Serafín González Prieto | Presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural

“Somos adictos a la energía y enseguida habrá empresas que la produzcan donde sea”

El científico alerta de una nueva avalancha de parques eólicos en espacios naturales

Serafín González Prieto.   | // FDV

Serafín González Prieto. | // FDV / Susana Regueira

El Ateneo y el Museo de Pontevedra celebran la mesa redonda “Patrimonio cultural, paisaxístico e humano: a problemática dos eólicos”, un encuentro que tendrá lugar en el Edificio Castelao mañana y que convocará al científico Serafín González Prieto, presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, y a Irene Gamallo, integrante del movimiento vecinal de Moraña en defensa del Monte Acibal.

–¿Qué está pasando en Galicia con los eólicos?

–En Galicia por segunda vez, porque la primera fue en 2011, comenzó a haber una nueva avalancha de proyectos eólicos. Fue el año pasado, y más o menos de la misma magnitud que el anterior en lo relativo al número de parques, lo que sucede es que ahora los aerogeneradores son cada vez más grandes y tienen mayor impacto visual.

–¿A qué se debe que se extiendan masivamente en nuestro territorio?

–No se puede entender ese impacto de los parques eólicos sin la política de la Xunta de Galicia con respecto a la red Natura 2000.

–¿Cómo es esa política?

–Cuando se tramitó el primer Plan Eólico de Galicia, allá por los años 1996 y 1997, la Xunta hizo todo lo posible por retrasar una y otra vez la declaración de los espacios red Natura Galicia. Y en ese momento las empresas eólicas lo que hicieron fue ir directamente hacia muchos lugares que después acabaron siendo protegidos, y que no tuvieron la protección de la Xunta. Buena parte de los parques eólicos que se instalaron en la primera oleada en Galicia, a finales del siglo pasado y principios de éste, fueron en zonas de gran valor ambiental, que tendrían que haber sido protegidas.

La cuestión no es energía eólica sí o energía eólica no, o sí o no a la fotovoltaica, hay muchos tejados para poner placas solares, y hay zonas de menor valor ambiental y con suficiente recurso eólico donde se deberían de situar

–¿Los nuevos parques amenazan también esta vez espacios protegidos?

–Claro, es la pregunta más lógica. Pues resulta que ahora, después de numerosas insistencias por parte de la Unión Europea, Galicia lleva 14 años, fíjese 14 años, con las propuestas de ampliación de la Red Natura en algún cajón de la Xunta. Y de nuevo está habiendo una avalancha de proyectos en zonas incluidas en la ampliación de la Red Natura 2000 en Galicia que nos exige Europa.

–Dicho de otro modo: espacios naturales que tendrían que ser protegidos en meses van a ser destinados a parques eólicos

–Parte de ellos sí, o demasiados de ellos sí. Se están aprovechando. Y cuando no se sitúan en el borde mismo, el aerogenerador no está en la zona pero sí justo en el límite. Y los impactos son de varios tipos: el primero el impacto paisajístico, no solo por los aerogeneradores, sino por toda la infraestructura asociada que exige un parque eólico y que son las pistas de accesos, las líneas de tendidos eléctricos etc… Para construir esos primeros eólicos se pasó por encima de hábitats de conservación prioritaria en la Unión Europea, eso con seguridad, como las turberas del Xistral.

Cuando se tramitó el primer Plan Eólico la Xunta hizo todo lo posible por retrasar la declaración de los espacios red Natura Galicia. Y las empresas eólicas lo que hicieron fue ir directamente hacia muchos lugares que después acabaron siendo protegidos

–¿Si exportamos energía eléctrica por qué se sepultan nuestras sierras?

–Esa es la otra parte de la cuestión. Galicia exporta electricidad, efectivamente, pero no es una exportadora neta de energía. Nosotros, sí, es así, producimos más electricidad de la que consumimos pero no producimos más energía de la que consumimos, de hecho nuestra producción energética debe de cubrir apenas una cuarta parte de nuestra demanda. Hay que tener en cuenta las importaciones, tan importantes, de petróleo, en su momento de carbón, ahora ya mucho menos, de gas natural. Galicia exporta electricidad pero es una importadora neta de energía.

–¿Cómo podría corregirse este escenario?

–Lo primero al plantearse eso es reconocer que vivimos en una sociedad adicta a la energía. Y más que adicta a la energía adicta al despilfarro de energía. Y para satisfacer esa adicción enseguida habrá empresas, en este caso eólicas, dispuestas a producirla donde sea. Esa es la otra cara de la moneda: no podemos hablar de consumo, sino de que hay un despilfarro de la energía sin sentido. Y esa energía se tiene que producir en algún sitio. Ahora está la nueva avalancha de parques eólicos, pero está empezando a haber ya proyectos masivos de plantas solares fotovoltaicas en tierra. Eso lleva a un ataque, a una ocupación, de los espacios naturales, y a un impacto sobre el paisaje y sobre la biodiversidad. Tenemos que tener en cuenta los dos factores: el modelo de sociedad que estamos teniendo con ese despilfarro y el precio carísimo que vamos a pagar en nuestro patrimonio natural y paisajístico.

Hay un despilfarro de la energía sin sentido. Y esa energía se tiene que producir en algún sitio. Ahora está la nueva avalancha de parques eólicos, pero está empezando a haber ya proyectos masivos de plantas solares fotovoltaicas en tierra

–¿Podríamos compatibilizar ambas exigencias?

Podríamos establecer que las instalaciones energéticas se situasen en espacios donde no hagan daño; porque la cuestión no es energía eólica sí o energía eólica no, o sí o no a la fotovoltaica, hay muchos tejados para poner placas solares, y hay zonas de menor valor ambiental y con suficiente recurso eólico donde se deberían situar. Y, sobre todo, hay una cosa que podría hacer cualquier gobierno, porque hay dos formas de abordar el problema: una es incentivar la producción, que es lo que se está haciendo aquí favoreciendo la proliferación de parques eólicos y de plantas fotovoltaicas, es decir, favorecer al productor. Y hay otra manera, que es favorecer al consumidor.

La pregunta que habría que hacerle a nuestros comerciantes es ¿Por qué no se apuesta con la misma fuerza por el ahorro y la eficiencia energética?

–¿Cómo sería una política energética en favor del consumidor?

Incentivando medidas de ahorro y de eficiencia energética. Así que la pregunta que habría que hacerle a nuestros comerciantes es ¿Por qué no se apuesta con la misma fuerza por el ahorro y la eficiencia energética? Y después la energía que necesitemos producir, que siempre la necesitaremos, para obtenerla la sacaremos de lugares donde no se provoquen esos graves impactos ambientales, sobre el patrimonio y al final sobre la ciudadanía.

Suscríbete para seguir leyendo