Los bateeiros afrontan las sacudidas
El tren de tormentas castiga a las bateas, pero el sector resiste
Convencidos de que la borrasca Celine pudo haber causado tantos o más estragos que las anteriores –Babet y Aline–, muchos bateeiros se hicieron ayer a la mar para revisar el estado de sus viveros flotantes y evaluar los daños sufridos, que es lo mismo que otros acuicultores harán entre hoy y mañana.
Una inspección que está plenamente justificada después de constatar en tierra firme la intensidad de los temporales, y más aún después de conocer que en los últimos días algunas bateas se han soltado de sus fondeos y se fueron a la deriva.
Otras que no han llegado a soltarse sí han sufrido importantes daños estructurales, sobre todo en lo referido a la rotura de las vigas y puntones que conforman el emparrillado.
Flotadores
A todo esto hay que sumar la pérdida de cuerdas y bidones apilados sobre la plataforma y la rotura de cadenas y flotadores, al igual que el temido desprendimiento de mejillón.
Todo ello, hay que insistir, como consecuencia del intenso viento y el brutal oleaje generado por el paso de las borrascas Babet, Aline y Celine, las primeras del otoño.
Potencia mundial
Como también las encargadas de poner a prueba, un año más, la capacidad de resistencia y superación de una potencia productora mundial tan importante como el sector bateeiro gallego.
Un motor económico, cabe recordar, de cuyas 3.300 bateas salieron el año pasado 220.000 toneladas de molusco que le permitieron alcanzar el histórico registro de 151 millones de euros.
A tenor de lo explicado por los propios bateeiros, no cabe duda de que “los daños están siendo considerables”.
Como tampoco hay duda de que seguirán notándose en próximos días, pues tanto si continúa el fuerte viento como si amaina, los viveros más castigados y debilitados en las últimas semanas pueden incrementar el parte de incidencias.
Grove A
Unos daños entre los que hay que citar una batea en la que se partió la viga de amarre, lo cual hizo que la estructura se fuera a la deriva, el sábado.
Sucedió en el polígono bateeiro Grove A, en la zona de A Vía, y tuvo que ser remolcada hasta su punto de fondeo con ayuda de dos potentes barcos auxiliares de acuicultura con puerto base en O Grove, el “Jocar” y el “Raúl Mascato Dous”.
Un finde duro
Mientras esto sucedía, otros viveros flotantes se iban también a la deriva tanto el sábado como ayer; al igual que los trozos de vigas arrancados por el embravecido mar, sobre todo en la boca de la ría arousana.
En cualquier caso, y a pesar de los destrozos referidos, el sistema de cultivo de mejillón en batea ha vuelto a demostrar su fortaleza y resistencia, incluso ante temporales de tanta magnitud.
A partir de hoy, y a expensas de que puedan llegar nuevos temporales, los bateeiros intentarán ponerse al día, que es algo que se busca igualmente en tierra firme, donde la comarca sigue tratando de sacudirse los efectos de Celine, Babet y Aline.
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