Entrevista | Claudio Giráldez Entrenador del Celta

“Cuando estás cómodo todo sale mejor: van a llegar cosas buenas”

“El sentimiento que tengo por el Celta es brutal, es el club de mi corazón”, asegura el técnico porriñés, que afronta la pelea por la permanencia “con responsabilidad pero sin temor”

El técnico Claudio Giráldez, ayer en las instalaciones del Celta en Mos

Pedro Fernández

La estabilidad es uno de los conceptos básicos que maneja Claudio Giráldez en su ideario personal y profesional. Y lo aplica en estos días de mudanza, revuelo y frenesí. “Me parece la oportunidad que he estado soñando toda mi vida”, acepta sobre el reto que le han encomendado de dirigir al primer equipo, incluso en circunstancias tan complejas. Pero lo gestiona “con naturalidad”, sin que el entusiasmo que han generado su nombramiento y el partido en el Sánchez Pizjuán lo desorienten. Asume que llegarán momentos complicados y que su dirección se sometará a un escrutinio constante. En todos los aspectos busca el equilibrio. Y aplaza cualquier interés sobre su propio futuro a que concluya la temporada, con la absoluta confianza de que se culminará con la permanencia.

–¿Quién le comunica que se hará cargo del primer equipo?

Me llama Marco (Garcés, el director deportivo). Me cita aquí en Afouteza, más o menos a mediodía del martes. Me lo comunica él. Luego sí que hablo con la presidenta y con el CEO (José Gainzarain). Ya empiezo a gestionar yo para estar preparado al día siguiente con el cuerpo técnico que sube; también a ver cómo lo gestionamos de cara al B. Una vorágine de informaciones y comunicaciones.

Giráldez, ante un mural de jugados histórico del Club

Giráldez, ante un mural de jugados histórico del Club / Marta G. Brea

–¿Le sorprendió la llamada?

–Evidentemente sabemos cómo está la situación del primer equipo. Estás en el Fortuna, intentas estar preparado para ese momento, pero tampoco acabas de interiorizarlo. Es una situación extraordinaria, por decirlo de alguna manera, que seas el entrenador del Celta Fortuna y lo asumas faltando diez jornadas… Pero estoy contento, preparado. No es que me llamen a entrenar a la selección de Noruega, que sí me parecería más raro. Igual no era el día que más contaba, pero se dio.

–¿Qué piensa en ese momento?

–Alegría, por mi parte. Es una oportunidad que estaba soñando desde hace mucho tiempo. Pero más que en mi propio sentimiento, pensaba ya en el entrenamiento de mañana, qué hacemos, cómo lo planteamos, Sevilla, calendario del primer equipo… No sabía que había un parón a la semana siguiente. Tampoco dentro de la rutina del B vas más allá de una semana. Me centré en gestionar todo con el cuerpo técnico y en hablar con el club. La logística me preocupó más que mi propia situación. A mí me tocaba asimilarlo como podía. Fue todo muy rápido. Creo que lo empecé a asimilar al acabar el partido de Sevilla. He tenido la suerte de disfrutar mucho esta semana dentro de toda la locura de muchas cosas que son distintas al proceder del Celta Fortuna. Me gusta mucho lo que hago. Había que preparar la charla, el primer entrenamiento… Quedaban muy pocas horas. No dio tiempo a interiorizar a nivel emocional y creo que incluso es bueno.

–¿Y ahora ya lo ha asimilado?

–Creo que todo lo voy a interiorizar cuando acabe la temporada, sinceramente. Cuando te llega una oportunidad a principio de temporada, en un sitio nuevo, tienes el periodo hasta que empieza la pretemporada y la propia pretemporada para ir conociendo todo. En este caso tengo la suerte de que conozco mucho el club y a toda la gente con la que trabajo. Eso te quita mucho estrés. A final de temporada bajarán las pulsaciones. Esta semana nos viene bien para eso. Que no haya competición permite que te tranquilices. Pero lo he asumido con mucha naturalidad. Sabía que podía darse y eso te hace ir anticipando en tu cabeza cómo harías si llega esa situación, por dónde tirar, qué perfil de equipo puedes dar en las primeras semanas… Para mí también es una experiencia nueva coger un equipo a mitad de temporada. Cuando eres aficionado del Celta además de trabajador, ves todos los partidos y conoces mucho a los jugadores, es más sencillo.

–Semanas antes se había empezado a hablar de su más que posible marcha, sobre todo si el filial no logra el ascenso, con ofertas interesantes de Segunda. ¿Cómo gestiona ese revuelo a su alrededor?

–La estabilidad de un jugador o un entrenador es clave. Por eso intento no estar demasiado pendiente durante el año de renovaciones y usar las ventanas en las que no hay competición. Es el momento más apropiado para aparcar lo del césped y hablar del futuro. Me preocupa poco, la verdad. Nunca me ha preocupado demasiado. Agradezco muchísimo los intereses y que se hable bien de uno, pero ni tengo redes sociales ni estoy demasiado pendiente de lo que se dice en prensa, más allá del cariño que recibo de las conversaciones con los periodistas o lo que el aficionado en la calle me dice. Pero me centro mucho en el jugador, que el jugador me tenga cariño. Al final es el que sale ahí por nosotros a representar una idea. Cuando tú estás cómodo con tu gente en el día a día,sale mejor. Van a llegar cosas buenas. El camino que estoy llevando es tranquilo y correcto, sin ninguna prisa ni obsesión mayor que el fin de semana siguiente y los jugadores que entreno; que nos ayudemos todos a llegar a buen puerto y que nuestras carreras vayan lo mejor posible.

–Su nombramiento ha generado un entusiasmo que hace tiempo que no se recordaba. ¿Le preocupa no estar a la altura de las expectativas?

–En algún momento decepcionas a la gente, es inevitable. Nos pasa a todos con nuestra pareja, nuestras madres, nuestros hijos… Es imposible estar a la altura de todo lo que los demás esperan de uno. La forma que yo encontré para vivir este tipo de situaciones es intentar no hacer daño a nadie, ser coherente con lo que soy, hacer lo que siento y dar lo máximo que tengo dentro. Y cuando das lo máximo y lo que sientes, puedes ganar o perder, pero…

Los periodistas Julio Bernardo y Armando Álvarez entrevistando a Claudio Giráldez

Los periodistas Julio Bernardo y Armando Álvarez entrevistando a Claudio Giráldez / Marta G. Brea

–Asume usted una situación muy complicada, de gran presión.

–Siempre puedes ver lo negativo de las cosas. En nuestro partido en Sevilla puedes centrarte en lo negativo o en lo positivo. Según la corriente en la que estés y de dónde vengas, la masa social ve más lo uno o lo otro. Yo intento estar estable. Me parece la oportunidad que he estado soñando toda mi vida, la tengo, soy feliz por ello. Y la presión me la he generado yo a mí mismo en todos los puestos que he tenido desde que tengo uso de razón. Si los demás perciben que soy una persona responsable, sólo me podrán pedir que acierte. Y para acertar tengo que estar centrado en el trabajo, saber por qué hago las cosas y cómo, siempre con una justificación. No tengo problema en explicar las decisiones que tomo, por qué planteo una cosa. Luego me equivoco en muchas decisiones, pero tienen que ver con cómo siento, veo y quiero trasladar el fútbol. Si ganamos, todo será maravilloso. Si perdemos, será menos bonito. Pero tengo clara la idea y trabajo lo máximo que puedo. Estoy tranquilo y me siento libre para tomar decisiones. Nunca he tenido esa sensación de miedo a fallar a la gente, ni como jugador ni como entrenador. Y espero no tenerla. El día que suceda lo diré. De momento disfruto. Estoy en el club de mi corazón, entrenándolo; es una maravilla. Y una responsabilidad, pero no hay temor ni miedo. Sé que soy entrenador y que me van a echar del sitio en el que estoy algún día, aquí o donde esté. Estamos en el disparadero. Es imposible estar eternamente en este o en cualquier club. Soy consciente. Disfruto del camino y del proceso. Me siento muy feliz más que presionado.

–¿Ha notado mucha diferencia en la gestión del Fortuna y del primer equipo?

–Hay muchas más cosas que controlar. Es nuevo todo lo que tiene que ver con prensa, LaLiga… Pero hay muchas más similitudes que diferencias. Intento centrarme mucho en llegar a la cabeza del jugador, en lo táctico, once contra once, cómo planteamos las debilidades y fortalezas del rival… Todo lo demás no dejan de ser cosas que te pueden desviar de lo importante. Todo tiene mucha más trascendencia pero la decisión sigue siendo la misma: cómo motivas al jugador, cómo intentas convencer al mayor número posible de la idea y que ofrezca su mejor versión. En eso me tengo que centrar durante estas diez semanas. Cuando me equivoque o acierte, con crítica positiva o negativa, intentaré no desviarme. A todo lo demás que hay alrededor de un club tan grande como éste y en una categoría como Primera División le doy la medida justa. Intento tener a gente profesional a mi alrededor que me libere.

–Usted ya había probado su pericia táctica, estratégica y estilística en el filial. La duda con entrenadores de su perfil, jóvenes que no han sido futbolistas de élite, es si sabrán manejar un vestuario profesional. ¿Cómo se ha encontrado con la plantilla?

–Muy cómodo. Muchas veces se pone esa distancia o esa dificultad antes de estar ahí o incluso desde fuera. Mi forma de ser siempre ha sido tratar a todo el mundo bien y por igual, lo mismo si hablo con la presidenta que con el utillero o con el conserje. Todas las personas somos iguales. Intento ser muy franco en lo que siento y pienso con todo el mundo. De esa misma forma intento tratar a los jugadores. No veo una gran diferencia, como se puede pensar. Sí la hay cultural, de idioma, que intentamos acortar como cualquiera, siendo lo más concretos posibles en los mensajes. Al final se trata de mirar a la gente a la cara y decirle lo que ves, lo bueno y lo malo. En este momento nos tenemos que centrar mucho en las cosas que hacemos bien, las cosas buenas de cada uno, para que la cabeza del futbolista esté positiva en una situación tan límite como la parte final de una clasificación. Estoy sorprendido para bien y muy contento de la acogida que hemos tenido en las conversaciones personales y grupales. La gente está muy activa, muy atenta. El cambio de entrenador siempre provoca ese plus. He convivido con vestuarios profesionales, he entrenado al primer equipo del Real Madrid muchas veces, al Atlético; he estado dentro, sé lo que hay. Y en los equipos en los que he jugado también había egos, personalidades, jugadores que ganaban más o menos, con más o menos ambición, de vuelta o en el inicio de sus carreras… Mi labor es buscar el punto en común y que vayamos por el mismo camino.

Claudio Giráldez, en su primer partido como entrenador del primer equipo

Claudio Giráldez, en su primer partido como entrenador del primer equipo / José Manuel Vidal (EFE)

–¿Nota que los jugadores también lo están estudiando a usted?

–Como jugador yo era un cabrón; siempre estaba analizando cada paso que daba el entrenador nuevo. Es lógico. Evidentemente me analizan como nosotros a ellos. Es inevitable y lógico que vean por dónde quiere ir el entrenador, en qué es bueno y en qué no tanto. Intentamos ser lo más completos posibles para que tenga credibilidad lo que hacemos y crean en nosotros.

–Su propuesta futbolística es antagónica a la de Benítez. ¿Cuál es la hoja de ruta con el reloj corriendo en contra? En Sevilla sí pareció que la plantilla cree en esta apuesta.

–Nunca he entrado a valorar si existe una forma mejor de jugar o un modelo mejor. Yo tengo el mío y creo en él por muchas cosas que no entrarían en una entrevista. Intento trasladar esas primeras impresiones de por qué el modelo que planteamos puede ser más atrevido, atractivo y dar mejores resultados. El equipo lo ha aceptado muy bien. A la mayoría de futbolistas le gusta jugar con la pelota. Hay que asumir unos riesgos en esa manera de jugar, tanto con el balón como sin él. Si el equipo asume esos riesgos, estará más cerca de que le pueda ir bien.

–Pero el equipo estaba acostumbrado a otro tipo de automatismos.

–Todo necesita un tiempo. En la cabeza el jugador lo ha aceptado muy bien y ahora hay que buscar estructuras de autocontrol dentro de esa manera de jugar para que nos hagan menos daño en situaciones de transición, que el jugador acostumbrado a defender cerca de portería y ahora más expuesto en esa última línea asuma esa responsabilidad, cómo nos ayudamos con los lejanos para que podamos estar más equilibrados y que haya un sistema de ayudas más cercano en una posición tan lejos de la portería… Tenemos que trabajar también componentes físicos que son importantes. Por ahí vienen por ejemplo los cambios del otro día, en la parte de atrás. Ese jugador tiene que estar en unos estímulos físicos distintos a los que estaba acostumbrado este año. Es un proceso de adaptación en todo. Pero lo primero es que el jugador quiera y si quiere, todo es mucho más fácil.

Entrevista a Claudio Giráldez: "Intento centrarme en llegar a la cabeza del jugador"

Pedro Fernández

–En su presentación, habló de aprovechar lo que el equipo hacía bien con Benítez. ¿Qué se hacía bien y qué hay que cambiar?

–Tampoco quiero que sea toda la entrevista una comparación entre lo que hacía Rafa y yo. Intento ver de aquí en adelante. Pero hacía cosas bien. Contraatacaba bien y defendió bien el balón parado en muchos momentos, salvo en el último partido pero el Madrid es muy poderoso. Ha manejado distintos sistemas que nos pueden dar distintos recursos para defender con distintos jugadores en cada línea. El equipo en muchos momentos fue sólido en situaciones defensivas. La manera de jugar hacia delante fue muy buena en muchos momentos. Cosas de las que nos tenemos que aprovechar y luego le daremos nuestro toque sobre la altura a la que queremos jugar, cómo queremos atacar… Ahí hay más diferencias. Por no desglosar más pequeños matices, situaciones de cierre…

–No ya como certezas que podía tener Benítez, sino como dudas legítimas de uno mismo: ¿Puede presionar con altura e intensidad con un ariete como Larsen, de 1.93 y 90 kilos, o con un Aspas de 36 años? ¿Puede defender tan lejos de la portería si le falta Aidoo?

–A veces los limitantes los pone la cabeza más que las piernas o la edad. Si ves que tiene fruto lo que estás haciendo, crees en ello y lo haces convencido, cuanto más ordenado lo hagas menos veces lo haces, más tiempo tienes la pelota y más fresco estás. Muchas veces lo de los centrales no tiene que ver tanto con ganar duelos o ser tan poderoso como Joseph, sino con anticipar situaciones a la espalda, ayudas con los lejanos, cómo aprietas el balón para que el rival salga menos cómodo, cómo el equipo se ordena para que te salgan menos de la zona de la pelota, te la giren menos y entonces corras menos... Se trata de darle al equipo recursos para que con menos esfuerzo, entre comillas, pueda robar antes y estar más cerca de la portería rival, sabiendo que cuanto peor lo hagas, más tendrás que correr para atrás. Correr hacia atrás cansa bastante más que correr hacia delante. Si estamos en una fase defensiva permanente, será más difícil que tengamos la energía necesaria para atacar bien. La energía es limitada en el futbolista y es imposible poner el foco en todas las fases del juego a la vez. Es la manta de los pobres. Siempre te acabas desprotegiendo. Asumimos unos riesgos y tenemos que adaptar la cabeza del jugador y los mecanismos del equipo, pero disponemos de jugadores para poder hacerlo. Iago o Larsen tienen capacidad para ordenarse bien, robar, realizar esfuerzos hacia delante y poder volver. El otro día se vio. El equipo provocó que el Sevilla no tuviese tiempo con la pelota en muchos momentos. Y también hubo momentos de bloque bajo, con todos detrás del balón. Son mejorables muchas situaciones de transición y de orden después de pérdida o de segundo balón. Es lógico. Debemos mejorarlo. Nuestra estructura de ataque nos tiene que dar recursos para que nos hagan menos daño cuando perdemos el balón. Pero tienen capacidad para hacerlo.

Estoy más feliz que presionado; disfruto del camino, del proceso

–En el Pizjuán arrancó con tres chicos del filial en el once e hizo debutar a otro que el año pasado tenía ficha con el Gran Peña. ¿Qué papel pueden tener estos chicos de aquí al final y cómo piensa imbricarlos en la plantilla más extensa de estos años?

–Queremos tener competitividad interna entre los jugadores del primer equipo y los jugadores del club que tienen la capacidad de apretarles. Hay muchos jugadores del Fortuna, incluso del C, con muchos automatismos y recursos, que están cómodos con esta manera de jugar. A partir de tener más jugadores que conozcan esta estructura es más fácil que la adaptación en estas diez jornadas sea rápida. Es uno de los motivos principales por los que pensamos que pueden aportar ya. A todos los jugadores del equipo les puede beneficiar esa forma de ordenarnos ofensiva y defensivamente. Y luego son jugadores que estaban ya en dinámica élite. Tampoco queremos meter demasiados porque la plantilla es muy extensa y no es el momento ahora, sino de irnos al rendimiento. Estoy muy contento con muchos jugadores que no participaron el fin de semana pero que han trabajado muy bien. Su actitud está siendo muy buena. En este partido, por ejemplo, no hicimos ningún cambio arriba y en otros vamos a tener que hacerlos por el desgaste en esas posiciones. Manquillo se lesionó, a Carlos y a Unai se les subió el gemelo y tuvimos que hacer los cambios medio obligados. Eran los que creíamos que teníamos hacer. Pero la energía de la gente de arriba me está gustando mucho y van a darnos competitividad entre ellos. Creo mucho en ellos.Los jugadores del filial también nos darán competitividad, con muchos automatismos ganados que les benefician y le dan un plus al equipo. Tenemos un club con muchos jugadores y aprovecharemos a los que creemos mejores para cada partido.

–Cuando un filial juega tan bien, muchos aficionados creen que diez jugadores pueden llegar al primer equipo y seguramente no es así; los chicos pueden pensar: ‘Como ahora está Claudio, nos va a llamar constantemente’; y por otro lado pueden sentirse amenazados los profesionales. ¿Cómo se gestiona esto?

–Es mi trabajo. Hay que jugar con todas esas cosas. Yo me centro mucho en quiénes son los once que están más preparados para disputar este partido y completar el banquillo con los perfiles que necesitamos. Es como lo estoy viendo ahora porque es imposible verlo de otro modo faltando diez jornadas. En una planificación de inicio ya veríamos que jugadores del filial entrarían en la plantilla y quiénes deberían esperar y trabajar para encontrar su hueco. A lo mejor un futbolista del filial que no juega mucho ahora pretendemos que esté en el primer equipo el año que viene. Son cosas que tenemos que manejar. Pero tenemos una plantilla muy buena en el primer equipo, con muchos recursos, y vamos a intentar aprovecharnos de todos los que podamos y de todos los chicos del filial que nos aportan y nos complementan.

–Entiendo que se siente cómodo manejando un grupo tan amplio.

–Es que llevo tanto tiempo en la estructura que en mi cabeza siempre ha habido 40 o 45 jugadores, no dentro del día a día, pero sí para un partido o un periodo determinado de tiempo. Entrenar con ellos te vale para que conozcan tu manera de trabajar, pero luego hay que verlos en competición para saber si están preparados.

Como jugador yo era un cabrón, analizaba cada paso que daba un entrenador nuevo

–Haga un breve relato emocional de su debut en el Sánchez Pizjuán

–Tenía la duda de cómo iba a ser este primer partido, si iba a estar más o menos tenso. Pero lo disfruté muchísimo. Lo viví, como hasta ahora, con naturalidad, centrándome mucho en el juego. Disfruté muchísimo del ambiente y me encantó la reacción del equipo, para mí lo más positivo. El equipo fue valiente, protagonista. Las veces que llegaron durante el partido no afectaron a nuestra identidad. La primera asignatura era mostrar personalidad, valentía en la altura a la hora de defender, de manejar la pelota, de quererla, de ponernos en lo que queríamos que pasase. Luego vamos a intentar ordenar esa manera de jugar. Pero fue un primer paso muy positivo. Incluso la lectura de los últimos minutos de querer tener la pelota, de defendernos con ella, me pareció muy buena. Lo mejor fue cómo reaccionamos después del 1-0 y no haber querido deshacernos de la pelota después del 1-2.

–Despliega una propuesta atrevida con un esquema, el 3-4-3, poco usual. ¿Tiene algún técnico concreto como referente?

–Me centro en los entrenadores que he tenido más cerca, que son los que conozco más en el día a día. Alejandro Menéndez y Abraham García me marcaron mucho en mi etapa de jugador por manejar distintos sistemas y cómo asimilar la presión. Me he fijado también en muchos entrenadores de aquí. Con Luis Enrique me siento muy identificado y muchas cosas de Guardiola y de Klopp me gustan por la valentía de sus planteamientos; Klopp, a veces, con esquemas parecidos a los que planteamos nosotros; Guardiola, en el juego de posición, es un referente para todos; también me fijo mucho en Valverde e Imanol, sus equipos me gustan y me aportan muchas cosas; he aprendido mucho de la manera de trabajar del Chacho; Unzué, en el juego de posición; Carvalhal, por los cambios de estructura que manejaba; Rafa [Benítez] por su planteamiento defensivo y a partir de ahí generar. En cuanto a manejo de vestuario hay muchos que me gustan.

Claudio Giráldez, en las instalaciones de A Fouteza en Mos

Claudio Giráldez, en las instalaciones de A Fouteza en Mos / Marta G. Brea

–Acaba de mencionar a Imanol. Los dirigentes del Celta han reconocido que les gusta mirarse en el espejo de la Real Sociedad. ¿Le gustaría ser el Imanol del Celta, con un proyecto sustentado en el talento propio?

–Esto va tan rápido que ahora mismo me parece difícil que me centre en otra cosa que pensar en el Rayo. Es más una pregunta para el club que para mí. A mí me encantaría estar aquí todo el tiempo que pueda.

–¿Pero se ve usted en ese papel?

–Yo me veo en el papel de estar aquí todo el tiempo que pueda porque es donde quiero estar. Ojalá que el Celta pueda tener una estructura lo más duradera posible, que en el fútbol es complicado. Pero en el fútbol darle tiempo a la manera de trabajar es muchas veces la clave del éxito.

–Se da por sentado que, si consigue la permanencia, se le hará un contrato en Primera, pero hay quien piensa que usted es el hombre incluso aunque se descienda.

–Yo quiero estar aquí, lo he dicho siempre. Es mi sueño y lo estoy cumpliendo. No tengo prisa, ni me preocupa mi renovación. Me centro en el presente sin preocuparme mucho del futuro. Será lo que el club decida.

–¿Cómo ve la situación del equipo de cara a la permanencia?

–Estoy tranquilo y muy positivo. Tenemos capacidad para competir y ganar cada partido; también en días que estemos mal, defendiendo y haciendo daño de muchas maneras. Contamos con una plantilla muy buena y un cuerpo técnico preparado, unido y comprometido. Y sobre todo veo una gran cohesión entre todos los estamentos que rodean al equipo, afición, prensa, club, que me da una gran tranquilidad. Hay que ser conscientes de que en muchos partidos no vamos a tener el nivel defensivo y de dominio del otro día. Si somos realistas, ese partido también lo pudimos perder y perder bien. En los primeros 15 minutos del segundo tiempo cometimos desajustes que nos pudieron matar y esta manera de jugar, asumiendo riesgos, te puede llevar a perder puntos que podrías ganar si el rival es efectivo. Pero si tenemos clara la idea y creemos en ella, vamos a estar más cerca de conseguir los objetivos.

–El domingo 31 estará en el banquillo de Balaídos. Su padrino, Pepe Lemos, no podrá verlo, pero imagino que a nivel emocional será especial para usted.

–Me acuerdo mucho de él y de mi padre, que era aficionado. Será un día precioso y emotivo, pero tendremos que centrarnos en el fútbol. En mi trabajo hay que controlar las emociones y saber lo que le tienes que dar al equipo. Se habla de mí, pero yo hago cosas para que los jugadores funcionen. Ojalá podamos ofrecer una buena imagen y que los aficionados se sientan orgullosos de nosotros.

–Su actual situación estaba contemplada en su actual contrato, pero el escenario cambiará en junio. ¿Se ha emplazado a hablar con el club de su renovación?

–No me preocupa lo más mínimo. Tengo que centrarme en hacer las cosas bien. El sentimiento que tengo por el Celta es brutal y no tengo más que agradecimiento a la gente del club. Estoy muy contento, muy tranquilo. No es el momento de que se hable de eso, sino del partido contra el Rayo.

“El halago es muy peligroso, te tumba más una palmada en la espalda que un golpe en la cara”

–¿No tiene redes sociales por decisión privada, estrictamente íntima, o profesional?

–Las dos cosas. Antes de estar en el foco que estoy ahora ya no las tenía. Me gusta más hablar en persona con la gente que estar pendiente de la imagen que se da en redes sociales. Y porque como entrenador me aísla, me centro en lo que tengo que centrarme. Ahora mismo tengo la suerte de que la crítica es buena pero soy consciente de que la habrá mala. Es la parte buena de haber jugado, de que te hayan caído leches como jugador y que te hayas tenido que aislar. Debe ser gente en la que tienes confianza la que te dé la noción de realidad que debes tener pero la justa. A veces se eleva a los altares y se mete en el infierno muy rápido. Para tomar las decisiones que debo tomar hay que ser totalmente libre y estable.

–Pero es consciente de todo el afecto que jugadores, entrenadores y aficionados le están mostrando en estos primeros días.

–Me llega, evidentemente. Tienes a tu madre, tu familia o la gente que no está dentro del fútbol que te dicen algo de vez en cuando. Mi cuerpo técnico sabe que prefiero estar aislado. Quiero ser objetivo con mi propio trabajo. Sí que hay gente en cuyo criterio confío mucho. Pero el halago desmedido es muy peligroso. Muchas veces te tumba más la palmada en la espalda que el golpe en la cara. Cuando vengan mal dadas, quiero seguir igual de estable.

-Usted realizó un doble grado que incluyó periodismo. En el fútbol moderno, el técnico tiene que entrenar, pero también hay una escenificación. ¿Le ayuda tener discurso a trasladar su mensaje?

–Yo soy una persona más natural de lo que pensáis en las ruedas de prensa. Soy así, de apariencia seria, igual más de lo normal, pero trato de actuar con naturalidad y ser franco en lo que digo. Es una parte de mi trabajo, tengo que prepararla y ser coherente. Siempre intento ser coherente con todos. Es más sencillo que trasladar mensajes que no siento.

Giráldez y Laura Centoira, psicóloga del club.

Giráldez y Laura Centoira, psicóloga del club / Marta G. Brea

“Apostar por Carles fue un riesgo, pero tocaba y salió bien”

–Se lesiona Manquillo y opta por Carles Pérez en lugar de otras alternativas más conservadoras. Pese a ser de las inversiones más importantes, no contaba. ¿Por qué decide apostar por él?

–Soy consciente de que fue una decisión arriesgada y más por el momento. Pero tal como iba el partido, Acuña estaba más pendiente de defender que de atacar en ese duelo que tenían carril contra carril y estaba más pendiente Navas de defender a Hugo que Hugo de defender a Navas. No estamos hablando de defender a un extremo específico que te haga correr para atrás en uno para uno. Seguramente no habríamos hecho ese cambio. Queríamos darle también la oportunidad de ver si era capaz de ayudar a defender y lo hizo bien, con el premio del gol. Igual sin el gol no se habría hablado de la buena actuación de Carles, pero con la actitud y el compromiso que mostró es un jugador que, si es capaz de entender nuestra manera de funcionar, nos puede aportar muchas cosas. Creíamos que tocaba eso y salió bien. Llega a salir mal y me estaríais matando.

–¿Qué le dijo para reactivarlo?

–Lo que he hecho con el resto de los jugadores: decirle lo que hace bien y en lo que tiene que mejorar y nos tiene que dar un plus. Cuando un futbolista no juega, parte de la responsabilidad es del jugador y parte del entrenador. Él lo asumió y su actitud está siendo muy buena. No está en su mejor nivel todavía, tiene que dar pasos porque lleva tiempo sin jugar y ojalá tengamos pronto su mejor versión.

–Hablando de falta de continuidad, Miguel ha sido el único de la nueva hornada de canteranos que no tuvo minutos y desde enero le ha aumentado mucho la competencia. ¿Cómo lo ve y qué cree que le pueda aportar en este tramo final de la temporada?

–Confío mucho en él. Sufrió algún problema en el tobillo y no está en su mejor momento físico. Lo veo en las tres posiciones ofensivas de arriba. En Sevilla no hicimos cambios ofensivos y no pudimos darle oportunidades a jugadores de ataque que lo merecían, como Tasos, Tadeo o él mismo. Pero es un jugador que puede aportarnos mucho. Tiene mucho potencial ofensivo y también tiene que ir dando pasos en cuanto a su madurez defensiva y en el entendimiento del juego. Él lo sabe.

–A Mingueza lo puso de central derecho, una posición para la que lo habían descartado todos sus predecesores. ¿Piensa que le ofrece más ahí que en el carril?

–Una de las ventajas de la alineación era que Mingueza y Manquillo podían intercambiar su posición en función de lo que fuera pasando. Nuestra idea era dominar el partido desde esa línea de tres y hay pocos jugadores que saquen la pelota como lo hace él; que tengan esa capacidad de eliminar líneas en pase y salir en conducción. Luego, para defender a la espalda es un jugador muy rápido y los mensajes que nos transmitió durante la semana nos hicieron ver que iba a estar cómodo ahí. Como os dije en la previa, vamos a ir cambiando en función de lo que pase durante el partido y tenemos muchos jugadores como él, Manquillo o Hugo Álvarez, que nos dan un juego en cuanto al cambio de posición que, tal como yo lo veo, nos hace ser menos previsibles.

–Hablando de Hugo Álvarez, un jugador que para usted era muy importante en el filial, ¿lo ve preparador para que tenga galones en el primer equipo?

–Me gustó la personalidad con la que jugó, cómo se atrevió. Esto no significa que vaya jugar todos los partidos de titular, pero sí estará en disposición de serlo. Es el mensaje que hay que trasladar a todos los canteranos. Tienen que apretar para tener un minuto y, cuando lo tengan, aprovecharlo al máximo como lo hicieron el otro día todos los jugadores del Fortuna.

“Cuanto más cercana sea la idea del primer equipo, mejor para la cantera”

–¿Cómo era la relación con Benítez?

–Cordial. Hablamos alguna vez por temas de jugadores y estructura de trabajo. Es una persona amable, correcta. Estábamos en puntos distintos de la ciudad deportiva. Tampoco es que hablásemos todos los días, pero sí coincidimos mucho y hablamos alguna vez. Sin ningún tipo de problema.

–Chocaba quizá ver un filial con una identidad tan diferente a la del primer equipo. ¿Eso salió alguna vez a colación en sus debates internos?

–Sí, alguna vez lo hablamos. Es verdad que el filial está más cerca del resto de la cantera, es un paso más normal con la manera de jugar del juvenil o del cadete. También ha habido años que no ha pasado, aquí y en otros equipos, con más diferencia entre el filial y el juvenil, no sólo con el primer equipo. Cuando traes un entrenador al primer equipo, cuanto más cercano esté a esa idea, más fácil es que todo case. Cuanto más lejano, es más difícil mantener esa estructura. Entiendo que a veces, por cambios de dinámica cuando las cosas no estaban yendo bien en el primer equipo, se han tomado decisiones que no iban en esa misma línea. Ojalá con tiempo se pueda conseguir que el primer equipo, el filial y el resto de la estructura del club sea lo más pareja posible. Creo que es la mejor manera pero es mi opinión personal y tampoco me corresponde a mí tomar esa decisión.

–¿Se ha comunicado Benítez con usted para desearle suerte?

–La verdad es que no hablamos, pero tampoco tenemos los teléfonos ni manera de comunicarnos. Yo le deseo toda la suerte del mundo. Ha sido muy profesional en su manera de trabajar. Ha tenido un trato muy correcto con todos. Le deseo suerte y nada más.

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