En las zonas de bajas emisiones de la ciudad y Monte Porreiro reside el 75% de la población

Pontevedra, primera ciudad que instala las 14 señales que avisan del acceso en coche a estos espacios, que suman 510 hectáreas

Una de las señales, en la calle Blanco Amor.

Una de las señales, en la calle Blanco Amor. / FdV

La señalización vertical para saber si se entra o se sale de las zonas de bajas emisiones (ZBE) de la ciudad de Pontevedra ya es una realidad. Se convierte así en la primera urbe gallega con estos rótulos, tras la instalación de 14 en sus principales accesos: A Barca, avenida de Marín, Puente das Correntes, entorno de Pasarón, cabecera norte del puente do Burgo, rotonda de Montecelo, calle Blanco Amor (junto a las oficinas de Tráfico), Josefina Arruti, nudo de O Marco, rotonda de Médico Ballina, puente de las Palabras en Monte Porreiro, Os Campos y dos en la ronda este de acceso a Montecelo.

El documento técnico que ampara este montaje detalla que la creación de las ZBE “tiene por objeto, entre otras finalidades, la supresión de los tráficos de paso a través de la ciudad y facilitar y permitir solo los tránsitos o circulación necesaria o de servicios, sin limitaciones por razón de la etiqueta o la clasificación ecológica del vehículo”. Con la designación de todo el casco urbano, O Burgo, Monte Porreiro y Estribela, entra en esta categoría “una superficie de 510 hectáreas en las que están censados 62.367 habitantes, es decir, el 75% de la población de todo el municipio”.

La documentación aclara que “en el supuesto de que coincidan las zonas de acceso restringido excepto servicios con áreas peatonales o de preferencia peatonal y, en general, con zonas o espacios de coexistencia y uso plural, los vehículos tendrán que circular en las condiciones determinadas para este tipo de espacios”, es decir, a 10 km/h.

En el apartado sancionador , se indica que “será el mismo que existía antes de la colocación de las señales” y “solo se podrá sancionar a vehículos motorizados, cualquiera que sea su nivel de emisiones , que circulen, paren o estacionen en zonas restringidas a servicios debidamente delimitados. Se prestará especial atención a aquellos tránsitos de paso que no prestan servicio alguno”.

“La señalización es una obligación legal complementaria y subsecuente a la aprobación del PMUS que en nada cambia o varía el régimen funcionamiento existente con anterioridad a su colocación”, explicó en su día el alcalde, Miguel Fernández Lores, que insiste en que “el régimen sancionador seguirá siendo el mismo al que existía previamente a la colocación de las señalizaciones”.

La implantación de las zonas de bajas emisiones, impulsada por la DGT, encaja, según Fernández Lores, con la idea del gobierno local de reducir en la medida de lo posible tráficos considerados superiores a las zonas analizadas. “No implica ningún cambio a la hora de actuar del Concello de Pontevedra. Los ciudadanos van a poder circular exactamente como hasta ahora, respetando los criterios de tráfico restringido en las zonas para ello. De haber variaciones de cara al futuro, que las habrá, porque nuestra idea es reducir tráficos excesivos, se irá señalizando paulatinamente”, matizó.

“Llevamos veinte años apostando por reducir el tráfico en la ciudad para mejorar la calidad del aire y la calidad urbana. Cuando aparecieron las zonas de bajas emisiones, dijimos que nosotros ya la teníamos desde hace tiempo. Ahora nos estamos adaptando a la normativa de señalización que se nos exige”, recordó.

Iluminación de aviso en 24 pasos de peatones

E Concello ha instalado un refuerzo luminoso en 24 pasos de peatones del barrio de Campolongo El nuevo sistema fue revisado por el concejal de servicios urbanos básicos, Xaquín Moreda en la calle María Victoria Moreno donde están colocadas las nuevas luces, al igual que en la plaza de Galicia, Augusto García Sánchez, General Rubín y Eduardo Branco Amor. Son un total de 48 sistemas de refuerzo luminoso (uno a cada lado de los pasos) con tecnología led que ayuda a reducir situaciones de alto riesgo vial ya que disponen de iluminación directa del paso de peatones y avisos azules a los conductores. Otra clave en el reconocimiento anticipado de peatones por parte del tráfico rodado es el sensor de infrarrojos conectado a través de una red inalámbrica que da la orden de intensificar la iluminación vertical a ambos lados de la vía ante presencia de peatones. Por otro lado, Traffic Pulse, el sistema de baliza intermitente integrado en la columna, facilita una percepción de los pasos en situaciones de doble fila, donde el riesgo de ser atropellado se multiplica debido a la obstrucción del ángulo de visión de vehículos mal estacionados. Este sistema modifica el modo de funcionamiento para llamar la atención de los vehículos cuando el sensor detecta la presencia de peatones, imitando la frecuencia de las luces de ambulancias y vehículos de emergencias

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