Seixalbo rememora su pasado y pone en valor la viticultura con la Festa dos Foros

Una celebración con la reviven uno de los momentos históricos más importantes de la aldea: la sublevación de los vecinos en 1939 para dejar de pagar el tributo al obispado

Vecinos de Seixalbo celebran la Festa dos Foros con una sesión vermú y comidas familiares. |   // IÑAKI. OSORIO

Vecinos de Seixalbo celebran la Festa dos Foros con una sesión vermú y comidas familiares. | // IÑAKI. OSORIO / aixa r. carballo

“En Seixalbo siempre fuimos muy animados, pero también un poco rebeldes”. Esa es la frase con la que Marga Seara, presidenta de la Asociación Cultural Agromadas de Seixalbo define a sus vecinos. Un carácter que heredan desde el 1839, año en el que “el pueblo se sublevó y decidió no pagar más el tributo al obispado porque quería dejar de pertenecer al coto del Obispo”, tal y como desvela Marga.

Veinte años después del alzamiento el miedo estaba cada vez más presente entre los vecinos. “El pleito fue a Ourense, después a A Coruña y acabó en Madrid. Durante todo ese tiempo los atrasos que se debían eran tremendísimos y si les mandaban pagar todo de golpe acabarían arruinados”, reconoce.

Allá por el año 1859, por fin la justicia jugó a su favor. “Llegaron los abogados de Madrid y fueron direectos a la a Capela de Santa Águeda para anunciar con fuegos que Seixalbo acababa de ganar el pleito”, indica. La alegría de los vecinos fue tan grande que organizaron una gran fiesta para celebrarlo.

Ahora, 164 años después, continúan rememorando ese momento histórico que cambió la forma de vida de las personas que vivían en esta pequeña aldea de Ourense. Lo hacen con su tradicional Festa dos Foros, una celebración que Agromadas recuperó hace ya 17 años para que “los vecinos y la gente que se acerca a disfrutar de la fiesta conociesen la historia de esta aldea”.

Los musicos amenizaron la fiesta antes de comer. |   // IÑAKI. OSORIO

Los musicos amenizaron la fiesta antes de comer. | // IÑAKI. OSORIO / aixa r. carballo

El valor del vino y la bodega

Poner en valor la cultura del vino fue otro de los motivos que llevó a Marga y al resto de la asociación a organizar este festejo. “Esta zona no tienen Denominación de Origen entonces el vino aquí no sale rentable y la gente no quiere trabajar las viñas. En consecuencia se está abandonando la actividad y las antiguas bodegas se van transformando en carnicerías, cocinas o salas de estar. Lo que realmente es una pena. Incluso la gente tira al fuego los pipotes, la cuba y todo el material”, lamenta. Sin embargo, los documentos históricos recabados apuntan que Seixalbo vivió del vino desde el siglo XII.

Por eso, ayer por la tarde 14 bodegas del pueblo abrieron sus puertas para que todos los presentes pudiesen probar la cosecha de vino de este año y degustar un pincho típico. Una actividad que hacen de manera altruista con el único objetivo de demostrar que la viticultura todavía tienen un valor importante. “Normalmente se juntan por las calles hasta 400 personas, cada vez vienen más gente a disfrutar de nuestra celebración tradicional”, confiesa Marga.

Durante la jornada de ayer también disfrutaron de una sesión vermú amenizada por el trío Motobomba, de comidas vecinales en las diferentes casas, de juegos populares, de baile y música tradicional , del concierto de O Sonoro Maxín y de un fin de fiesta con Tropical Boy y Capitán Slow. Otro de los actos más destacados del día fue la entrega del premio Freire Carril, un galardón que lleva el nombre del vecino que impulsó la sublevación y que cada año se entrega a una persona que lucha por mantener la cultura gallega.