Una segunda vida para la tecnología

Rural Hackers recoge y reacondiciona equipos informáticos para darlos a quienes los necesitan

El Gobierno de Cangas respalda a Rural Hackers en la presentación del “tecnoarranxo”.

El Gobierno de Cangas respalda a Rural Hackers en la presentación del “tecnoarranxo”. / G. Núñez

G.M.P.

“Piensa globalmente, actúa localmente y revive ruralmente”. Es la filosofía que predica el equipo de Rural Hackers, creadores de un movimiento que está “revitalizando el modo de vida rural gracias al aprendizaje, la tecnología, la creatividad y el arte”, dicen de ellos quienes se han acercado a su universo con epicentro físico en Anceu, un rincón de Ponte Caldelas donde asientan su “coliving”, con teletrabajo, convivencia y experiencias artísticas. Aunque su campo de actividad es amplio, dos de sus miembros, Ignacio Márquez e Iván Sánchez, se presentaron ayer en Cangas con la propuesta del “tecnoarranxo”, un término muy rústico para acercarse a las tecnologías en un mundo global que necesita de ellas. Se trata, en síntesis, de recoger equipos informáticos que teóricamente han quedado obsoletos, removerle las “tripas” y formatearlos para que puedan darle una nueva vida quienes no tienen los recursos económicos que exige el mercado. Si ya no lo necesito o me queda “corto” , hay muchos destinatarios que sí pueden sacarle provecho.

Además de favorecer el acceso a las nuevas tecnologías, facilitando recursos técnicos, el “tecnoarranxo” es también una buena noticia para el medio ambiente con el reciclaje de ordenadores, teclados, pantallas y ratones en desuso que serán revisados, reacondicionados y destinados a personas a los que pueden serle útiles. Particulares, colegios o empresas ya colaboran para darle esa segunda vida, y el Concello de Cangas lo hace ahora ofreciendo un punto de entrega de estos aparatos en el mismo consistorio, donde pueden depositarse hasta que los recoge el equipo de Rural Hackers. La alcaldesa, Araceli Gestido, y las concejalas Iria Malvido, Leo Gala Torres y Noël Malvido también lo avalaron ayer con su presencia en el acto.

La base de operaciones de Rural Hackers es Anceu, una aldea que no supera el centenar de habitantes en el interior de Pontevedra, cerca de Ourense, que podría servir de ejemplo para esa Galicia o España vaciada a la que aportan la llegada de teletrabajadores de otras latitudes que están de paso o incluso se quedan para siempre sin dejar de estar conectados con el resto del mundo.

Suscríbete para seguir leyendo