El convento de Santa Clara abrirá de nuevo sus puertas a las visitas en junio

La solicitud de plaza para las visitas guiadas se puede hacer a partir del 28 de mayo

Gente haciendo cola para entrar a Santa Clara en una anterior ronda de visitas.

Gente haciendo cola para entrar a Santa Clara en una anterior ronda de visitas. / RAFA VAZQUEZ

La Diputación de Pontevedra abrirá en junio las puertas del recinto conventual de Santa Clara para una nueva ronda de visitas guiadas. Tendrán lugar el viernes 7 de junio a las 18.00 horas y los días 8, 15, 16, 22 y 23 de junio a las 11.00 horas. El plazo de inscripción para solicitar plaza para las visitas guiadas se abrirá el 28 de mayo y podrá realizarse a través de la web del Museo de Pontevedra.

Las visitas guiadas, a cargo del personal del área de Educación del Museo, se realizarán en grupos de 20 personas y tendrán una duración de una hora. El recorrido se iniciará en la iglesia y, a continuación, se visitarán diversas estancias como el coro bajo, el coro alto y el claustro. Además, las visitas guiadas también permitirán conocer la zona verde del convento, tanto la huerta como el bosque.

La última vez que se realizaron este tipo de visitas guiadas fue en la primavera del año pasado para los vecinos de las parroquias del municipio.

El convento de Santa Clara, cuya finca y muro están catalogados como bien con protección para la conservación monumental, se remonta al 1271, según la ficha del catálogo municipal, aunque la primera referencia directa documental del convento es de 1293, un documento que se conserva en la Colección Casto Sampedro del Museo de Pontevedra que hace referencia a la donación que se hizo a Tareixa Pérez, monja de Santa Clara. En el siglo XIV se construye la Iglesia, de estilo gótico, que cuenta con un importante conjunto de retablos barrocos.

El jardín es el gran atractivo del patrimonio natural en Santa Clara, un espacio con una extensión de cerca de 12.000 metros cuadrados en el que crecen gran cantidad de árboles frutales. Además, también cuenta con una huerta en la que las monjas cultivaban y producían diferentes productos, entre los que destacan las vides para la producción de vino.