencian cómo estas artistas abordaron las cuestiones candentes de su época y tomaron posición ante ellas.

La exposición se ha organizado en ocho apartados que recogen aspectos relacionados con el papel de la mujer en el arte. La primera sala remite al debate que tuvo lugar en Europa, desde finales del siglo XIV hasta la Revolución francesa, sobre el derecho de las mujeres al acceso al conocimiento y a la política. Se muestran obras de figuras bíblicas femeninas y heroínas de la Antigüedad que simbolizan la victoria femenina sobre los agravios: “Judit con la cabeza de Holofernes” (1600), de Lavinia Fontana; “Judit y su criada” (1618-1619), “Susana y los viejos” (1623), de Artemisia Gentileschi, “Porcia hiriéndose en el muslo” (1664), de Elisabetta Sirani.

MAESTRAS!!!

"Bodegón con flores", Clara Peeters (1611). / FDV

Un segundo apartado recoge obras de artistas centradas en naturalezas muertas, como bodegones con insectos, a cargo de artistas-científicas como Maria Sibylla, Fede Galizia o Clara Peeters. A continuación se muestran obras de artistas relacionadas con la Ilustración. La producción de las mujeres de este periodo se centró en el retrato y en escenas neoclásicas. Hay aquí obras de Angelica Kauffmann, Adélaïde Labille-Guiard o Victoria Matín Barhié.

En el apartado de orientalismo y costumbrismo, centrado en los colonialismos del siglo XIX, también las mujeres se sintieron atraídas por el exotismo y el mundo rural a los que aportan experiencias de proximidad con las mujeres de estos mundos. En este apartado se sitúan las obras de Rosa Bonheur, Henriette Browne y las españolas Alejandrina Gessler y Maria Blanchard.

La exclusión de las mujeres en las Academias las obligó a buscar su formación en escuelas privadas. En este periodo las artistas se centran en la representación de mujeres trabajadoras tanto en tareas tradicionales como en nuevos oficios y profesiones: “Las lavanderas” (Marie-Louise Petiet), “Las amas de casa” (Llüisa Vidal), “La zapatería” (Elizabeth Sparhawk-Jones).

La maternidad es uno de los temas centrales y más bellos de la exposición porque son las propias mujeres las que plasman sus sentimientos al margen del discurso patriarcal. Destacan “Desayuno en la cama” de Mary Cassatt, “Ver Sacrum (Autorretrato con su hijo Peter)” de Elena Luksch-Makowsky, “Maternidad, media figura” de Paula Modersohn-Becker o la más conocida “Maternidad” de Tamara de Lempicka, junto con esculturas de Käthe Kollwitz y Emy Roeder.

"Maternidad", Paula Modersohn-Becker (1906)

"Maternidad", Paula Modersohn-Becker (1906). / FDV

La muestra termina con la sección “Emancipadas”, con importantes aportaciones de mujeres artistas a las vanguardias. Camille Claudel, Helene Funke, Natalia Goncharova, Frida Kahlo o Maruja Mallo son algunas de las artistas representadas en este cierre de la exposición.

Tras su exhibición en Madrid, la muestra viajará al Arp Museum de Remagen, en Alemania.

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