Madera, hierro y cuero

Él mismo lo cuenta: “Entre los objetivos de Tres Oficios, está la conservación de los sistemas constructivos tradicionales, utilizando la madera maciza como materia prima principal. El hierro y el cuero también encuentran cabida en este taller, pues son el complemento ideal para algunas de las creaciones que se realizan. Este proyecto también incluye la enseñanza y la puesta en valor de los trabajos artesanos, realizando charlas, demostraciones, talleres e intentando acercar a todo el mundo la historia de un oficio que nos permite elaborar de manera sostenible una gran variedad de creaciones”. Rodrigo Mosquera heredó de su abuelo el interés por la carpintería, y hace cuatro años que abrió su taller en Lampai, en Teo. Y en la casa que perteneció al abuelo, todo un homenaje al maestro que el nieto quiere preservar.

De la cabeza de Rodrigo sale cada día una cosa porque “la madera es un misterio” que siempre da sorpresas. De sus manos lo mismo sale una escalera de diseño –ha hecho varias reconocidas– que una estantería, unas cuncas o un mueble para restaurar. Un apartado, este último, que además le permite profundizar en técnicas antiguas y nuevos acercamientos a la madera, un material versátil con el que puede elaborarse cualquier cosa.

Rodrigo estudió Ebanistería en Santiago, además de formarse por su cuenta fuera de Galicia. Con ese bagaje y el amor a lo artesano transmitido por su familia, apostó por el rural y por dar continuidad a un antiguo oficio. Tiene claro que lo suyo es un proyecto personal que engloba la puesta en valor de vivir en el rural y de dominar las técnicas de antaño en un oficio en el que “siempre se está aprendiendo”.

"Además de vocacional, la apuesta de Rodrigo pasa por mantener vivo un viejo oficio en el medio rural, con técnicas que permiten de manera sostenible elaborar todo tipo de creaciones"

Este artesano huye de la carpintería industrial y cada pieza que hace es única porque nunca hay ninguna madera igual ni la misma forma de acercarse a ella. De su propia forja salen los elementos de metal que necesitan sus muebles, mientras que el cuero complementa diseños en estanterías, lámparas y muchos otros objetos que salen de su cabeza y de sus manos. Es una de las mayores satisfacciones, imaginar primero las obras, pensarlas, y después verlas plasmadas, ya creadas.

Lo suyo es vocacional y una forma de vida, además de un ejemplo de que un viejo oficio como el de ebanistería puede seguir vivo manteniendo la cadena del saber y el dominio de las técnicas. Rodrigo se adapta a las necesidades de cada cliente, aconseja sobre materiales y acabados y aporta ideas en cada proyecto. Los clientes confían en que la solución que da el ebanista es casi siempre la mejor. Su taller sigue viendo caer virutas al suelo como en tiempos del abuelo. Aquí la pasión por lo artesano se revive día tras día.

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