Mario, Serrat, Los formales y el frío

Serrat y Benedetti durante la grabación.

Serrat y Benedetti durante la grabación. / FDV

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

Me ha llamado la atención que en estas últimas semanas, en las que tanto se ha escrito sobre Joan Manuel Serrat en la hora de su retiro de los escenarios, prácticamente nadie se haya acordado del que, para quien suscribe, es uno de sus mejores discos. Un álbum que, personalmente, a mí me gustó muchísimo, aunque sin alcanzar la altura de los dedicados a Antonio Machado y Miguel Hernández que, escuchados todavía hoy, hay que seguir calificándolos de sublimes.He de reconocer que, ya en su momento, “El Sur También Existe” (así se titula el álbum editado en 1985) tampoco fue recibido por la crítica con excesivo entusiasmo o, al menos, con el entusiasmo que con que era aguardado.

 “El Sur También Existe” supuso la cuarta incursión en la obra de un poeta por parte de Serrat, después de las ya citadas “Dedicado a Antonio Machado, Poeta” (1969) y “Miguel Hernández” (1972), además de la menos conocida fuera de Cataluña “Res no és mesquí” (1977) con versos de Joan Salvat-Papasseit. Pero fue el primero dedicado a un poeta vivo, el uruguayo Mario Benedetti, al que Joan Manuel empezó a conocer a través de sus libros, de igual manera que el escritor tuvo noticia de Serrat por sus canciones, probablemente ya desde 1975, cuando el Noi de Poble Sec se exilió en América Latina, donde se le acogió con los brazos abiertos y a la que, de alguna manera, también homenajea.

Algunas biografías cuentan que el Noi del Poble Sec y Benedetti se encontraron personalmente por primera vez en Brasil, aunque no se aportan más datos. El flechazo de la admiración mutua derivó en una amistad de más de cuatro décadas que se mantuvo hasta la muerte del poeta, narrador y dramaturgo en 2009.

“El Sur…” se grabó en Madrid, en los estudios Eurosonic, con la presencia, y la participación, de un Benedetti que, por lo visto, se lo pasó muy bien y, algo importante y que comentó el propio Serrat: “Entendió la diferencia que hay entre un poeta y un escritor de canciones”, rehaciendo alguno de los poemas elegidos y aportando uno nuevo para la ocasión, que es el que le da título al disco.

De todas formas, y esta es la sorpresa que les guardo para hoy, no voy a recomendarles esa canción precisamente, sino “Los formales y el frío”. Escúchenla bien y, si durante la audición no esbozan una sonrisa, es que no son ustedes de este mundo.

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