La Audiencia repite una condena a un profesor de matemáticas por besar a una alumna de 15 años

Impone dos años de cárcel, como ya hizo en septiembre, después de que el TSXG anulase aquella primera sentencia

Sede de la Audiencia Provincial

Sede de la Audiencia Provincial / Rafa Vázquez

R. P.

La sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha impuesto por segunda vez una condena de dos años a un profesor de matemáticas de una academia por besar sin permiso a una alumna de 15 años. Es la misma pena que aplicó en septiembre pasado, pero ahora repite la sentencia "después de que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia anulase su primera resolución", según explica el propio TSXG, que aclara que el fallo no es firme, pues cabe presentar recurso ante este mismo alto tribunal gallego. 

Tanto en septiembre como ahora, la condena es de dos años de cárcel para este profesor como autor de un continuado de agresión sexual, por besar en varias ocasiones en la boca a una alumna de 15 años sin su consentimiento. Además, lo ha inhabilitado para el ejercicio de la profesión de profesor durante dos años y le ha impuesto la prohibición de aproximarse a la víctima, así como de comunicarse con ella por cualquier medio, durante tres años. El tribunal también lo ha inhabilitado para cualquier profesión, oficio o actividades, sean o no retribuidos, que conlleve contacto regular y directo con personas menores durante siete años.

Las magistradas consideran probado en la sentencia que el acusado le envió a la víctima mensajes de WhatsApp, incluyendo stickers de contenido sexual. En septiembre de 2019, según el fallo, la esperó con una gominola en la boca, a la salida del ascensor de la academia, “dándole un beso en la boca, sin contar con su consentimiento”.

Las juezas aseguran que, en otra ocasión, se presentó en el domicilio de la menor, le ofreció un café y unos dulces, la agarró por los hombros y, sin contar con su consentimiento, la besó en la boca. La Sala también relata que, en noviembre de 2019, aprovechando que se quedó a solas con la víctima en la academia, le sujetó la cara y le dio, sin que ella lo consistiese, dos besos en la boca.

En otra ocasión, cuando el acusado bajaba en el ascensor con ella, “la sujetó contra la pared, y, en contra de su voluntad, la besó en la boca”. Otro día, dentro de ese periodo, y próximo a los anteriores, según el tribunal, aprovechó de nuevo que estaban solos en la academia para entrar en el aula donde estaba la víctima y, sorpresivamente, besarla en la boca, también sin su consentimiento.