La “alta costura” religiosa procede de Barro

Sor Ana, Chus y María están al frente de una tienda con medio centenar de clientes de EE. UU.

Sor Ana y María muestran una capa pluvial, confeccionada por ellas mismas, sobre el mostrador de su tienda

Sor Ana y María muestran una capa pluvial, confeccionada por ellas mismas, sobre el mostrador de su tienda / Gustavo Santos

Gala Dacosta

Sor Ana, su hermana (de sangre) María y su amiga Chus son las únicas trabajadoras de Regina Mundi, una tienda de A Portela, en Barro, especializada en vestuario y otros artículos religiosos. Ellas mismas confeccionan todo lo que sale de la tienda. Lo hacen en su pequeño taller, que aunque ellas consideran desordenado, dicen que ha recibido numerosas alabanzas.

El negocio cada vez va a mejor”, reconoce la religiosa, aunque por el momento no pueden permitirse ampliar la plantilla. “No nos planteamos por ahora subir los precios, somos bastante económicas para lo que nos cuestan los materiales. Si me toca la lotería mañana, lo invertiría en contratar a alguien más para la tienda”, asegura

"Si me toca la lotería mañana, lo invertiría en contratar a alguien más para la tienda”

Sor Ana

— Monja

María, excelente costurera, ultima los detalles de una capa.  | // G. SANTOS

María, excelente costurera, ultima los detalles de una capa / Gustavo Santos

Y es que las casullas que ellas mismas confeccionan (María es una gran costurera, con acabado de alta costura, señalan) no solo se venden a parroquias de la zona, sino que incluso exportan a Estados Unidos, donde valoran la gran calidad de sus creaciones: “Hace unos quince días nos encargaron diez juegos completos de casullas para enviar a Colorado. Tenemos cincuenta clientes de Estados Unidos”. Cada una de las casullas lleva una semana de confección, y por eso los encargos deben hacerse con bastante antelación, pero han conseguido hacerse un hueco gracias al boca a boca.

Sus inicios en la ciudad

En los años 90, la superiora de Ana, la madre Elvira, tenía una tienda de enseres, vestuario y ornamentos religiosos en Pontevedra. Cuando falleció de manera fulminante, en 2006, la monja Ana decidió completar el último encargo que le habían hecho. Y desde entonces no dejó el negocio, aunque hubo que trasladarlo a la aldea de A Portela a causa de los precios de los alquileres.

Su hermana se unió enseguida para ayudar con la costura, y su amiga Chus también trabaja desde entonces colaborando en lo que haga falta. Al principio marcaba cirios, luego comenzó a hilvanar y desde hace años trabaja con ellas como una empleada más, aunque no lo haga a jornada completa.

Empezaron con cosas menudas y sorprende la capacidad enorme de adaptación al cambio de sor Ana, y es que la mujer sabe de todo en lo relativo a tecnologías y comunicación audiovisual y todavía le quedan ganas para aprender más y para bromear, pues posee un envidiable sentido del humor: “Empezamos haciendo casullas de guitarras y encuadernando libros. Eran mayoritariamente misales de piel antiguos que había que restaurar bien, porque siempre digo que para hacer una chapuza, no lo hacemos”. Por eso, en 2013 inició un curso de encuadernación para profesionalizarse en el tema.

Las hermanas repasan varias capas

Las hermanas repasan varias capas / GUSTAVO SANTOS

Ese mismo año, consciente de que el flujo de encargos no sería igual que en la ciudad, Ana aprendió sobre creación web y posicionamiento. Sus clientes son sacerdotes de las parroquias de la zona, pero también de otros lugares de Galicia y de España, así como cofradías, sacristanes, feligreses y particulares que quieren realizar regalos. Entre otros artículos artesanales, venden casullas, cirios pascuales y estandartes.

Gracias al comercio por internet han conseguido expandirse al mercado internacional, y reconocen que el éxito se debe a la calidad de las piezas, sobre todo las textiles: “Un cirio pascual lleva mucho trabajo, solo somos tres y como va marcado a mano, luego tienes que pasar una semana recuperándote para poder pintarlo”.

"Un mantel para el altar hecho por nosotras puede durar cincuenta años, mientras que otros duran muchísimo menos"

Sor Ana

— Monja

Sobre los vestuarios, la monja comenta divertida el famoso caso de la sotana del cura que ardió en la boda de Tamara Falcó: “Nuestras telas proceden de España y son ignífugas. Lo que ocurrió en esa boda es relativamente frecuente, pero con nuestros materiales no pasaría. Hay vestuarios plásticos de Polonia que pueden ser bonitos, pero no tienen nada que ver con los nuestros. Aunque el precio sea más alto, un mantel para el altar hecho por nosotras puede durar cincuenta años, en cambio otros duran mucho menos”.

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