Entrevista | Pilar Posada González Nueva Jefa del Servicio de Medicina Intensiva del Área Sanitaria de Vigo
“Quiero dar asistencia post-UCI a pacientes de alto riesgo de complicaciones”
“La dotación de camas ahora es adecuada, pero la demanda es de pacientes más graves”

Pilar Posada, jefa de Medicina Intensiva / Marta G. Brea
Está “contentísima” de regresar a casa, tras siete años al frente del mismo servicio en Pontevedra. Defensora de un concepto de UCI donde tiene una importancia clave el trabajo en equipo y multidisciplinar –desde la Medicina, la Enfermería, la Fisioterapia, la Logopedia...– y con un ojo puesto siempre en la investigación, la doctora Pilar Posada acaba de ponerse al frente de Medicina Intensiva del Chuvi y aspira a “conseguir que este servicio sea de referencia a nivel gallego”.
–¿Cuáles son los retos de su proyecto para la Jefatura?
–En línea con lo que había iniciado la doctora Vila [su antecesora en el cargo], conseguir que este servicio sea líder a nivel gallego. La UCI del CHUAC es el servicio de referencia en Galicia. Tanto por tamaño como por la complejidad de los pacientes, nosotros nos tenemos que colocar a un nivel muy similar. Tenemos que continuar avanzando desde el punto de vista tecnológico y también en colaboración con las otras UCIs. Este servicio tiene que destacar en Galicia.
–¿Aún no está al nivel?
–No es que no esté al nivel. Es que, como hospital, carece de algunas especialidades. Aquí no se hace trasplante de órgano sólido, por ejemplo. A nivel de UCI no tenemos la atención al paciente postrasplantado y eso es la diferencia fundamental. Por ahora no va a haber modificaciones en este sentido , pero sí intentaremos mejorar en otros aspectos, como aumentar el soporte a los pacientes en shock cardiogénico, algo que también es una línea de trabajo de la Conselleria. Exceptuando el trasplante, que en eso va a continuar siendo referencia el CHUAC, vamos a dar un apoyo muy completo a estos enfermos con nuevos avances tecnológicos, que iremos incorporando poco a poco. Espero que vayamos trabajando más en la colocación de dispositivos de soporte ventricular.
–¿Qué es eso?
–Un shock cardiogénico es que el corazón no funciona, por el motivo que sea. La mayor parte de las veces, por un infarto. Aquí hay un manejo de 24/7 de estos enfermos por la Unidad de Hemodinámica, que hacen cateterismos. Pero, a pesar de ese tratamiento, puede que el corazón acabe fallando. Los pacientes en shock cardiogénico pueden recibir distintos tipos de apoyo. Trabajamos ya con el sistema ECMO como soporte circulatorio, pero hay otros soportes. Empezamos a trabajar con el impella, un aparato que nos ayuda a la función del ventrículo, y hay otros sistemas que podríamos acabar implantando.
–¿La idea es ampliar el abanico de sistemas que puedan ayudar?
–Exacto. Todo está en línea con el proyecto de centralizar el manejo de estos enfermos, sobre todo, en las situaciones de más gravedad. Aquí se podrían manejar todos, salvo cuando necesiten trasplante cardíaco, que ya se el trasladarían a A Coruña.
–¿Ahora los mandan antes al no disponer de todo el repertorio?
–Son dispositivos muy novedosos. Y, efectivamente, en algunos casos puede que nos ayuden a evitar incluso el trasplante. Ahora hay que mandar a los enfermos cuando no podemos hacer ninguna cosa más por ellos y son candidatos a trasplante.
–¿Qué otros proyectos le gustaría poner en marcha aquí?
–Me gustaría reforzar la actividad asistencial y también poner en marcha una especie de asistencia post-UCI de pacientes de alto riesgo de presentar complicaciones al alta del servicio. Se ha visto que hacer un pequeño seguimiento tras el alta del paciente del servicio en algunos pacientes de alto riesgo, puede disminuir la tasa de reingreso y la de complicaciones en la planta. Ya hay gente trabajando en ello, pero me gustaría implicar un poco más al servicio en proyectos de investigación. Incluso antes de venirme, llevábamos un tiempo hablando de crear una línea de investigación propia, vinculada al Instituto de Investigación Galicia Sur. Son proyectos de cara al futuro. En este momento estoy aterrizando y centrándome más en la organización de la asistencia diaria, de los grupos de trabajo...
–¿Algo en particular que le gustaría cambiar de la organización?
–Fundamentalmente, me gustaría reforzar el servicio.
–¿Más personal?
–Los jefes siempre pedimos eso, no es original. La actividad asistencial del servicio es muy intensa y además queremos atender otros proyectos de calidad que están en marcha, docencia, investigación, nuevas tecnologías… Todo eso no se puede sacar de la nada. Necesitamos crecer como servicio en lo que ofrecemos, pero ello requiere más personal. Sabemos que estamos en un sistema de recursos limitados y que, a veces, hay que jugar con las cartas que tenemos.
–Hoy, ¿qué cartas tiene?
–Conmigo, somos 17 facultativos y otros dos con contratos parciales.
–¿En las UCIs tienen cada vez más pacientes?
–Cada vez son pacientes más complejos. Viendo el promedio de ingresos en los últimos años es de que la dotación de camas del servicio es adecuada. No quiere decir que, a lo mejor, más adelante nos podamos encontrar con problemas o que haya picos de modo puntual. Pero la demanda es de pacientes más graves. Ha habido la creación de algunas unidades de “cuidados intermedios” [Cardiología, Neumología e ictus], que llevan pacientes con una gravedad más moderada y dirigidos a una patología concreta y eso también ha disminuido un poco la presión global de camas sobre el servicio. Antes de la fusión [del Meixoeiro con el Xeral en el Chuvi] era muy fuerte. Vengo del Xeral y allí era muy intensa. Pero lo que también han hecho estas unidades es que los pacientes que llegan sean mucho más graves.
–¿Podríamos profundizar en qué es la asistencia post-UCI?
–Los pacientes salen de la UCI cuando hemos finalizado los soportes específicos: una vez que ya pueden respirar, que ya tienen la tensión bien, que ya no necesitan una máquina para sustituir el riñón... Pero muchas veces lo hacen con complicaciones por la estancia: con debilidad muscular, por el tiempo de sedación, con confusión tras los problemas de delirio… Muchos salen porque ya no necesitan un manejo específico de un órgano en concreto, pero todavía tienen riesgo de complicaciones. El problema es que tampoco pueden quedarse aquí hasta que se recuperen completamente, porque a veces es cuestión de semanas o meses. El periodo de más peligro es justo cuando salen porque han estado con mucha tensión, con vigilancia de enfermería constante, con monitorización, con fisioterapia...Y pasa a una planta donde no es así. Se ha demostrado que si los especialistas de UCI, realizan seguimiento sobre ello cuando van a planta, disminuye el riesgo de reingresos en UCI. Puede ser interesante para el hospital. No de todos los enfermos, sino de aquellos que tienen más riesgo. Nuestra misión sería más de asesoría o de soporte, porque una vez que pasa a otros servicios, la responsabilidad directa es de los facultativos de ese servicio.
–En cuanto a investigación, ¿qué líneas le gustaría abordar?
–Ahora hay un par de líneas. Una en relación con la nutrición del paciente crítico, que hay una persona que está muy especializada. Y, luego, la utilización del sistema de oxigenación extracorpórea, el ECMO, que hay otra persona que también está trabajando mucho. Las lideran, pero hay más gente implicada. Tenemos también mucho paciente neurocrítico y me gustaría iniciar algo de investigación en colaboración con el servicio a Neurocirugía. Es un proyecto muy incipiente. Probablemente habrá más.
“Las aguas vuelven a su cauce tras el COVID y a veces olvidamos lo necesarios que somos”
–¿Solicitarán ampliación de fisioterapia?
–Tenemos asignado un fisioterapeuta, que es una persona de una gran valía desde el punto de vista profesional, intelectual y como investigador. Tenemos esa suerte. En múltiples publicaciones a nivel internacional está claro el papel de la fisioterapia precoz en nuestros enfermos. N hay ninguna duda. Trataremos de reforzar para ver si conseguimos incrementar el apoyo. Cosas que se hicieron durante el COVID y no se han podido mantener en el tiempo. Sería muy interesante.
–¿El COVID ha cambiado mucho las UCIs?
–Nos ha dejado a todos una sensación un poco de desasosiego. Sí ha cambiado. Lo primero, nos ha dado a conocer porque éramos un servicio muy desconocido de cara a la opinión pública. Ha puesto en valor la importancia del trabajo de los de los intensivistas también a nivel intrahospitalario. Pero luego las aguas van volviendo a su cauce y a veces nos olvidamos de lo necesarios que somos y, sobre todo, para poder actuar de modo inmediato. Es una cosa que con el paso del tiempo parece que se va olvidando. Como intensivistas también es nuestro papel reivindicar la necesidad de tener unos servicios bien dotados, con un número de camas suficiente para poder atender a una emergencia por encima de lo usual con los recursos adecuados.
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