Pontevedra se apunta al béisbol entre amigos

Los Relámpagos cumplen dos años como equipo con un éxito de participación

Uno de los jugadores de los Relámpagos, en su turno de bateo.

Uno de los jugadores de los Relámpagos, en su turno de bateo. / FdV

Antonio Santos

Del mismo modo que el fútbol en España, el béisbol en Estados Unidos es un deporte que prácticamente alcanza la condición de religión. Su mecánica, en esencia, es sencilla: en un terreno de juego en forma de diamante, hay un lanzador (pitcher) que se enfrenta a un bateador. Este último tiene tres oportunidades para golpear la pelota y que esta supere a la defensa, bien enviándola fuera del campo reglamentario o bien situándola en el césped sin que uno de los defensores llegue. Es entonces cuando el bateador recorre las bases situadas en los picos del diamante, tratando de que los defensores, ya con la bola en su posesión, lleguen a tocarle. Si el bateador recorre las cuatro bases sin fallo, es un punto (una carrera) para su equipo.

Considerado “el pasatiempo de América”, es una de las disciplinas deportivas en las que Europa tiene menos presencia y las principales superpotencias nacionales son países influidos por la huella geopolítica estadounidense, como país que inventó este deporte a mediados del siglo XIX con influencias británicas del cricket. Es el caso de Japón, pero también del Caribe y Latinoamérica, con la República Dominicana, Venezuela y Cuba como principales exportadores de talento al resto del mundo.

No obstante, tanto este deporte como el sófbol –una modalidad en la que la pelota se lanza diferente y es más blanda y grande– han logrado infiltrarse en países como España y tienen ahora representación en Pontevedra, por medio de un equipo compuesto por una treintena de amigos que se hacen llamar los Relámpagos, que este fin de semana celebra su segundo aniversario de vida como agrupación con más de una veintena de federados y federadas.

“Empezó con una broma en un bar, en una conversación prepandemia, de hacer un equipo de béisbol. Y fue: no me lo digas de broma que tiro hacia delante con esto. Empezamos poco a poco y la gente se fue apuntando”, explica el presidente del club, Andrés Taboada. En su caso, se trata de su deporte preferido. Con este proyecto, reconoce que se saca “una espina clavada que tuve toda la vida, porque no pude jugarlo de pequeño”.

Varios jugadores del equipo, antes de un partido.   | // FDV

Varios jugadores del equipo, antes de un partido. / FdV

Para convertir el dicho en hecho, el proceso para los impulsores del club ha sido enriquecedor y laborioso, ya que han tenido que formarse desde cero con ayuda de la Federación Galega de Béisbol e Sófbol (Fegabe) para poder desarrollar su actividad y aprender a entrenar y arbitrar. Para ello, tras un peregrinaje por campos como A Xunqueira o el de Salcedo, han montado su sede en Bora, donde ya cuentan con una cesión del campo durante 20 años.

Desde entonces, los Relámpagos han afrontado el año 2022 en clara progresión, pasando de jugar amistosos por toda Galicia a ser uno de los equipos integrantes de la Copa Xunta de Sófbol Mixto, en un triangular que enfrentó a los pontevedreses con los Brewers (Cerveceros) do Deza y el CBS Cambre, el club con más tradición de toda la comunidad autónoma y que cuenta con equipos en categorías nacionales.

En ese sentido, lo mejor, según Taboada, está por llegar. “Este año ya nos federamos y vamos a jugar la Liga, que empieza en dos semanas, y la Copa. El equipo sigue creciendo”, explica.

Pero más allá de la mera competición deportiva, desde la cúpula directiva de los Relámpagos destacan el sentimiento de camaradería que se genera en torno al béisbol, en un equipo que más que un conjunto se considera ya una familia, embarcada en un viaje por conocer y disfrutar de los secretos de este deporte en compañía.

“Casi todo el mundo empieza de cero. Nos hemos convertido en una familia de 30 personas, con interés en aprender, pero que hace año y medio no sabían ni la más mínima regla. Nos fuimos formando en el camino”, afirma el presidente.

En esa línea, el interés del público pontevedrés por el béisbol ha abrumado al propio club, que no da abasto a las peticiones de gente para poder unirse a la causa. “La verdad es que fue increíble, porque somos una familia a la que se han unido bares, carnicerías, comercios… ha sido un éxito rotundo. Nos han llamado para jugar en Barcelona, en Lisboa. También nos hemos movido mucho y la Federación nos ha apoyado mucho, porque ven que nos lo tomamos muy en serio. Y estamos muy emocionados porque la acogida ha sido muy grande”, destaca.

A largo plazo, los Relámpagos vislumbran, a través de la creación de una escuela deportiva, un futuro en el que la juventud de Pontevedra y alrededores se interesen por este deporte que fue olímpico entre 1992 y 2008 e hizo una reaparición intermitente en Tokio 2020.

“Queremos poner en marcha la escuela de los Relámpagos allí, para poder formar a niños y que esto vaya teniendo categorías y siga adelante. Por eso nos formamos como árbitros y entrenadores, para darle ese seguimiento. Por eso, lo que más nos interesa es que las instituciones arrimen el hombro y nos ayuden a adecentar todavía más el campo”, concluyó Taboada.

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