El corazón del Fraga seguirá en pausa... y ya lleva más de 22 años

El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, reconoce que la entidad no ha sido capaz de encontrar un "proyecto sustentable”

El edificio del Cine Teatro Fraga, en la calle Uruguay. Marta G. Brea

El edificio del Cine Teatro Fraga, en la calle Uruguay. Marta G. Brea / Marta G. Brea

El 2023 no será el año en el que Vigo celebre la recuperación de una de las grandes joyas de su patrimonio arquitectónico, el edificio del Cine Teatro Fraga, en el cruce de las calles Colón y Uruguay, a pocos metros de la sede de Abanca, propietaria del inmueble. Su presidente, Juan Carlos Escotet, aseguró ayer que no han encontrado un proyecto “sostenible”, condición que establece la entidad para darle una segunda vida.

“Le hemos dado muchas vueltas y contratamos a alguna consultora de las importantes para pensar en posibles alternativas, pero no hemos sido capaces de dar con un proyecto sustentable”, explicó antes de añadir que “hay un par de nuevas ideas que se están estudiando”: “Ojalá cumplan con la expectativa”.

Destacó que la revitalización del Fraga es un “reclamo” que reitera el alcalde y reconoció entender el “valor emblemático que tiene para la ciudad” y la entidad. “Seguimos empeñados en ello. Me avergüenza un poco no tener soluciones después de un tiempo largo transcurrido”, concluyó.

Un centro social y cultural

La idea principal era convertir el emblemático espacio, que empezó a funcionar en 1948, en un centro social y cultural. Para ello, en el mismo mes de la clausura, Caixa Galicia puso encima de la mesa casi 1.300 millones de pesetas –más de 7,5 millones de euros– para adquirírselo a la familia Fraga. Ahora, la entidad bancaria le busca una “salida sostenible”. El objetivo: que esta propiedad “no se convierta en una cuenta de resultados negativa”. “No cejaremos en el empeño”, destacaba Escotet hace más de dos años.

En la actualidad, el edificio, de unos 7.000 metros cuadrados, presume de estar reformado casi al completo en su interior. A mediados del año 2008, tras varios meses de retraso por el conflicto judicial con el dueño de la sala Nova Olimpia, que ocupaba una parte del inmueble, y por ajustes técnicos en el proyecto, que añadía usos, comenzaron las obras para crear un auditorio de más de 1.200 localidades, salas de formación, exposición y actos culturales, una gran biblioteca, una cafetería y un espacio de nuevas tecnologías, con una zona de conexión a internet sin cables de acceso público y puestos con ordenadores conectados a la red.

Los trabajos frenaron en el verano de 2011: las diferencias presupuestarias entre Novacaixagalicia, propietaria del edificio y promotora de la reforma en aquel momento, y la empresa adjudicataria, Aldesa, precipitaron esta situación. En 2012, Abanca puso en venta el Fraga, sin éxito. Tiempo después, valoró instalar una escuela financiera, opción que fue rechazada por su elevado coste. También se descartó el plan de utilizarlo como auditorio.

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