Diarrea infantil: ¿son útiles las bebidas isotónicas? ¿Puede comer el niño?

Durante los meses de verano el número de personas que sufren diarrea aumentan.

Y es que el calor propio de estas fechas es el mejor caldo de cultivo para los microorganismos causantes de esta desagradable respuesta fisiológica. 

Además, la combinación de diarrea y altas temperaturas pueden provocar una de las consecuencias más graves y habituales de la descomposición: la deshidratación.

Para prevenir esta pérdida de líquidos es esencial atajar cuanto antes, sobre todo en el caso de los niños. Por eso, lo primer es saber a qué llamamos diarrea.

Tal y como explica la doctora Raquel Fernández, especialista en Pediatría del Hospital Quirónsalud Bizkaia:

• "Hablamos de diarrea cuando las deposiciones son blandas o líquidas, más abundantes y más frecuentes de lo habitual. Esta diarrea puede ir acompañada de dolor abdominal, fiebre y/o vómitos"

La pediatra añade que entre las causas más habituales que provocan diarrea en los niños se encuentran las infecciones víricas, aunque también pueden estar provocadas por bacterias, parásitos o por otras causas.

Con respecto a cuánto dura esta situación, la doctora señala que va a depender de la causa y del niño, pero que, generalmente, dura pocos días. 

Señales de deshidratación

En general la diarrea no reviste gravedad y, como hemos visto, remite en poco tiempo. Pero si las deposiciones son muy abundantes, muy líquidas y frecuentes, se puede producir una deshidratación. 

Para detectar a tiempo y poder actuar, la especialista señala que:

• "Observar es fundamental. Cuando notamos que están decaídos, tienen mucha sed, orinan menos, tienen la boca seca, lloran sin lágrimas o tienen los ojos hundidos, es señal de que están deshidratados".

Así que, la doctora Fernández, apunta 4 señales que indican la necesidad de llevar al niño a un médico para evitar la deshidratación: 

• Si vomita repetidas veces, todo lo que ingiere, sea líquido o sólido, lo vomita, o bebe muy poco. 
• Si presenta signos de deshidratación: poca orina, ausencia de lágrimas, boca seca.
• Si está muy decaído o con mal estado general.
• Si tiene excesiva sed.

Ni bebidas isotónicas, ni zumos

Una vez determinado que el niño está deshidratado el pediatra determinará el tratamiento, que no es otro que reponer los líquidos y electrolitos perdidos por las heces (rehidratación) y mantener una nutrición adecuada. 

Y para la rehidratación, se deben ofrecer líquidos a los niños con frecuencia, especialmente tras cada deposición.

• "En casos leves puede tomar agua con frecuencia, que beba lo que quiera. En casos más intensos, con deposiciones líquidas abundantes, se recomiendan las soluciones de rehidratación oral lo que conocemos como suero oral de farmacia", explica la doctora Fernández. 

Agua y suero oral, nada más. Porque como subrayan desde el servicio de Pediatría que ni los refrescos, ni los zumos, ni las bebidas isotónicas son adecuados para rehidratar a los niños.

Tampoco las fórmulas caseras para preparar sueros, como la limonada alcalina.

Además, los pediatras bizkainos señalan que tampoco se recomiendan fármacos para parar la diarrea ni antibióticos:

• "En caso de fiebre, se pueden tomar antitérmicos. Y, siempre con la supervisión de un especialista, valorar asociar probióticos, ya que algunos acortan la diarrea", apunta Raquel Fernández.

Alimentación, ¿puede comer?

¿Y la alimentación? ¿Podemos tratar o detener la diarrea haciendo que el niño no coma o coma menos?

A este respecto, los especialistas indican es adecuado que en caso de diarrea el niño coma, que no es necesario hacer ayuno, aunque cuando están en este estado suelen tener poco apetito. 

• "Podemos ofrecerle la alimentación que vaya tolerando, siempre sin forzar, evitando comidas grasas o con mucho azúcar", puntualizan desde Quirónsalud Bizkaia.

Añaden los pediatras que no es necesario hacer ninguna dieta especial, ni restringir demasiado la alimentación.

La doctora Raquel Fernández explica que, si el niño vomita con facilidad, se puede comenzar con suero oral en pequeñas cantidades cada 5 minutos, aumentando progresivamente la cantidad según lo tolere. Cuando ya no vomite, empiece a darle algo de comida, sin olvidar el aporte de líquidos.