La transformación del Celta pasa por reforzarlo en condiciones

Francisco Hernández Vallejo

Una de las premisas que debe cumplir un entrenador de cualquier categoría y, mucho más en Primera División, es además de aportar conocimientos técnicos y tácticos que se le suponen tras pasar el Curso de Entrenador, saber involucrar a todos y cada uno de los jugadores del vestuario.

Parece fácil decirlo, pero llevarlo a la práctica, complejo y, asociado a las múltiples personalidades que conviven en el equipo y cuerpo técnico.

Giráldez ha revertido la deriva del Celta, que había perdido el rumbo casi desde el comienzo de la Liga, y ha puesto en evidencia, que dejar jugadores en la suplencia o en la intermitencia como Carles Pérez e Iago Aspas, han sido o bien caprichos de técnico veterano y resabiado, o bien, poca capacidad de saber entender la peculiar idiosincrasia de cada uno de los jugadores de la plantilla.

Decía hace unos años Jorge Valdano, que un equipo, “es un estado de ánimo”. Tenía razón, pero debo añadir, que sin la necesaria calidad, competir en la Primera División del futbol profesional, requiere, ánimo, calidad, actitud, convencimiento y, un conjunto equilibrado en todas sus líneas y, el Celta, no nos engañemos, no está equilibrado, ni en defensa, ni en medio campo. Esa labor, es una asignatura pendiente desde ya hace unos años, que se está al borde del descenso.

Que el Celta ha cambiado para bien con la llegada de Giráldez, es una evidencia. Que todavía no está todo el “peixe” vendido, una realidad. La competición no perdona despistes. Si el equipo reaccionó ante Las Palmas, debe valorar, que revertir ese primero gol encajado ante equipos de mayor entidad, no será sencillo y, el calendario restante tiene aristas de nivel.

Si Giráldez (que ha demostrado que sabe colocar al equipo) es capaz de gestionar egos e integrar y hacer sentirse útiles, a todos y cada uno de los miembros de la plantilla, habrá dado un paso de gigante. Esa integración, no puede ser solo fruto de un momento delicado, para ser fructífera, deberá tener continuidad, sabiendo que el rendimiento en el campo, contiene aciertos y errores, lesiones, estados de forma variables e imponderables determinados por el entorno social y familiar de cada jugador.

Tengo la impresión, de que el Celta, aunque sea sufriendo, mantendrá la categoría y, una vez más, la afición está dando un ejemplo formidable, pero hay que planificar el futuro.

El Consejo de Administración, debe repasar los cuatro años anteriores y sacar conclusiones de dónde han estado los fallos en planificación, refuerzos, política de comunicación y proyección de imagen. Fundamental la figura presidencial y, llenar de contenido y competencias al resto de miembros del Consejo.