Los fondos europeos que tienen que ayudar en la recuperación económica pospandemia y en la transformación del sistema productivo se han convertido, de manera indirecta, en un nuevo quebradero de cabeza ante la tardanza de su puesta en marcha. Es la crítica que hacen distintas patronales gallegas, que se muestran frustradas e impacientes al ver cómo las empresas están paralizando proyectos de inversión, conscientes de que dichas iniciativas serán más económicas cuando se disponga de los fondos. El resultado, critican fuentes industriales, es que “los Next Generation están teniendo un efecto disuasorio sobre las inversiones”.
“Proyectos que ya había se están aplazando a la expectativa de los Next Generation”, explica el presidente del Clúster da Madeira e do Deseño de Galicia, José Manuel Iglesias. “En condiciones normales, esas inversiones ya se habrían llevado a cabo”, añade. Su crítica, similar a la que trasladan a FARO los representantes de distintas patronales de la comunidad, es que hay un “efecto perverso” consistente en “una sequía provocada artificialmente por el Gobierno”. Y remacha: “Cuando comunicas una medida y tardas en ejecutarla, estás distorsionando el mercado”.
Más contundente se muestra el presidente del Clúster Turismo de Galicia, Cesáreo Pardal. “Nos han vendido humo”, protesta. “Estamos a finales de agosto y no ha salido absolutamente nada”, critica el representante de un sector para el que la temporada estival es decisiva. Pardal reconoce que el sector está “facturando bien” ante la recuperación del turismo, pero alerta: “Es muy preocupante que una empresa quiera crecer y no sepa cuáles son sus líneas de financiacación”. Habla, en concreto, de que en Galicia hay proyectos “de cantidades importantes”, tanto en litoral como en interior, que están “paralizados a la espera de ayudas” y señala que “en Galicia hacen falta proyectos tractores, como la rehabilitación del Monasterio de Oia, que va a ser un revulsivo para el Baixo Miño”.
“Hay una ‘sequía’ provocada por el Gobierno”
El gerente del Clúster TIC Galicia, Roberto Pérez, explica que su sector se ve afectado por partida doble ya que, por un lado, las empresas de las tecnologías de la información y la comunicación están dejando “pendientes muchos proyectos estratégicos” y, por otro, el suyo es el sector que está llamado a digitalizar a los demás. “En las pymes sí que está el kit digital, pero está llegando por cuentagotas; los grandes proyectos de digitalización están parados”, lamenta.
Una de las industrias que tiene paralizados proyectos de inversión en esta materia es la textil. Alberto Rocha, secretario general de Cointega, la patronal del sector, critica que estas tardanzas están provocando “pérdida de volumen de negocio y pérdida de rentabilidad, salvo en las empresas muy grandes”. Y advierte: “Es un momento muy crítico porque, si no se le da la vuelta a esto, hay empresas que se pueden quedar abocadas al cierre”.
Distintos representantes sectoriales consultados por este periódico protestan por el hecho de que a la demora de los fondos europeos se suma “una serie de noticias negativas de cara a cómo va a ser el otoño y el invierno”, lo que hace que los empresarios estén en una “situación de incertidumbre”.
“Se defraudaron las expectativas que se habían generado”
Precisamente para “agilizar la recepción de las ayudas”, la patronal metalúrgica, Asime, organizó en los últimos meses sendos foros en A Coruña y Vigo, con la participación de personalidades como la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, o la titular de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. El presidente de Asime, Enrique Mallón, reconoce que “hay decepción porque no están llegando los fondos y ni siquiera se están aprobando proyectos importantes”. Con todo, considera que “después del verano tendrán que empezar a llegar porque el tiempo apremia y una dificultad añadida va a ser el poco tiempo que va a haber disponible para concurrir”. “Hubo mucha ilusión al principio, pero prácticamente no se ha recibido nada”, lamenta Mallón.
