Seis meses de cierre del vial de A Canicouva por las obras de la A-57, el doble de lo previsto

La carretera de acceso a la parroquia se cortó en agosto por tres meses, pero aún no se reabrió

Estado de las obras de la A-57 en A Canicouva.

Estado de las obras de la A-57 en A Canicouva. / Gustavo Santos

La EP-0001, que enlaza Figueirido, en Vilaboa, con A Canicouva, en Pontevedra, y que es el principal acceso rodado a esta parroquia, se cerró al tráfico el 8 de agosto pasado para facilitar la ejecución de las obras de la autovía A-57 entre Vilaboa y Marcón. Se estimaba inicialmente un corte de unos tres meses, pero se acaban de cumplir seis y todavía no hay una fecha para reabrir este vial, cuyo cierre incluso obligó a modificar la línea de autobús a la zona.

Fuentes del Concello, donde se hace un seguimiento periódico de este corte por sus efectos sobre la población, señalan que las últimas informaciones del Ministerio de Transportes apuntan a que “será pronto” cuando se reabra al tráfico, y achacan el retraso ya acumulado a “diversas dificultades” durante la ejecución, como la escasez de determinados materiales y, sobre todo, a las constantes lluvias de los últimos meses, que frenaron los trabajos.

Lo que ocurre en A Canicouva es muy parecido a lo que pasó hace unos años en la EP-0004, en Marcón, un vial que enlaza la PO-542 con el polígono de O Campiño. Se cortó a mediados de diciembre de 2018, también para instalar un viaducto y cambiar el trazado, por un plazo de un par de meses, pero se prolongó cinco.

El cierre de este vial provincial se presentó en su día como una fase crucial de las obras de la A-57, que se llevan a cabo desde hace más de siete años con un presupuesto de unos 80 millones de euros. Su ejecución comenzó oficialmente, con la “primera piedra”, en octubre de 2015. La actuación en A Canicouva incluía la remodelación casi completa de la citada carretera y la instalación de nuevos viaductos.

Diversos obstáculos en la ejecución, la crisis de suministros, que afectan sobre todo a la construcción, el propio ritmo de los trabajos y otros factores hacen muy difícil acelerar la ejecución de los seis kilómetros de autovía entre Vilaboa y Marcón, a los que hay que sumar otros 2,5 kilómetros de vía convencional para conectarla la A-57 con la Nacional 550 y la AP-9 en Vilaboa.

Hace unos meses, el propio Gobierno central admitía que “en la ejecución de las obras han surgido diversas incidencias. Ha sido necesaria la realización de nuevos trámites expropiatorios y resolver numerosas interferencias con servicios afectados de abastecimiento a particulares, así como a líneas telefónicas y eléctricas, entre las que se puede destacar la afección a la línea de alta tensión de Ponte Sampaio a Lourizán propiedad de Ence y cuya reposición ha debido ser cuidadosamente programada y coordinada con la dirección de este empresa a efectos de no alterar el funcionamiento normal de la planta”.

El corte de la EP-0001 trastoca desde hace seis meses el servicio de transporte de viajeros, por lo que en su día hubo que negociar con la empresa concesionaria para que estableciera rutas alternativas. Además, el Concello reclamó que se aprovechen estas obras para acometer una mejora en las condiciones de seguridad y accesibilidad en el tramo de carretera en el que se actúe como consecuencia de las obras de la autovía, como mayor anchura en los carriles y aceras a ambos lados de la calzada.

Los trabajos de la A-57 en el entorno de la EP-0001, de titularidad de la Diputación, implican el uso de voladuras y la instalación de algunos pasos elevados para salvar la propia autovía. En la carretera provincial se anunció la creación de una calzada más ancha con arcenes, que actualmente no tiene, además de la eliminación de varias curvas para lograr una mayor seguridad vial.

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