Una decisión respetable no criticable

Francisco Hernández Vallejo

Hace unos días, Marta Fernández-Tapias anunció su renuncia a la política en base a priorizar su vida personal. Este paso forma parte de los derechos de cualquier ser humano para ponderar y seguir el camino que mejor le convenga y forma parte del ejercicio de libertad que recogen las declaraciones de los derechos humanos y la propia Constitución española.

El problema viene cuando una parte de los teóricos feministas, guiados por el partidismo y la confrontación electoral, alzan la voz para inferir el desinterés de la Sra. Fernández-Tapias por su compromiso con Vigo, cuando es bien sabido que sobrarán recambios que tomen el relevo de la hoy todavía presidenta del PP de Vigo.

Ese “feminismo”, tan cacareado por algunos personajes de la vida pública española, no solo se debe fundamentar en el combate contra el “machismo”, debiera extender su ámbito de aplicación al respeto a la mujer, a promocionar su total igualdad en cuantos foros participe, a su capacidad para elegir seguir con una actividad pública o privada u optar por centrarse en lo que decida, sea o no del agrado de los talibanes de un feminismo que, a la hora de la verdad, es de pacotilla, oportunista, vacío de contenido y más orientado a la confrontación que a resolver de forma eficaz los problemas reales de la mujer y su protección.

Me he quedado de una pieza escuchando y leyendo declaraciones de algunas señoras del PSOE entrando a saco contra la Sra. Fernández-Tapias, haciendo bueno el refrán de que “no hay peor cuña que la de la misma madera”. Me parece lamentable y demuestra que el feminismo de algunas señorías se queda en el limbo cuando se trata de obtener un puesto político.

Estamos entrando, casi sin darnos cuenta, en un nuevo fundamentalismo que no tiene nada que envidiar al religioso, al nacionalista y al dictatorial.

En base a ello, ha hecho fortuna poner etiquetas a la defensa de la libertad de la mujer, dependiendo del partido donde milite. Así, el espectáculo de atribuirse la patente feminista se parece a quienes monopolizan el uso de las diferentes banderas. No vamos a un feminismo integrador, vamos camino de un nuevo sectarismo. Las críticas a Marta Fernández-Tapias, además de “casposas”, son impropias de partidos democráticos y, lo peor, es que no ha salido nadie a reprobar esa demagógica coartación de derechos.

Por desgracia, las vísperas electorales, en vez de una sana confrontación de ideas y programas, se ha convertido en una reyerta de baja estofa que avergüenza a una parte de los ciudadanos, entre los que me encuentro.

Mi apoyo a la libertad y libre decisión de Marta y mi total solidaridad con el disgusto que todo esto puede estarle produciendo. Solo me cabe desearle suerte en el camino de la vida que pueda elegir y mi mas absoluto repudio a quienes ejercen la censura y luego se llaman feministas y demócratas.