Bodas de plata entre A Lama y el centro penitenciario

En 1998 abría sus puertas la nueva macrocárcel del sur de Galicia, tras cerrar la de A Parda y cambiar de usos la de Vigo

Fachada de la desaparecida cárcel de A Parda.

Fachada de la desaparecida cárcel de A Parda. / FdV

A Lama y el centro penitenciario que ha hecho famoso el nombre de este municipio en toda España celebran sus bodas de plata. Los actos del día de la Merced, que se festejan este lunes, servirán para conmemorar los 25 años que acaba de cumplir la prisión del sur de Galicia.

Una imagen interior del centro penitenciario poco después de su inauguración.   | // GUSTAVO SANTOS

Una imagen interior del centro penitenciario poco después de su inauguración. | // GUSTAVO SANTOS / F. Martínez

Fue el 26 de junio de 1998 cuando el entonces director general de instituciones penitenciarias, Ángel Yuste, inauguró la prisión situada en el monte Racelo de A Lama. Lo hacía en representación del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, que aquel día no pudo asistir por encontrarse en los funerales del concejal del PP de Rentería Manuel Zamarreño, asesinado el jueves anterior por la banda terrorista ETA.

La Guardia Civil ante el penal de A Parda por un motín en 1980.  | // RAFA

La Guardia Civil ante el penal de A Parda por un motín en 1980. | // RAFA / F. Martínez

Tras la inauguración oficial, el centro penitenciario recibiría a sus primeros presos en el mes de julio siguiente, trasladados desde la vieja cárcel de Vigo. La antigua prisión pontevedresa de A Parda había cerrado tan solo unos años antes, en 1991, después de varios motines y revueltas, motivadas por sus pésimas condiciones.

Los vecinos protestan en un pleno de A Lama contra la cárcel.   | // RAFA

Los vecinos protestan en un pleno de A Lama contra la cárcel. | // RAFA / F. Martínez

Con el nuevo centro penitenciario de A Lama se producía un salto abismal en cuanto a servicios, medios y medidas de seguridad. El 7 de julio entraban en la moderna cárcel sus primeros 300 internos, pero el centro penitenciario seguiría recibiendo ingresos durante un año, hasta reunir el millar de presos que podía albergar.

Se presentaba la nueva cárcel de A Lama como un centro moderno de reinserción social, que con el también construido en aquella época en A Coruña completaría la infraestructura penitenciaria gallega actual.

Pero el enorme edificio, con una superficie construida de 86.081 metros cuadrados y una parcela de 361.430 metros cuadrados, no se levantaría sin polémica y sin oposición vecinal. Ante el inicial rechazo de los vecinos de A Lama a este centro penitenciario, el entonces director general de instituciones penitenciarias tuvo que apelar al “compromiso social” del vecindario, para “luchar contra la marginación y promover la integración de los presos”.

Los vecinos protagonizaron varias protestas para intentar parar el proyecto, sin conseguirlo. El entonces alcalde de reclamó como contrapartidas la construcción del cuartel de la Guardia Civil y otra serie de inversiones, principalmente la mejora de los accesos y viales del municipio. El Concello aprovechó para modificar también varias ordenanzas fiscales, entre ellas la tasa de recogida de basuras, para dar servicio al macrocomplejo penitenciario.

La inversión realizada por el Ministerio del Interior para la apertura de esta cárcel con una capacidad de unas 1.100 celdas dobles repartidas en 14 módulos, ascendió a 8.700 millones de pesetas. Cada módulo constaba de un edificio residencial de cuatro plantas. La apertura del moderno penal permitió la clausura de la antigua prisión de Vigo, que desde aquel momento solo fue utilizada para reos en tercer grado de régimen penitenciario y para los arrestos de fin de semana.

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