Las “voces silenciadas” del turismo

Una tesis de la Universidad de Vigo visibiliza las desigualdades y las duras condiciones laborales que sufre el colectivo de “kellys” desde una perspectiva ecofeminista

Una camarera de piso, durante su jornada laboral.

Una camarera de piso, durante su jornada laboral. / David Revenga

Sandra Penelas

Sandra Penelas

El sector turístico también tiene una parte oscura que, casi siempre, permanece invisibilizada. Y las kellys constituyen uno de esos colectivos “silenciados” a los que la investigadora y profesora de la Complutense Almudena Otegui da voz en una tesis que defenderá este año en la UVigo. Su trabajo, que incluye interesantes aportaciones sobre las condiciones laborales de las camareras de piso en España, también es pionero en la visibilización de las desigualdades que sufren desde una perspectiva ecofeminista.

Su investigación pone además sobre la mesa la explotación y la violencia que sufre la infancia y la naturaleza. “La sostenibilidad turística también incluye las desigualdades y los colectivos que más sufren las consecuencias negativas de este sector en el mundo son las mujeres, los niños y las niñas y los animales. Pero están silenciados y con este trabajo pretendo darles voz”, destaca.

Durante su doctorado, Otegui publicó varios artículos y capítulos sobre la explotación sexual infantil en el turismo o el uso de animales –alrededor de 3 millones viven en cautividad en todo el mundo–, y que constituyen el marco teórico de una tesis que tiene como directores a José Antonio Fraiz y Noelia Araújo.

La autora del trabajo, Almudena Otegui.

La autora del trabajo, Almudena Otegui. / Cedida

A partir de ahí, la autora aborda las desigualdades que sufren las mujeres como trabajadoras en un sector con mucha presencia femenina, pero también como emprendedoras y turistas, ya que, en general, no tenemos la misma libertad que los hombres cuando viajamos solas.

Y acaba centrando su investigación en la situación de las kellys, que son las que más sufren las desigualdades y los estereotipos de género. En un estudio elaborado a partir de entrevistas en profundidad con trabajadoras en hoteles de diferentes comunidades antes, durante y después de la pandemia, Otegui pudo concluir que la “altísima” carga de trabajo y el trato que reciben, que las daña psicológicamente a pesar de desarrollar un trabajo esencial, son las principales fuentes de estrés. Y esto impacta en su salud, así como en su vida familiar y personal.

Las kellys se enfrentan a nueve de los diez factores de riesgo psicosociales identificados por la OMS, muchas sufren ansiedad o depresión, pero tienen dificultades para que las numerosas dolencias que sufren, recogidas en un informe del Ministerio de Igualdad presentado a finales de 2023, sean reconocidas como enfermedad profesional.

El trabajo de Otegui también reveló que caminan entre 11 y 17 kilómetros en largas jornadas diarias de 6-8 horas y que las reseñas en portales como TripAdvisor o Booking incrementan el estrés, además de ser muchas veces utilizadas por las gobernantas en su contra.

Plataforma ética de reservas y sello de calidad

En otro artículo, la experta aborda la plataforma ética de reservas impulsada por las kellys de Cataluña: “Es una idea muy bonita y consiguieron 90.000 euros mediante crowfunding para llevarla a cabo e impulsar un cambio de paradigma. Pero es muy complicado, porque no tienen el dinero suficiente, ni experiencia en la gestión para que sea algo viable”.

“Si estamos en una sociedad cada vez más comprometida con las condiciones laborales y la sostenibilidad ambiental, deberían buscarse formas de hacer reservas más éticas y respetuosas con el trabajo y el medio ambiente. Ellas creían que la plataforma podría salir adelante porque tienen listas de hoteles que ofrecen buenas condiciones a las camareras de piso y la gente se las pide. Pero realmente tampoco se sabe el impacto que tienen finalmente”, añade.

“Por eso una solución mejor podría ser un sello de calidad para hoteles éticos que cumplan las condiciones de esa plataforma. De hecho, llegó a ser aprobado por el Parlamento catalán gracias a las kellys, pero nunca se puso en marcha por las reticencias del sector. Habría que buscar un nombre que identifique bien a qué se refiere ese sello y hacerlo extensible también a los touroperadores y agencias de viaje”, plantea.

De cara al futuro, Otegui propone analizar la situación laboral de las kellys en los hoteles familiares y compararla con la que tienen en grandes complejos y cadenas: “Hay estudios que demuestran que los negocios familiares son más empáticos con los empleados y la relación suele ser más cercana, por lo que igual estarían en condiciones más favorables”.

La huida de trabajadores hacia otros sectores tras la pandemia ha contribuido a mejorar en parte su situación laboral, pudiendo dirigirse a los hoteles que ofrecen mejores condiciones. Y, aunque los problemas internos del colectivo y las reticencias de algunas nuevas trabajadoras también han influido en la disminución de las movilizaciones y protestas, Otegui pone en valor todos los cambios que han impulsado y conseguido.

"Han conseguido luchar por sus derechos y muchas cosas en toda España"

“Tienen un trabajo durísimo física y psicológicamente y, a pesar de no contar con experiencia en asociacionismo, jurídica ni derecho laboral, han conseguido formar un movimiento y luchar por sus derechos y los de sus compañeras. Me parece increíble lo que han hecho. Es verdad que la reforma laboral ha ayudado bastante y que han tenido apoyo de asesorías y abogados, pero ellas han conseguido muchas cosas en toda España. En Baleares, por ejemplo, lograron que se solicitasen fondos Next Generation para cambiar camas en los hoteles y se han modificado convenios. Y tendrán que seguir luchando,reclamando”, sostiene.

“Una de las kellys del primer estudio que era gallega y con la que seguí en contacto sufrió un ictus este año y está pendiente de que le concedan la invalidez. Pero ella sigue en la lucha. Son guerreras por dentro. La idea del ecofeminismo nació de aquellas entrevistas porque ellas siempre decían que la suya era una lucha feminista, de trabajadores que son mujeres. De hecho, se ofertan cursos gratuitos para camareras de piso, nunca se habla de camareros. Y yo nunca he conseguido conocer a ninguno”, apunta sobre la enorme feminización y los estereotipos que caracterizan a esta profesión.

A pesar de su invisibilización, insiste, han logrado cambios, han formado asociaciones, federaciones y hastaa sindicatos para formar parte de las mesas de negociación. “Mientras haya gente disfrutando de un hotel y a la vez haya trabajadores con artritis o cualquiera de las enfermedades asociadas a las camareras de piso algo está fallando”, concluye.

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