Adiós al ídolo de las diez puertas grandes

Miles de aficionados llenan la plaza pontevedresa en la despedida de la mini feria

"El Juli" durante su faena.

"El Juli" durante su faena. / Gustavo Santos

Con la de ayer, han sido diez puertas grandes las que ha atravesado "El Juli" en los últimos años en Pontevedra. “Es uno de los grandes ídolos de la afición”, recuerdan los responsables de la plaza, que se llenó y vibró para despedir a la figura taurina que conoció siendo un adolescente y a la que ha visto realizar 17 paseíllos, más que ningún otro matador en los 131 años del coso.

La plaza recibió en la despedida de la mini feria a un millar de aficionados agrupados en la Coordinadora de Peñas Taurinas, que un año más repitieron su ritual de llegada. Lo hicieron acompañados de charangas y “vamos casi todos juntos” hasta el coso, explica el presidente del colectivo, Juan Riveiro, “también vamos a distintos bares míticos de los alrededores; es siempre el ambiente antes de los toros” que les gusta revivir cada agosto.

El Juli brindó su último toro en Pontevedra al empresario taurino Manuel Lozano.  | // GUSTAVO SANTOS

El Juli brindó su último toro en Pontevedra al empresario taurino Manuel Lozano. / Gustavo Santos

En los tendidos no faltaron caras conocidas, como la de Nuria González, esposa del empresario Fernando Fernández-Tapias, gran amigo de la familia Lozano, propietaria de la plaza. Por su parte, la madre del presidente de la Xunta, Lola De Valenzuela Lopez-Montenegro, ocupó uno de los palcos con el marqués de Patiño.

El ex alcalde de A Coruña, Paco Vázquez, fue uno de los políticos que asistió. También un habitual de la feria como el cronista de prensa rosa Josemi Rodríguez-Sieiro, acompañado de Corina Porro. Con todo, la afición celebró especialmente la vuelta al coso del que durante años fue gerente de la plaza y director de Diario de Pontevedra, Pedro Antonio Rivas.

Los decanos de la afición, la Peña Gin-Kas, fueron otros de los que repitieron sus rituales, a la cabeza un exquisito almuerzo en su sociedad gastronómica. Lo cocinaron los propios aficionados, que este año festejaron el 45 aniversario de su agrupación con un todo un homenaje a base de salpicón de bogavante, paella de mariscos, cigalas estilo Outeiro… Y, como no podía faltar, la tarta de cumpleaños que soplaron los 40 integrantes de este colectivo taurino.

Solían llevar a la plaza un bocadillo gigante que degustaban en el tercer toro, tradición que concluyó con la normativa que impide entrar a los tendidos con navajas y cuchillos. A mayores, este año también se les prohibió la entrada de la sombrilla con la que llevaban acudiendo a la feria más de 40 años. Eso sí, llevaron los barriles por los que religiosamente pagan entrada con 60 litros de Gin Kas.

No faltaron pequeños incidentes, como el protagonizado por un asistente que fue retirado de la plaza por la Policía Nacional, tras ser denunciado por la seguridad privada.

Finalizada la corrida, la fiesta continuó en el centro histórico, escenario de decenas de cenas de los peñistas. “Es un día de hermandad, de mucha afinidad entre todos y sobre todo de muy buen ambiente”, señala el presidente de la Coordinadora de Peñas, que recuerda que muchos de los integrantes de este colectivo residen en otras localidades y aprovechan la mini feria para reencontrarse.

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