La eterna reválida de Villar

Ajeno a la evidencia de que en pocos días tendrá más competencia en el puesto, el portero de Aldán transmite cada vez más seguridad

Iván Villar, con la pelota durante el partido ante el Osasuna. |  // J.LORES

Iván Villar, con la pelota durante el partido ante el Osasuna. | // J.LORES / j.c.a.

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

Ha ido dando pasos en silencio, sin llamar demasiado la atención mientras el debate en torno a su figura se iba atenuando. Su buen final de temporada, la notable pretemporada que firmó (sobre todo en sus intervenciones ante el Olympique de Lyon) y la sensación de tranquilidad transmitida ante el Osasuna confirman la progresión de Iván Villar y la seguridad con la que carga con su papel a la espera de que pronto la llegada de más competencia vuelva a complicarle un poco más las cosas.

Se suponía que a estas alturas Iván Villar ya debería tener un compañero más en su posición tratando de ganarle al puesto. Ese era el plan del Celta que la pasada semana creía muy próxima la llegada de un nuevo guardameta que complemente una línea en la que ahora mismo están Villar y los porteros de la base mientras Marchesín afronta el tramo final de la recuperación de una de las peores lesiones que puede tener un futbolista como es la rotura del Aquiles.

El Celta no tiene dudas de que va a fortalecerse en esa posición para cubrirse ante posibles eventualidades y para ponerle las cosas un poco más complicadas a Iván Villar. El refuerzo está tardando más de la cuenta, entre otras cosas, porque ahora mismo las operaciones en el Celta van encadenadas. La venta de Gabri Veiga permitirá reajustar la cantidad de dinero de la que se disponga para este final de mercado. Con esa cifra el equipo vigués tiene que realizar tres operaciones (Benítez no descartó una cuarta en un ejercicio de optimismo el pasado sábado) y son vasos comunicantes. El gasto de más en una obligará a apretarse el cinturón en otra. Por eso se está demorando la contratación del portero –para la que hay diferentes candidatos y también rumores algo delirante– y también para el resto de posiciones que se deben completar en estas dos semanas que restan para que el mercado de la Liga de Fútbol Profesional baje la persiana y las carencias queden ahí para sonrojo de las direcciones deportivas.

Mientras le llega la competencia, y ajeno a esa situación, Iván Villar completó ante el Osasuna un notable partido. Fue lo mejor del Celta en el plano defensivo junto a Aidoo aunque no pudo impedir el justo triunfo de los navarros que sacaron provecho de su buen estado de forma, de la claridad y convencimiento que tienen en su plan de juego y de la enorme fortaleza que tienen en el juego aéreo donde hicieron mucho daño a la escuadra de Benítez, que tiene en esa faceta una de sus evidentes lagunas y uno de los problemas a corregir con urgencia. En el debe de Iván Villar en ese partido no hay nada. Los dos goles llegaron en rechaces después de que el balón golpease el palo (y eso que en el primer gol saca el remate inicial de Budimir con una gran intervención) y sin que él tuviese demasiada opción de intervenir. El resto del trabajo, que fue bastante porque el Osasuna rondó con insistencia el área del Celta y fue uno de los equipos de la primera jornada que más veces remató, lo solventó con seguridad.

Iván Villar se estableció en el once inicial después de la lesión de Marchesínel pasado mes de febrero. A partir de ese momento, pese a la falta de continuidad que acusaba desde hace tiempo, el portero de Aldán cumplió de forma sobrada y fue de lo mejor del Celta en el tramo final de la temporada, cuando los fantasmas vinieron una vez más de visita. Incluso en algunos partidos algunas de sus paradas resultaron providenciales y tal vez en alguna de ellas estuvo al final una de las claves de la salvación. Aún así, eso no le librará de nueva competencia. Tampoco eso parece que vaya a alterar al portero gallego.

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