Entrevista | María Ángeles Pérez García Artista y diseñadora

“No me daba miedo nada, me gustaba esa sensación de que se abría el horizonte”

La pontevedresa Marigel Pérez pasó casi toda su vida en Italia, donde se convirtió en una referencia del diseño de punto y en una artista de la lana

María Ángeles Pérez, Marigel, artista

María Ángeles Pérez, Marigel, artista / Gustavo Santos

Gala Dacosta

Gala Dacosta

María Ángeles Pérez García (Marigel) nació hace 81 años en una Pontevedra muy diferente a la actual, a la que ella en cualquier caso siempre notó falta de cierto color y dinamismo.

Quizás por eso, en los veranos en los que descansaba de la agotadora carrera de Derecho en Santiago, se dedicaba a viajar cuando “no era común que las chicas viajaran solas”. Así, trabajó como obrera en Alemania y como au pair en Francia. Al finalizar sus estudios se marchó definitivamente de la ciudad que la vio nacer y en Milán se convirtió en una referente del diseño y el arte textil.

–¿Cómo pasó de estudiar Derecho en Santiago de Compostela a convertirse en una artista de lanas en Milán?

–Es muy complejo lo mío, hice muchas cosas y yo creo que nací con alma de emigrante. Ya cuando estudiaba me iba en vacaciones a trabajar, me gustaba viajar y vivir los pueblos, como la gente de allí. En la India comí sentada en el suelo con pescadores; en el Mar Rojo aprendí a comer con tres dedos sin dejar una miga...

Algunas creaciones que cuelgan de las paredes de su casa

Algunas creaciones que cuelgan de las paredes de su casa / Gustavo Santos

–¿Cuándo se fue a vivir a Milán?

–En 1975, después de pasar apenas unos meses en Pontevedra, me fui para sustituir como profesora de español a una amiga italiana que había conocido en el extranjero. Me dijo “puedes vivir en mi casa sin problema”, así que vendí todo lo que tenía para poder irme. Solo llevé ropa de vestir. Yo ya hacía punto por diversión, llamaba mucho la atención cuando iba en el tren y me veían cosiendo siempre, y apenas un año después debuté como diseñadora de ropa de punto, mi nombre salía en muchas revistas... De repente, me convertí en la número uno de creaciones con punto de toda Italia.

–¿Y nunca pasó miedo?

–No, me gustaba mucho esa sensación de que se me abría el horizonte. Además, la gente era muy amable. Antes no podías llevar todo mirado como ahora, ni tenías los contactos de ahora. Así que iba en tren hasta Barcelona y si le preguntaba a alguien si conocía alguna pensión, me invitaba a dormir a su casa sin problemas. La gente es muy solidaria.

–¿Cómo se consagró como artista, además de como diseñadora, mientras mantenía otros trabajos?

–Por la mañana era diseñadora, por la tarde trabajaba en una empresa comercial, por la noche era profesora de español... Más cosas no podía hacer, solo que en mi tiempo libre era artista usando las lanas que me daban los distribuidores fabricantes. El caso es que en la ciudad italiana de Spoleto se celebra cada año el Festival dei Due Mondi, donde se reúnen artistas de todo el mundo para presentar sus obras, y allí gané varios premios.

Sus cuadros, con metales, más recientes

Sus cuadros, con metales, más recientes / Gustavo Santos

–¿Pontevedra no tiene movimiento artístico y cultural?

–Claro, por eso estoy tratando de hacer cosas. Estoy contenta de que Abanca me permitiese dar mi taller como voluntaria, porque envié la misma carta a muchas organizaciones y nadie me contestó. Me ofrecía a hacer lo mismo de manera gratuita y yo veo que no hay interés. Todavía hay mujeres que me preguntan para apuntarse, fíjate.

–¿Tiene planeado algún proyecto nuevo?

–Si no fuera por el dolor que tengo por un nervio ciático viajaría mucho más, pero me cuesta hasta ir a Vigo o al cine por las noches. Por ahora vamos a exponer la nueva colección que hicimos en el taller en el Café Moderno, toda con lino para el verano.

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