CÁDIZ 2 - 2 CELTA

La enésima ventaja desperdiciada

El Celta desaprovecha dos goles a favor en Cádiz y cede un empate en el último minuto ante un rival directo por la permanencia

Aspas y Williot marcaron para un equipo que renunció a llevar la iniciativa con la pelota

El Celta dejó escapar ayer en Cádiz una gran oportunidad para sentenciar media permanencia en Primera División. Vencía por 0-2 a la hora de partido ante un rival que acumulaba veintiuna jornadas sin ganar y las cinco últimas sin anotar un gol. Parecía que por fin el conjunto celeste se agarraría a la tabla de la salvación y ya no la soltaría hasta comprobar el hundimiento de los tres rivales andaluces que cierran la tabla clasificatoria. Pero el equipo de Rafa Benítez no parece dispuesto a facilitar a su afición un final de temporada tranquilo, y en otra exhibición de autodestrucción permitió que el equipo gaditano recortase diferencias poco después e igualase el marcador en el minuto 99, en la penúltima jugada del partido. Los amarillos, ayer de azul celeste, neutralizaban así el gran gol de Iago Aspas en el minuto 10 y el tercer tanto de la temporada de Williot Swedberg en el 58. Como le ocurriera la semana pasada ante el Barcelona, la anterior frente al Getafe, y en otras muchas ocasiones más en lo que va de curso, el Celta se echó atrás para defender la renta y finalmente se quedó con medio botín y traspuesto, cariacontecido, sin saber qué le está pasando y pensando en que la próxima jornada le espera otra final en Balaídos. Esta vez será ante un Almería que como colista tiene poco que perder ya y mucho que ganar, como demostró el sábado ante el Atlético de Madrid, que no pasó del empate a pesar de adelantarse en el marcador en dos ocasiones. El coliseo vigués someterá de nuevo a examen a un equipo inconsistente, frágil y confundido, pero también a un entrenador que cada día está más cuestionado por la afición después de prometer que el Celta no pasaría agobios en la temporada del centenario. Ha sido incapaz Benítez de cambiar la negativa dinámica heredada, pese a disponer de los mayores recursos económicos en la historia del club, ofreciendo una apuesta futbolística empobrecida que se ha reducido a esperar al rival e intentar ganar al contragolpe en las escasas ocasiones de gol que genera. Tampoco ha sido capaz de solucionar el técnico madrileño las situaciones de pánico de sus futbolistas en la recta final de los partidos que conducen, como ayer, a encadenar otra jornada sin ganar. Pocas directivas resisten un balance de cuatro victorias en 26 jornadas sin adoptar medidas drásticas para intentar cambiar una dinámica que pone en peligro el proyecto deportivo.

Llegados a este punto, da igual el dibujo táctico que elija Benítez. Su equipo siempre juega a lo mismo: a contener y esperar la oportunidad para salir a la contra. El plan se repitió ayer ante un Cádiz que asumió el partido como una final por la permanencia. Benítez apostó por un once similar al que opuso ante el Barcelona, con los cambios de Manquillo por Mingueza, de Unai Núñez por Carlos Domínguez y de Manu Sánchez por Ristic. Por delante de la línea de cuatro defensas, De la Torre, Tapia, Beltrán y Allende formaban el segundo dique de contención, con Larsen y Aspas en ataque. A pesar de presentar un once más ofensivo que en las anteriores visitas a Osasuna o Getafe, el Celta siguió el mismo guión: se plantó en su campo y permitió que el rival entrase por las bandas en busca de centros que pusiesen en apuros a Guaita, como el cabezazo de Juanmi en el primer minuto. El balón tocó por encima del larguero.

Las llegadas de los cadistas por su banda derecha se repitieron con insistencia hasta que a los diez minutos el Celta logró enlazar más de dos pases por primera vez. Manu Sánchez sirvió a Luca de la Torre, que entraba por el costado izquierdo, centró raso hacia el área, donde Larsen dejó pasar el balón para que le llegase franco a Iago Aspas. El moañés enganchó un zurdazo con el interior que se fue pegado al palo de la portería de un Ledesma que nada pudo hacer para impedir el primer gol del partido.

El Celta aprovechaba su primera llegada para asestar un duro golpe a un equipo que sintió los efectos de verse por detrás en el marcador en un partido en el que se jugaba media temporada.

Tardó en reponerse el equipo de Mauricio Pellegrino, que ayer apostó por el excéltico Maxi Gómez y dejó en el banquillo a su máximo goleador, Chris Ramos. El uruguayo estuvo a punto de empatar el duelo a la media hora de juego, pero su remate de cabeza no encontró portería. El Cádiz demostraba su peligrosidad a balón parado, vía por la que había sumado la mitad de los goles de este curso. El exbético Juanmi y Alcaraz, en un lanzamiento directo de falta, pusieron en apuros a Guaita antes del descanso.

En esta ocasión, los célticos lograron salir indemnes del acoso rival y podían afrontar con más tranquilidad una segunda parte que arrancó con una gran volea de Alcaraz que Guaita desvió a córner. Con la lesión de Tapia, Benítez aprovechó para realizar un doble cambio: entraron Jailson y Williot por el peruano y por un Allende que se le vio más en tareas defensivas que ofensivas. A ello obliga el plan de juego impuesto por Benítez.

En el minuto 58, el partido iba a dar otro giro inesperado. El Celta aparecía de nuevo en ataque por el costado izquierdo. Aspas abrió el balón para Manu Sánchez, que sirvió un centro al segundo palo, por donde llegada Williot Swedberg. El sueco se acomodó el balón para cruzarlo ante la salida de Ledesma y celebrar por todo lo alto su tercer gol de la temporada.

El 0-2 agrió el ambiente en Cádiz. La afición local se enfocó en solicitar la marcha del presidente Manuel Vizcaíno y en abuchear a jugadores como Maxi Gómez mientras el Celta saboreaba un triunfo que le daría una renta de hasta siete puntos con respecto al conjunto andaluz.

Pero el Celta se ha especializado en regalar puntos. En el minuto 64, Guardiola centraba desde la izquierda entre los dos centrales célticos. Allí apareció Juanmi para superar a Guaita. Entonces, el juego se ensució y Pellegrino le ganó la partida a su maestro en el manejo del banquillo. Dio entrada al venezolano Machís, que en el minuto 99 lanzó un córner y recogió un despeje de cabeza para enganchar un derechazo desde el pico del área grande para mandar el balón a la escuadra. Otra jornada más, el Celta lamentaba una nueva ocasión perdida para engancharse a la vida en Primera División.