Un héroe gallego en Vietnam

Argimiro García Granados.

Argimiro García Granados. / Arquivo/FDV

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

"Gallego de pura cepa, algo socarrón, ecuánime, ponderado, calmoso y eficacísimo. Veterano de la Guerra Civil, veterano de la División Azul, indiferente al peligro, es hombre que apenas puede ocultar su profunda bondad”. Así definía el periodista Luis María Anson al comandante de la denominada Spanish Medical Mission en una de las crónicas de su etapa de corresponsal en la guerra de Vietnam, de la que el pasado 29 de marzo se cumplía el 50 aniversario de la retirada del último soldado norteamericano de territorio vietnamita.

Argimiro García Granado había nacido el 13 de marzo de 1912 en Santiago de Compostela, y tras estudiar Bachillerato en el colegio de los Hermanos Maristas de su ciudad natal, se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad compostelana; en el quinto año de carrera, tuvo que interrumpir sus estudios para incorporarse al frente bélico de la guerra civil y, finalizada la contienda, terminó las asignaturas que le quedaban y adquirió gran experiencia como cirujano.

En 1942, y con el grado de Alférez Médico, formó parte del contingente de tropas de la División Azul que combatió con las tropas alemanas contra los rusos en el frente de Stalingrado. A su regreso de Rusia se estableció en León, donde realizó prácticas de cirugía en el Hospital Militar, y el 16 de agosto de 1947 se casó en Madrid con la canaria Úrsula Méndez Bencomo,un matrimonio del que nacieron seis hijos. Debió ser seguramente su esposa quien lo animó a solicitar destino en Canarias pues, en 1947, y con el grado de Teniente Médico, pasó a formar parte de la plantilla del Hospital Militar de Tenerife y allí se especializó en radiología y ascendió a Capitán. Su rutilante trayectoria, tanto en la faceta militar como en la médica, le llevó en el año 1963 a obtener el grado de comandante e ingresar en la Academia Española de Radiología.

Cuando, en 1966, mediante un acuerdo entre Franco y el presidente estadounidense Lyndon B. Johnson, España se comprometió a enviar un contingente sanitario a Vietnam, el Director General de Sanidad Militar del Ministerio del Ejército propuso a García Granado como“ jefe” de un equipo constituido por una docena de médicos, todos ellos hombres muy curtidos en la medicina militar en situaciones muy exigentes, pues si García Granado había estado en Stalingrado, otros procedían de Marruecos y el Sahara Occidental. Sin embargo, ninguno de ellos sospechaba que en Go Cong (región del delta del Mekong), a la que fueron destinados, les aguardaba lo más parecido al infierno que conocerían el resto de sus días: “Llegásteis doce, pero no volveréis más de cinco o seis: los del Vietcong, a los que primero disparan es a los médicos”, les advirtió nada más llegar un oficial norteamericano.

Se estima en torno a un centenar el número de médicos españoles que, en sucesivos relevos, integraron durante seis años la Spanish Medical Mission en Vietnam; algunos reengancharon, otros permanecieron hasta casi finalizada la guerra, y los hubo que retornaron, como fue el caso del propio Argimiro García Granado quien, sin embargo, tras volver a Canarias en 1967 para hacerse cargo del servicio de Radiología del Hospital Militar de Tenerife, en 1970 fue requerido nuevamente para dirigir una otra misión médica española en Vietnam del Sur.

Felizmente, esa fue la última guerra en la que participó este gallego que, condecorado por los gobiernos de Estados Unidos y Vietnam del Sur y ascendido a coronel en 1973, aún después de su jubilación, en 1975, mantuvo su consulta privada abierta hasta el día de su muerte ,el 23 de noviembre de 1976.Tenía 64 años.

Por cierto: ninguno de aquellos médicos y sanitarios españoles falleció en Vietnam.

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