La borrasca Babet preocupa a los mejilloneros

Se teme que el intenso oleaje provocara desprendimientos de mejillón

La borrasca Babet zarandea las bateas gallegas

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Manuel Méndez

El primer gran temporal del otoño en Galicia ha causado importantes trastornos en la comarca, tanto en tierra firme como en el mar.

A los habituales problemas generados por el viento y las precipitaciones intensas, como inundaciones puntuales, caída de objetos sobre la vía pública y similares, hay que sumar notables trastornos en la ría, con especial incidencia en las bateas de cultivo de mejillón y ostra.

Pendientes de hacer inventario

Aún están por evaluar esos daños, pues tendrán que calmarse las aguas para poder hacer balance, pero el sector bateeiro se teme lo peor y pronostica importantes pérdidas a causa de los siempre temidos desprendimientos de mejillón, este año más amenaza que nunca.

El intenso oleaje se hizo notar, sobre todo, en las bateas arousanas situadas en aguas exteriores como Aguiño (Ribeira) y O Grove.

El intenso oleaje se hizo notar, sobre todo, en las bateas arousanas situadas en aguas exteriores como Aguiño (Ribeira) y O Grove. / FdV

Ya se había explicado desde hace semanas en FARO que en la presente campaña el “oro negro” de batea está especialmente débil, debido a la elevada temperatura alcanzada por el agua en verano y los irregulares desoves que esto propició.

Una debilidad que puede tener consecuencias ahora, precisamente a causa del intenso y por momentos peligrosos oleajes provocados por la borrasca Babet, con rachas de más de 134 kilómetros por hora en Galicia.

Flota amarrada

Con el grueso de la flota amarrada, dado que el litoral de Pontevedra y A Coruña se encontraban en alerta naranja, algunos barcos auxiliares de acuicultura sí se hicieron a la mar para extraer mejillón y atender pedidos.

Aunque poco pudieron hacer y la mayoría tuvieron que dar media vuelta y regresar de vacío a puerto, sobre todo los que tienen sus viveros en aguas exteriores de O Grove y Aguiño.

Bateeiros descargando mejillón, ayer.

Bateeiros descargando mejillón, ayer. / FdV

Tras constatar que ni siquiera podían abarloar sus barcos a las bateas, ya que acabarían destrozados por la fuerza del viento y la embestida de la olas, algunos patrones confirmaron lo enfurecido que estaba ayer el mar y concluyeron que, “inevitablemente, va a perderse mucho mejillón, ya que está demasiado débil y no puede aguantar una sacudida así”.

Bateas de la ría de Arousa sometidas a un oleaje intenso, ayer.   | // FDV

El casco del yate “Hull YN-8001” y el remolcador que lo traslada de Rumanía a Países Bajos, refugiados en Vilagarcía. / Noé Parga

Lo cierto es que el intenso oleaje incluso se hacía notar dentro de la ría y en zonas resguardadas de diferentes puertos.

Dentro de la ría

En buena lógica, si la protegida ría de Arousa presentaba estas condiciones, cualquiera puede imaginarse lo sucedido mar adentro, una vez superada la isla de Sálvora.

No debe extrañar, por tanto, que las preocupantes previsiones meteorológicas manejadas para aguas atlánticas obligaran a buscar refugio en Vilagarcía al casco del yate “Hull YN-8001” y el remolcador “Multratug 20” que lo conduce desde Rumanía hacia Países Bajos, donde está previsto completar esta embarcación de recreo de casi 80 metros de eslora.

Lo cierto es que en el mar y la costa –desde el sur de cabo Vilán hasta la desembocadura del río Miño– es donde más se ha notado el paso de la borrasca Babet, que según había anunciado previamente la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) iba a generar viento Sur o Suroeste de fuerza 8 y olas de hasta siete metros.

Uno de los parques vilagarcianos cerrados.   | //  NOÉ PARGA

Uno de los parques vilagarcianos cerrados. | // NOÉ PARGA / Manuel Méndez

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Las terrazas de algunos bares sufrieron las consecuencias del fuerte viento provocado por la borrasca Babet.

En la calle Castelao de Vilagarcía, por ejemplo, destrozó las mamparas de un conocido negocio.

Pero este es solo un ejemplo de lo sucedido, pues los servicios de emergencias tuvieron que responder ante las típicas situaciones provocadas por los temporales de otoño e invierno.

Ramas y algún árbol caído, contenedores y vallas de obra tirados en la vía pública, desprendimientos de losetas y tejas desde diversas viviendas y edificios, inundaciones puntuales y escorrentías entorpeciendo el tráfico también integran el parte de incidencias.

La situación fue especialmente complicada, tanto por el fuerte viento como debido a la intensa lluvia, coincidiendo con los episodios de pleamar, es decir, al filo de las seis de la madrugada y las seis de la tarde.

Por precaución, el gobierno de Vilagarcía ordenó cerrar los parques de Compostela y Enrique Valdés Bermejo.