Gallegas a la vanguardia

“En Europa te enseñan a tocar, pero no a venderte”

La pianista y compositora viguesa Alicia Cerrada estudia Industria Musical y Producción en Los Ángeles con una beca Fulbright

La viguesa Alicia Cerrada señala el mítico letrero de Hollywood, en Los Ángeles.

La viguesa Alicia Cerrada señala el mítico letrero de Hollywood, en Los Ángeles. / Cedida

Sandra Penelas

Sandra Penelas

Hace apenas dos meses que cambió el frío Róterdam por la soleada Los Ángeles para seguir forjando una carrera que se sale de los caminos más convencionales. Alicia Cerrada Fernández (Vigo, 1996) estudia Industria Musical y Producción en el Musician Institute, en pleno Hollywood Boulevard, gracias a una beca de la Xunta y la Comisión Fulbright. “Estoy aprendiendo muchísimo para hacerme a mí misma y también para compartirlo después en Holanda y en Galicia. En España y en Europa en general te enseñan a tocar, pero no a venderte. Estudias con mucha pureza y amor, pero no recibes formación sobre cómo puedes trabajar ni crear tus propios proyectos. Y aquí es todo lo contrario. Creo que es un aspecto al que habría que darle más importancia porque ayudaría a que la sociedad le diese más importancia al arte y la cultura”, reflexiona.

Alicia inició su formación como pianista en la Academia Armando Toledo con la profesora cubana Beatriz Betancourt: “Ella me marcó. Me hizo ver la música de una manera muy especial. Después tuve profesores rusos y lituanos más estrictos, pero siempre la tengo presente porque me enseñó arte, a montar historias. No me enseñó a tocar notas, sino a tocar música”.

Tras acabar su periodo con una cum laude en el Conservatorio Superior de Vigo puso rumbo a los Países Bajos para estudiar en la Codarts University for the Arts, en Róterdam. “Una de las cosas que influyó en mi marcha fue que estaba un poco cansada de escuchar desde pequeña que la música no era un trabajo serio o que era muy fácil. Y durante muchos años no supe qué responder. Sentía que no podía seguir creciendo. Por eso es importante que los músicos sepamos enseñar el valor de lo que hacemos. Somos los primeros que nos lo tenemos que creer para poder educar a la gente. La música sí es útil y muy valiosa”, defiende.

La pianista viguesa, en Róterdam.

La pianista viguesa, en Róterdam. / Cedida

Cuando acabó su licenciatura, Alicia decidió estudiar un máster de Tango en el departamento de Músicas del mundo, el único de Europa. Y esta decisión marcó un punto de inflexión en su carrera, que hasta entonces se había enfocado en la música clásica.

“Me encanta, tiene una calidad impresionante y su pureza es muy bonita. Pero estaba un poco saturada. El último año de carrera también tuve clase durante unos meses con una profesora rusa en Alemania. Me levantaba a las 5 de la mañana para coger un tren y estaba de vuelta en Róterdam a las 12 de la noche. Era muy buena persona y aprendí mucho, pero a la vez muy estricta. De hecho, me hizo llorar en la última clase. Así que descarté hacer un máster con ella como pensaba e hice el de tango. Fue un gran cambio para bien”, reconoce.

Y es que Alicia es muy consciente de la importancia de la salud mental. Quizá también porque su padre es médico, de hecho, dudó entre ambas carreras pero no fue capaz de renunciar a la música, y su hermana ejerce como psicóloga. “Es una profesión muy difícil. Se necesita mucha disciplina y constancia y hay que cuidar la mente, porque puedes llegar a obsesionarte. Tiene que haber siempre un balance”, plantea.

El máster, además de refrescar su mente, la llevó a improvisar y componer. Y, como trabajo de investigación, fusionó para piano melodías tradicionales gallegas con diferentes estilos de tango y música contemporánea. 

Alicia Cerrada, durante un concierto.

Alicia Cerrada, durante un concierto. / Cedida

En marzo de 2022, Alicia y otras tres artistas ganaron el Gratchenfestival Pitch en Ámsterdam y el premio del público del Café Theatre Festival del Walhalla de Róterdam, lo que les llevó de gira por Países Bajos con un espectáculo que fusionaba monólogos y tango. Y pocos meses después le concedieron la Fulbright.

“Estaba muy nerviosa porque iba a salir de Europa por primera vez y para hacer un programa que no conocía, pero mis amigos y mis padres me ayudaron. Tengo suerte porque mi familia siempre me ha animado a estudiar música y me ha dado libertad para decidir mis pasos”, agradece.

Se ha adaptado muy bien a la vida diaria en Hollywood aunque le sigue sorprendiendo la mezcla de la gente que se mueve en vehículos de lujo con los que tienen que vivir en la calle “porque no tienen nada”. Le encanta el tiempo soleado y el ambiente del Musicians Institute, cuyos docentes están muy vinculados a la industria.

“Son seis meses de programa súper intensos y los profesores quieren que te vendas. A mí me choca porque es muy contrario a la mentalidad europea, pero tengo una asignatura cuyos deberes son hacer post en Instagram y gracias a eso me ha contactado una empresa de productores para un posible trabajo que consistiría en tocar y grabar la música que me envíen. En realidad, funciona”, admite entre risas.

Alicia, en el estudio de grabación en Los Ángeles.

Alicia, en el estudio de grabación en Los Ángeles. / Cedida

En verano pasará por Vigo para disfrutar las vacaciones y después seguramente vuelva a Róterdam. “Los Ángeles me encanta y es un lugar espectacular para el arte y el entretenimiento, pero las raíces son las raíces. Ahora mismo estoy en un proceso de buscar cuál es mi voz musical y, después de tantos años de música clásica, verse libre es un reto. En un año más o menos me gustaría grabar un álbum, además de otros objetivos pedagógicos y tocar en conciertos”, comenta.

Y ese disco seguramente reuniría tango y música tradicional gallega: “Será una fusión de todo lo que aprendí y estoy aprendiendo. Pero quiero estar orgullosa de él, pensarlo bien, será como una joya. Y antes tengo que poner todas las piezas en el puzle”.

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