El cielo del verano astronómico gallego

El astrónomo José Ángel Docobo explica qué podemos contemplar en el firmamento por las noches, en qué fechas se producen los mejores espectáculos y cuáles son los lugares ideales para la observación

Panorámica de 200º de visión nocturna del Observatorio Astronómico de Forcarei, en la que se aprecia la Vía Láctea.

Panorámica de 200º de visión nocturna del Observatorio Astronómico de Forcarei, en la que se aprecia la Vía Láctea. / Óscar Blanco

Las noches de verano, más cálidas y cortas que las del resto del año, animan a contemplar el cielo para observar el espectáculo galáctico protagonizado por estrellas, planetas y lluvias de meteoros. Consultamos al astrónomo José Ángel Docobo, director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller y profesor emérito de la Universidad de Santiago de Compostela, sobre los hechos y fenómenos que podemos explorar mirando al firmamento, las fechas en que se producen y los lugares recomendados para una mejor visualización en Galicia.

Durante toda la estación se puede ver sin dificultad el llamado triángulo de verano, asterismo típico de esta época, formado por las estrellas brillantes Vega (constelación de Lira), Deneb (en la del Cisne) y Altair (en la de la Lira).

Mejores condiciones de oscuridad son necesarias para contemplar en todo su esplendor el hermoso espectáculo que representa la observación de la Vía Láctea, la Galaxia (se emplea la mayúscula cuando nos referimos a nuestra galaxia) extendiéndose desde Casiopea hasta el Escorpión y el Arquero y pasando exactamente por el triángulo de verano. Si se dispone de telescopio, se aconseja dirigirlo hacia el cúmulo globular de Hércules, la nebulosa del anillo de la constelación de la Lira, la estrella doble Albiero en el Cisne, la estrella doble-doble épsilon de la Lira y, por supuesto, los planetas.

En cuanto a estos últimos, Venus seguirá siendo el lucero vespertino hasta comienzos de agosto, pasando luego a lucero del alba antes de la salida del sol, Marte se irá poniendo cada vez más temprano a lo largo del verano, Saturno comenzará a ser visible a primeras horas de la noche desde finales de agosto y Júpiter tardará más en dejarse ver, por lo que el astrónomo Docobo recomienda: “mejor esperar a septiembre o quedarse más tiempo observando en agosto”.

El fenómeno astronómico más famoso de verano es el protagonizado por las Perseidas, la lluvia de estrellas por excelencia aunque no la más intensa. Este año cuadra bien la fase de la Luna, de modo que la luz de nuestro satélite no nos va a estorbar para contemplar las conocidas popularmente como lágrimas de San Lorenzo. La mejor noche para asistir a este espectáculo será la del 12 al 13 de agosto. Los pronósticos hablan de unos cien meteoros/hora cuando el radiante (que está en la constelación de Perseo) esté suficientemente alto, aunque entre ellos hay muchos muy débiles solo observables desde lugares muy oscuros. “La mejor manera de tratar de observar las Perseidas es estar tumbado mirando hacia el este a primeras horas de la noche, esperando que el radiante (que sale en Galicia a media noche) se vaya elevando”, indica Docobo. “Hablamos de observaciones a simple vista, como lo es también la identificación de constelaciones con ayuda de un planisferio, práctica muy interesante, a poder ser sin Luna”, añade.

Mejores observatorios

“En los últimos tiempos la contaminación lumínica se ha convertido en el principal enemigo de la astronomía, incluso más que la nebulosidad”, indica Docobo. Por todos es sabido que los mejores lugares para observar el cielo estrellado están fuera de las ciudades e incluso de los pueblos. Sin embargo, este astrónomo aconseja no olvidar la “astronomía urbana”, ya que incluso desde una terraza con poca luz incidente se pueden ver a simple vista bastantes elementos existentes en el cielo nocturno, muchos más si disponemos de unos prismáticos o de un pequeño telescopio.

Una lluvia de estrellas, en este caso de las Perseidas, el pasado verano en A Veiga

Una lluvia de estrellas, en este caso de las Perseidas, en A Veiga / Brais Lorenzo

Para encontrar un cielo oscuro en el que observar objetos débiles, lo mejor es salir al campo o, para quien lo tenga cerca, acudir a alguna de las cumbres y lugares emblemáticos que tenemos en Galicia, tal y como expone Docobo. Sus propuestas son, en la zona de las Rías Baixas, la Curota, en O Barbanza; O Xiabre, cerca de Catoira; los montes de Cotobade y Forcarei; A Peneda en Arcade y O Galiñeiro, al sur de Vigo. En la comarca coruñesa recomienda las Fragas del Eume y Monfero; la zona de Punta Nariga en Malpica; el contorno de Curtis y Sobrado, mientras que en Terras de Compostela menciona el Pico Sacro; el alto de Agrelo en Teo; y el monte de San Marcos en Ames y el de San Bartolomeu en Santa Comba.

En la parte interior hay innumerables lugares para disfrutar del cielo nocturno, como las tierras de A Fonsagrada, Ancares, la zona de Melide-Palas, O Xurés o las alturas de Trevinca, entre otras.

A día de hoy tenemos en Galicia seis Destinos Turísticos Starlight: A Veiga en Ourense, Muras en Lugo, Illas Atlánticas y Lalín este en Pontevedra, y Costa da Morte y Mariñas Coruñesas en la provincia de A Coruña. “Desde lugares situados en estos parajes el cielo gallego es maravilloso en cualquier época del año”, manifiesta Docobo.

Cómo contemplar el cielo

A la hora de explorar el cielo por la noche hay que diferenciar entre aquellos objetos susceptibles de ser observados a simple vista y los que requieren de la ayuda de prismáticos o pequeños telescopios para ser contemplados. Éstos últimos aparatos “son también recomendables si queremos ver detalles como por ejemplo cráteres lunares, la fase de Venus, los satélites galileanos de Júpiter, los anillos de Saturno o incluso alguna estrella doble, pero siempre hay que pensar que podemos ver cosas interesantes en el cielo sin tener que comprar nada”, comenta Docobo. Este astrónomo recomienda el libro “Astronomía a simple vista”, escrito por Ramón María Aller, cuya versión en gallego se publicó el 1936 con el título “Astronomía a ollo ceibe”. Fue reeditado ochenta años después con motivo del 50 aniversario de la muerte del pionero de la investigación astronómica en Galicia, presbítero, catedrático de Astronomía y matemático Aller Ulloa.

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Federación Gallega de Astronomía / Actividad “starlight” en las islas Cíes.

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Un grupo de profesores de la Universidad de Santiago coordinan un proyecto que busca aprovechar la belleza asociada a los últimos crepúsculos de la costa de Europa

Promover la contemplación de las puestas de sol como una forma de turismo única, sostenible e integradora del Espacio Atlántico es el objetivo del proyecto Atlantic-Sunset, coordinado por los profesores de la Universidad de Santiago de Compostela Ángel Miramontes, Jorge Mira y Rubén Lois.

El consorcio integrado por ocho instituciones de cuatro países y liderado por la Fundación Centro de Estudios Rexionais Galicia-Norte de Portugal (CEER) ha obtenido más de un millón de euros de financiación en el marco del programa Interreg Espacio Atlántico 2021-2027, cuyo objetivo es apoyar iniciativas innovadoras que contribuyan al crecimiento de la zona atlántica mediante acciones conjuntas y el intercambio de buenas prácticas.

El proyecto Atlantic-Sunset, asentado en la experiencia de diferentes grupos de investigación en los ámbitos de la física y la geografía, busca “aprovechar no solo la belleza natural asociada a las mejores y más particulares puestas de sol del Atlántico, sino también identificar y valorizar los recursos endógenos locales asociados al sol y que se convierten en un reclamo patrimonial”, explican.

La base del proyecto fue un estudio científico que el catedrático de Electromagnetismo Jorge Mira realizó sobre las últimas puestas de sol de Europa. Gracias a su trabajo, se identificaron puntos estratégicos en Galicia y el Norte de Portugal para la contemplación de los últimos crepúsculos continentales. Así, en el marco de Atlantic-Sunset se vinculará la investigación sobre las últimas puestas de sol con su coincidencia simbólica e histórica con el finis terrae gallego y francés, el land’s end del Reino Unido y sus equivalencias en los casos irlandés y noruego, además de “afinar lugares en otras geografías donde sucede tan particular evento”, añaden.

“Esto sucede en ciertas localizaciones extremas del continente y de las islas con una estacionalidad muy determinada, convirtiéndolo en un espectáculo que cada año atrae a más y más turistas llamados por la creciente demanda del astroturismo”, aseguran.

La investigación permitirá ahondar en los crepúsculos más emblemáticos del Espacio Atlántico, los lugares donde el sol se pone más tarde uno o más días durante el año, además de analizar su impacto en el turismo, en la cultura y en la actividad económica. De este modo, se identificarán algunos de los mejores lugares para disfrutar del momento del ocaso, se llevarán a cabo estudios de colaboración con las comunidades locales, agentes turísticos y otros agentes de desarrollo, y se elaborará un plan turístico que se comercializará entre las redes de visitantes potenciales.

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