El naval gallego lidera la terna de candidatos para renovar 50 oceanográficos solo en la UE

European Marine Board, donde participan IEO y Cetmar, estima que la mitad de los barcos actuales han de reemplazarse a corto y medio plazo

Armón y Freire, con siete en cartera

Botadura del "Odón de Buen".

Botadura del "Odón de Buen". / Alba Villar

Lara Graña

Lara Graña

El Dana IV es, a día de hoy, el mayor buque de investigación oceanográfica de Dinamarca. Adscrito a la Danmarks Tekniske Universitet (DTU), roza los 80 metros de eslora y 15 metros de manga, con capacidad para 38 científicos y tripulantes. Fue construido por el desaparecido astillero local Aarhus Flydedok –cerró en 2003 tras declararse en bancarrota–, entregado en el ya lejano 1981. Aunque su reemplazo está en camino: el consorcio Dansk Dana Konsortium (formado por las oficinas técnicas Knud E. Hansen y Odense Maritime Technology) ya ha realizado el diseño y la consultora de ingeniería OSK-Shiptech se encargará de gestionar su ejecución. El nuevo barco se llamará Dana V, utilizará un sistema de propulsión híbrido de biodiésel y baterías y la licitación para elegir astillero se lanzará a mediados de año, como confirman desde la ciudad de Kongens Lyngby. Es una clara opción de negocio para los astilleros gallegos. Singularmente, para dos de ellos: Grupo Armón (Armón Vigo y Astilleros Ría de Vigo) y Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard). Pero en absoluto es la única, porque la mitad de los 99 barcos científicos solo de Europa deberán ser reemplazados a corto y medio plazo.

Así lo apunta la ingeniera naval y directora científica de la European Marine Board (EMB), Paula Kellett, en declaraciones a FARO. “Considerando solo el baremo de la edad [de los barcos], aproximadamente la mitad de la flota oceanográfica ya ha alcanzado la vida media recomendada para el reemplazo o está a punto de hacerlo”, detalla. La EMB, un foro de máximo nivel a nivel europeo para la investigación oceánica en la que participan el Instituto Español de Oceanografía (IEO) o el Cetmar, comparte el criterio de expertos en ingeniería de que, alrededor de los 30 años, una embarcación de estas características ha alcanzado el umbral de obsolescencia científica o técnica. Aunque no siempre se opta por unidades de nueva construcción y es habitual la ejecución de proyectos de refitting (reforma integral), como al que fue sometido el Aranda de Finlandia. Lo gestiona el Suomen Ympäristökeskus (SYKE, instituto finlandés de medio ambiente). El Aranda, con 66,3 metros de eslora por 13,8 metros de manga, fue construido en 1989 por Wärtsilä en Helsinki. En 2017 subió a las gradas de Rauma Marine Constructions, donde fue sometido a un alargamiento de siete metros y a la mejora de todo el laboratorio. En 2030, eso sí, el gobierno nórdico empezará a preparar su jubilación.

También optó por una reforma a fondo el Instituto Português do Mar e da Atmosfera (IPMA), porque su oceanográfico Mário Ruivo es una embarcación del año 1986. Se construyó para la Royal Navy británica y fue adquirido por Lisboa gracias al programa de subvenciones EEA Grants (Islandia, Liechtenstein y Noruega); en 2020 recibió equipamiento científico nuevo y es, con más de 75 metros de eslora, la referencia en investigación marina de Portugal. Del que no se conocen planes de renovación o reforma es del Mare Nigrum, adscrito al Institutul National de Cercetare-Dezvoltare pentru Geologie și Geoecologie Marina (GeoEcoMare) de Rumanía. Construido en 1971 como un arrastrero congelador para la armadora también rumana Intreprinderea de Pescuit Oceanic, fue modificado a principios de este siglo en el astillero local Mangalia (ahora de Grupo Damen). Tiene 82 metros de eslora por 13,6 metros de manga, con capacidad máxima para 50 personas a bordo; ha realizado más de 2.400 expediciones en el Mar Negro, con misiones científicas en aguas nacionales de Bulgaria, Ucrania, Georgia o Turquía.

Las bazas

Solo Rusia, con una industria fuertemente subsidiada, superó al tándem Armón-Freire en nuevos contratos de oceanográficos el año pasado, como publicó este periódico. De modo que, al margen del condicionante de los plazos –por la actual carga de trabajo de ambos–, ningún otro constructor a nivel global suma sus credenciales. Lo prueba su catálogo de trabajos realizados y, por supuesto, su cartera. El equipo que dirige Santiago Martín, entre las instalaciones de Armón y las antiguas de Barreras, está en fase de ejecución de oceanográficos para el IEO español (Odón de Buen), Nueva Zelanda (Kaharoa II), Islandia (Þórunn Þórðardóttir), Países Bajos (Anna Weber-Van Bosse) y las Azores. En Freire Shipyard están en distintas fases de construcción el David Packard (para el MBARI, de Estados Unidos) y otro para el Institut Français de Recherche pour l’Exploitation de la Mer (Ifremer). Además de los múltiples encargos adicionales que tienen los dos astilleros, con pesqueros de última generación, superyates de exploración o ferris.

Ejemplos

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