Mujeres fuera de serie

La artista que combate con una sonrisa

Teté Delgado es una de las actrices y presentadoras más reconocidas de nuestro audiovisual. La polifacética artista, que sin pretenderlo se convirtió además en referente de tallas grandes y plantó cara a los prejuicios, ha compaginado siempre la interpretación con la música. En los últimos años está más centrada en el teatro y siempre abierta a nuevos proyectos como, ahora, la lucha contra el edadismo

Teté Delgado, la semana pasada en A Coruña.

Teté Delgado, la semana pasada en A Coruña. / Germán Barreiros

Amaia Mauleón

Amaia Mauleón

Tenía solo 10 años y ya organizaba festivales con los niños que vivían en su bloque en Porriño. Ella se encargaba de idear actuaciones de música, baile, magia, marionetas, cuentacuentos… de ensayar cada tarde, de convencer a las madres para que les preparasen el vestuario y, cuando ya estaba todo listo, escribían el programa en una libreta y metían las páginas por debajo de las puertas. Su entregado público acudía fiel a la cita, desplegando las sillas de la playa en el espacio central de los edificios, y luego, con el dinero recaudado, los pequeños artistas se compraban un montón de chucherías. “Ya desde niña se me veía el plumero de lo que me gustaba”, confiesa Teté Delgado (Ferrol, 1965). La mujer de la gran sonrisa.

La presentadora, actriz y cantante es uno de los rostros más conocidos de nuestro audiovisual y, sin pretenderlo, se convirtió además en referente de artista con un físico que se sale del estándar habitual. Una carrera larga que, en los últimos años, ha estado más centrada en el teatro, y en la que logró romper también con el estereotipo de los personajes de “gordita graciosa” que eran habituales. 

Sin embargo, y aunque Teté destacaba ya de niña por su pasión por los escenarios, ella recuerda que en realidad lo primero que soñaba era con ser científica. Nació en Ferrol. Su madre, Teresa, era perito mercantil, y ayudaba en la mercería familiar, la famosa “El cisne”, hasta que nacieron sus hijos. Su padre, Juanjo, veterinario de Malpica, se trasladó por su trabajo con la familia al completo -tiene un hermano, Juanjo también, dos años menor que ella- primero a Pontevedra y después a Lugo, hasta instalarse definitivamente en O Porriño cuando Teté tenía 5 años. “Quizás por influjo de mi padre me atraía el mundo de la investigación, pero cuando tuve problemas con la física y química me desanimé y se perdió una científica… ¡Y se ganó una artista!”, cuenta entre risas.

En Porriño lamenta que no había muchas opciones para aprender a bailar o a cantar, que es lo que a ella le gustaba, pero encontraron clases de guitarra. “Qué envidia me dan los niños de hoy, con tantísimas extraescolares para elegir”, comenta.

Teté estudió Psicología en Santiago, empujada por su interés en el comportamiento humano, pero al llegar allí se encontró con una actividad cultural a la que no había tenido acceso antes y comenzó a formarse en interpretación y en bailes de salón. Tenía 25 años cuando, en una velada de baile, un amigo la animó a presentarse a un casting para un nuevo programa de la productora CTV, “A Reoca”. “Era para hacer de secretaria del presentador, pero en seguida me lancé a actuar en un sketch y me sentí muy bien”. Tras esa primera prueba, la psicología se echó a un lado y la vis cómica y dramática de Teté Delgado ya no tuvieron freno.

En Santiago, la actriz hizo una fantástica “Yerma” con el Centro Dramático Galego, presentó varios programas, magacines y concursos de la Televisión de Galicia como “Na casa” y “Café, café”. “Esa primera televisión fue una fantástica escuela: todos colaborábamos en todo, no había egos y con muy escasos recursos hacíamos programas diferentes e innovadores”, recuerda.

La familia de Teté apoyó a su hija en todo momento. “Siempre estuvimos muy unidos: mis padres me hicieron sentir una niña segura, tranquila y querida y esa es una enorme suerte que me ha forjado una espléndida base para ir por el mundo. Está claro que los padres prefieren para sus hijos una profesión segura y este mundo del artisteo les daba un poco de susto, pero me apoyaron en todo momento”, agradece.

Unos años después, un casting para participar en la serie de Telecinco “El Súper” fue el trampolín definitivo para la gallega. “Me mudé a Madrid un poco como Paco Martínez Soria, pero allí tenía bastantes amigos y el éxito de la serie, que fue la primera diaria a nivel nacional, me hicieron sentir enseguida como en casa”. Mari Carmen, la simpática cajera que interpretó la actriz durante tres años entró con muy buen pie en los hogares españoles y a los medios le atrajo aquella actriz de la talla 48 que contaba que se puede ser gorda y feliz. “Ser un referente de actriz de talla grande no fue algo buscado, pero un día una revista me hizo una entrevista junto a un especialista en trastornos alimentarios y me di cuenta de lo terrible que son estas enfermedades y decidí que si mi testimonio podía ayudar a alguien, lo haría encantada”, relata. De hecho, Teté fue la primera mujer que desfiló en Cibeles como modelo de tallas grandes. “Las mujeres gorditas necesitamos tener dónde mirarnos y disponer de prendas para todos los gustos, sexis, y no conformarnos con esas líneas clásicas y de colores oscuros que nos han querido imponer. Estamos en un retroceso, ya que muchas firmas solo venden las tallas grandes online”, critica esta amante del color.

Sin embargo, Teté era consciente de que los kilos de más la abocaban a un tipo de papeles muy concretos y puso un punto y aparte en su carrera con el montaje “Gorda”, una comedia ácida que protagonizó varios años junto a Luis Merlo. “Fue mi primer personaje dramático y protagonista; una mujer gorda que está feliz con su pareja y es recíproco, pero él se avergüenza de ella en público. Fue todo un éxito con giras larguísimas”, destaca.

Teté ha compaginado desde el principio de su carrera la interpretación con la música, su otra gran vocación. Comenzó en Santiago como cantante de orquesta, tocando en pueblos y aprendiendo que “pase lo que pase bajo el escenario, hay que seguir”, y luego montó la banda “Teté y los Supremos”, que se disolvió cuando ella se mudó a Madrid. Pero en cuanto pudo volvió a la carga con una nueva y definitiva formación: “Teté y los Ciclones”, con la que interpretan temas propios y versiones de rock.

Teté es una mujer valiente y polifacética que, como ella dice, “me he ido dejando llevar por la vida” y no dudó en atreverse con papeles diferentes como el de jurado del programa “¡Mira quién baila!” e, incluso, como oficiante de bodas civiles.

Esta vida de viajes, giras, trabajos inesperados, momentos de parón y otros de no parar, no le pareció a Teté apropiada para afrontar la maternidad. “Me encantan los niños, pero no me arrepiento de esta decisión. Quizás tampoco estaba en esos momentos con la persona adecuada”, advierte.

Ahora sí que lo está. Se le iluminan los ojos cuando habla de su pareja desde hace trece años, el también actor Anxo Carbajal, por el que regresó a Galicia y residen ahora en A Coruña.

Más alejada de la televisión en los últimos años, Teté no se ha bajado, sin embargo, nunca de las tablas con exitosos montajes como “El pisito”, “Sé infiel y no mires con quién” y clásicos como “El amor enamorado”, de Lope de Vega, donde encarna a la diosa Venus y representa desde hace dos años por toda España.

Pero además, Teté está inmersa en estos momentos en una nueva batalla: la lucha contra el edadismo, la discriminación por la edad. La actriz es miembro de la cátedra de la Universidade de Vigo sobre edadismo junto al vigués Xaime Fandiño y desarrollan distintas acciones para favorecer el envejecimiento activo y eliminar el estigma a la palabra” viejo”.

Vitalista y alegre, su sonrisa es lo primero que nos viene a la mente al nombrar a Teté Delgado. Y su discurso cuajado de risas y divertidas anécdotas mantienen esa imagen. Sin embargo, la actriz advierte que nadie vive en una comedia infinita. La ansiedad profesional y el fallecimiento de su madre en 2019 llevaron a la actriz a un terreno muy alejado de la comedia y asegura que estuvo hipermedicada durante años, aunque logró seguir trabajando. “He vivido una etapa muy dura en la que me hundí; la terapia y el autoconocimiento me han ayudado y en estos momentos consigo aplacar la ansiedad, aunque siempre hay que estar atentos. Creo que la salud mental es esencial y aún existen muchos prejuicios a su alrededor”, lamenta.

Pero Teté no renuncia a sentir, a vivir las emociones a tope, a apostar por una vida de momentos intensos, aunque a veces eso genere sufrimiento. Ella es así. 

Las pioneras: Lucille Ball, la reina de la comedia

Lucille Ball.

Lucille Ball. / FDV

Lucille Désirée Ball (Nueva York, 1911- Los Ángeles, 1898) fue una comediante, actriz y productora ejecutiva famosa por protagonizar “I love Lucy”, una de las comedias fundacionales y pioneras de la televisión estadounidense, que estuvo en antena desde 1951 a 1956 e iluminó el ambiente de postguerra. La serie fue la más vista en Estados Unidos y Ball se saltó la regla vigente de contratar solo a guionistas varones y puso en su equipo a Madelyn Pugh. También innovó al grabar los capítulos con público, sin eco impostado.

Ball se casó con el actor y músico cubano Desi Arnaz desafiando convenciones ya que ella era seis años mayor que Arnaz y los matrimonios mixtos no estaban del todo bien vistos. La comedia en la ficción no se correspondía con la tragedia que vivía en casa, ya que su marido era alcohólico e infiel.

En 1962 fue la primera mujer dueña de un gran estudio de TV después de comprarle la productora a Arnaz, para entonces ex marido. Durante su prolongada carrera, Ball participó en más de setenta películas.

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