Entrevista | Leopoldo López y Lilian Tintero Exiliados políticos de Venezuela en España

“En Venezuela nos quieren muertos o presos”

El opositor al régimen de Nicolás Maduro y su esposa relatan diversos aspectos de cómo vivieron los años de persecución política. Su historia está plasmada en la última novela de Javier Moro

Leopoldo López y Liliana Tintori.

Leopoldo López y Liliana Tintori. / FARO

En 2014 una oleada de protestas invade las calles de Venezuela en contra el gobierno de Nicolás Maduro, cuya llegada al poder se había producido apenas un año antes en unos comicios de cuestionada legitimidad . Al frente de esas revueltas pacíficas se encontraban líderes como Leopoldo López, exalcalde de Chacao, fundador del partido Voluntad Popular y candidato a la presidencia favorito en las encuestas años atrás en liza con Hugo Chávez, lo que le valió ser inhabilitado para ejercer un cargo público. Los manifestantes se encontraron con balas de la policía y hubo muertes, de las que el gobierno responsabilizó a López acusándolo de incitador de las revueltas y terrorismo. Tras pasar cuatro años en una prisión militar le conceden arresto domiciliario y en abril de 2019 se refugia en la embajada de España, junto a su esposa Lilian Tintori (que se convirtió en la voz de los presos políticos de Venezuela durante esos años) y la hija menor de ambos, Federica, de solo un año. En octubre de 2020 abandonan clandestinamente la embajada española y huyen desde Colombia en avión a España , donde viven desde entonces como exiliados políticos junto a sus tres hijos. Su historia, la de Lilian y Leopoldo, está recogida en la última novela de Javier Moro, “Nos quieren muertos” (Espasa). El periodista y escritor y la pareja de protagonistas estarán en Club FARO el próximo lunes 23 de octubre en el salón de actos del MARCO (calle Príncipe, 54).

– ¿Cómo es la experiencia de ver su vida reflejada en una novela?

Lilian Tintori: Es muy emocionante, pero también remueve revivir el sufrimiento del pasado y al mismo tiempo del presente, porque lo que yo viví como mujer, como esposa y como venezolana lo están viviendo hoy en día en mi país familias enteras. Se escribió nuestro testimonio, algo que me tiene muy en paz porque el libro narra la verdad, la historia exacta, que es la de miles de historias de venezolanos.

Leopoldo López: Para nosotros ha sido una oportunidad de recopilar cómo han sido los hechos y contar lo que vivimos. Javier Moro ha consultado a distintas fuentes para obtener una visión de cómo ocurrieron las cosas y es algo que lo logra, lo que relata es la realidad.

– ¿Lilian, sabía dónde se metía cuando se casó con Leopoldo, un hombre comprometido con la lucha política?

– Me vino de sorpresa , cuando conocí a Leo era un político comprometido con la lucha por la democracia, pero en ese momento no me imaginé que iba a ir preso y, no solo eso, sino que estaría mucho tiempo en una cárcel militar, sí me imaginé momentos de sacrificio y entrega porque al casarte con un político sabes cuál es su objetivo y propósito de vida, siempre lo apoyé, pero me vine abajo.

– Lilian era deportista de kite surf y presentaba un programa de deportes extremos en la televisión y Leopoldo era un político con proyección, les llamaban Kent y Barbie por su aspecto atractivo, pero todo eso se rompe cuando encarcelan a él en 2014, ¿cómo les ha transformado lo ocurrido desde entonces?

L. T.: Más allá del cambio profesional, físico o de estilo de vida, es un cambio espiritual, interno, de mentalidad. Yo sentía que el mal no existía, tenía una inocencia por la crianza que tuve en Venezuela, en una familia muy grande, de seis hermanos, todos muy felices, tuve una infancia protegida pero realista, de estudios y trabajo (empecé a trabajar a los doce años). Ese anillo protector de inocencia me lo rompen cuando allanan la casa 25 hombres encapuchados y me lo rompe el militar que cuando voy a visitar por primera vez a la cárcel a Leo nos maltrata con sus palabras. Entonces me di cuenta de que el mal existía y lo tenía enfrente, eso me hizo cambiar mucho y tener que reacomodar de nuevo quiénes somos ante la vida, cómo nos comportamos ante las circunstancias, cómo debemos actuar, cómo sentir, cómo anteponerte a ti a cualquier situación que vivas a tu alrededor y cómo protegerte de tanta maldad. Y eso continúa, me gustaría que fuera pasado, pero es presente en mi país y en mi vida. El huracán de la dictadura de Maduro todavía nos ataca mucho a Leopoldo, a mí como mujer y a nuestra familia. Obviamente eso duele, pero tenemos claro cómo vamos a seguir nuestro camino como familia y sabemos que estamos del lado correcto de la historia.

L.L.: Sin duda alguna es una experiencia que marca, a mí me hizo mejor persona, más centrada en el sentido del tiempo, que antes para mí era algo inmediato. También fortaleció mucho a nuestra familia porque asumimos la actitud de enfrentarnos la situación con la mejor rectitud.

– ¿De verdad les quieren muertos, como sugiere el título del libro?

L. L.: Sí, nos querían muertos. A lo largo de los años tuve tres intentos de homicidio, en la cárcel la situación estuvo bastante tensa, y Lilian también tuvo intentos directos de asesinato. Sin embargo el título del libro va más allá de la muerte física, la dictadura quiere muerta a la libertad de expresión, a la justicia, a la libertad de asociación, a todos los que queremos un país libre y democrático.

– ¿En su caso, Lilian, la experiencia vivida le ha hecho ser activista política?

– Creo que soy más venezolana que antes, me convertí en activista de los derechos humanos y no me puedo callar ante las injusticias o situaciones extremas, pero Leo es el político, sigue siendo el político que conocí en el año 2003.

– Leopoldo, cuando le llevaron preso le acusaron de terrorismo y ser responsable de asesinatos, de las muertes que se produjeron durante las revueltas de 2014, ¿se siente culpable de alguna manera de esos fallecimientos al alentar movilizaciones en las calles?

– Desde ningún punto de vista, allí la responsabilidad, tanto material directa como de haber creado las condiciones para la revuelta, es de la dictadura. Cada uno de los asesinatos que ocurrieron, que fueron cientos, están registrados, hay casos ante la Corte Penal Internacional, ante la ONU. La dictadura fue desarrollando un sistema de represión selectiva para acallar las protestas en la calle que comenzaron en el 2014 y luego en 2017 lo llevaron a extremos donde todos los días mataban a una, dos o tres personas para disuadir a la gente de salir a protestar. En 2014, cuando comenzó todo esto, la percepción era que Venezuela era una democracia con problemas, quedó claro que no era una democracia y hoy la percepción dentro y fuera del país es que Maduro es un dictador que está siendo, además, investigado por la Corte Penal Internacional, es uno de los pocos mandatarios del mundo que esta sometido a una investigación por cometer crímenes de lesa humanidad.

– Comenzó como opositor a Hugo Chávez y luego a Maduro, ¿quién es el mas peligroso de los dos?

– Maduro ha derivado en algo no peor, sino que las circunstancias le llevaron a que se quitara la careta respecto a la represión, pero Chávez es responsable de haber destruido Venezuela, la democracia y la justicia, y de haber instalado un sistema totalmente corrupto. Maduro continuó el modelo.

– Llama la atención que Voluntad Popular, el partido que fundó, y se define como de centro izquierda haya sido la principal oposición a un régimen que también se sitúa en la izquierda.

L. L.: Agradezco mucho esa observación. La lucha por las libertades y la democracia no es ideológica, es mucho más que eso, las libertades, el estado de derecho, los derechos humanos y la democracia son conceptos en los que cabe el centro izquierda, el centroderecha,... todo el que sea demócrata tiene que entender que es una lucha vital.

– En otros países de Latinoamérica la amenaza extremista viene de la derecha, ¿cómo está ese arco ideológico en Venezuela?

L. L.: Creo que plantear la lucha política en términos ideológicos no es correcto, yo preguntaría cómo están los que quieren democracia en Venezuela, somos más del 80 por ciento de la población venezolana.

"Entregarme en 2014 para que me encarcelaran fue un sacrificio que tuve que asumir para exponer a la dictadura a su verdadera cara"

– Volviendo a repasar su historia, ¿por qué en 2014 se entrega voluntariamente a la policía en lugar de esperar a que le detengan?

L. L.: En aquel momento exponer a la dictadura en su verdadera cara era la contribución más importante que podíamos hacer. Martin Luther King dio la que para mí es la mejor definición de la lucha no violenta: la no violencia expone las heridas del sistema, lo putrefacto, para que exista la conciencia de que hay que cambiarlo. Yo era consciente de que entregarme era un sacrificio que tenía que asumir, desde 2014 se ve que en Venezuela hay una dictadura que cada vez ha ido mostrando rasgos de mayor brutalidad y de mayor apego a prácticas autocráticas violadoras de los derechos humanos.

– ¿Por qué los observadores de la ONU no demuestran el fraude en las elecciones?

L. L.: Cada vez que ha habido una observación electoral ha quedado muy claro que el sistema no es transparente, la última vez que participó la ONU en un proceso electoral en Venezuela, en el año 2021, dejaron una cantidad de recomendaciones, más de veinte, de porqué las elecciones en Venezuela no son libres.

– ¿Cómo fue su vida durante cuatro años en una cárcel militar venezolana?

– L. L.: Mi encarcelamiento fue de confinamiento solitario, pasé casi cuatro años solo en una celda, el trato de los custodios cambió con el paso del tiempo, al principio había mucha más apertura, más conversación, pero la dictadura fue creando condiciones cada vez más hostiles, pusieron cámaras en las celdas y en los pasillos, los custodios que le asignaron la supervisión de mi caso fueron entrenados por los cubanos, yo vi un cambio total en su personalidad, cada vez más hostil, fue una cárcel dura.

– ¿Cómo protegían a sus hijos de esa realidad?.

L.L.: Era mi principal y, a veces, única angustia, lo demás lo podía asumir, gracias a Dios Lilian llevó no solo el papel de ser la voz de los presos políticos, sino también el de madre abnegada siempre acompañando a nuestros hijos.

L.T.:Esa parte fue la que más nos costó, nos dolía y preocupaba. Los niños siempre entraron a la cárcel conmigo, había un bloque familiar importante para protegerlos, en la casa estaban rodeados de familia, estaba mi hermana Patricia, mi gran acompañante como apoyo, y mi mamá. Cuando a mí me tocó salir de viaje para denunciar lo que estaba pasando en Venezuela, que fueron más de 173 veces, quedaban ellas con mis hijos, que eran dos en ese momento, Manuela y Leopoldo, luego vino la tercera, Federica. Mi suegra fue otro de mis grandes apoyos. Algo que me queda muy claro es que cuando las cosas se ponen difíciles la familia es el anillo principal y lo que más hay que proteger.

–¿ Por que deciden refugiarse en la embajada de España en Caracas?

L. L.: El 30 de abril de 2009 vamos primero a la embajada de Chile y luego a la de España porque Lilian había estado en contacto con el embajador Silva. Le estamos muy agradecidos de ser nuestro anfitrión y a Borrell de tomar la decisión de permitir quedarnos en la embajada

– Meses después toman la decisión de huir de Venezuela, algo que Leopoldo había prometido públicamente no hacer, ¿qué aspectos pesaron más para tomar esa determinación?

L. T.: En el momento que me escapo de Venezuela es porque estoy separada de mis dos hijos mayores (vivían en España con su abuelo), me faltaba el aire, no podía respirar por completo en la embajada de España , a la que agradezco literalmente habernos salvado la vida.

L. L.: Me fui con el corazón partido, tenía siete años sin ver a mi padre, casi tres sin ver a mi madre, que estaba muy enferma, y dos sin ver a mis hijos mayores. Falté a mi promesa pública, se que hay gente que lo entiende y otra que no. Mi única opción de estar en Venezuela era preso o muerto. Somos ocho millones de venezolanos que hemos tenido que abandonar nuestro país, unos tienen la opción de volver, pero los que hemos salido por persecución no tenemos esa alternativa.

– ¿Se plantean regresar?

– L. T.: Sí, regresaremos cuando haya estado de derecho y no esté el gobierno de Maduro, que es una dictadura.

L.L.:En la primera oportunidad que tengamos regresaremos. Lo hablaba esta mañana con amigos que también estuvieron presos. Todos soñamos con regresar.

– ¿Qué pretende con la alianza World Liberty Congress que promueve usted, Leopoldo, desde España y qué piden a la comunidad internacional?

– L. L.: Es una organización de movimientos que luchan a favor de la democracia en países autocráticos. Nos ha permitido, primero, darnos cuenta de los similar que es nuestra lucha a pesar de las diferencias entre países (estamos grupos de África, Asia, Latinoamérica) y de que los autócratas están trabajando juntos, bajo el liderazgo de China, Irán y Rusia, mientras que del lado de los demócratas no teníamos un espacio de encuentro y colaboración. .A la comunidad internacional le pido que no olvide el caso de Venezuela, que hoy no está en el foco de las noticias como hace años lo estuvo pero eso no significa que la situación allí haya mejorado. Me gustaría decir que el problema de Venezuela lo solucionamos solos los venezolanos, pero no es así. Maduro está en el poder, entre otras razones, por el apoyo que tiene de potencias internacionales, por eso para poder avanzar hacia la democracia necesitamos el acompañamiento de los países democráticos, y esto se traduce de diferentes formas: una es el apoyo a los movimientos democráticos y otra es la presión a la dictaduras.

Suscríbete para seguir leyendo