El Celta pierde la ‘batalla’ de Getafe

Un polémico penalti en el primer minuto condena a los de Carvalhal en una noche de juego rudo y sin ritmo, con faltas continuas y pérdidas de tiempo, al más puro ‘estilo Bordalás’ - Aidoo, expulsado, y Galán se pierden la próxima cita

El Celta perdió ayer una nueva oportunidad de dejar sentenciada la permanencia. Perdió la ‘batalla’ que le planteó el Getafe en el Coliseum porque el árbitro Cuadra Fernández le regaló un penalti al equipo madrileño a los 50 segundos de un partido con una expulsión (Aidoo) y doce tarjetas amarillas. El ‘estilo Bordalás’ regresó a LaLiga para intentar salvar a los azulones del descenso. Y a ese fútbol de continuas faltas (21 de los getafenses), pérdidas de tiempo e impidiendo que el rival completase tres pases seguidos no supo adaptarse un Celta muy plano, que continúa sin poder recuperar la mejor versión de jugadores como Iago Aspas y Gabri Veiga. La derrota, además, deja diezmado al equipo celeste para la próxima jornada, en la que recibirá al Valencia sin Aidoo y Galán por tarjetas.

Tras la derrota en Mallorca en enero pasado, Carvalhal había desterrado la defensa de tres centrales. Entonces, el técnico portugués entendió que su equipo necesitaba un jugador más ofensivo para que Aspas, Veiga y compañía tuviesen más presencia en el juego del equipo. Solo así se podían ganar partidos. Entonces, el conjunto vigués comenzó a sumar puntos y a despegar de la zona baja de la tabla. Con cuatro defensas era suficiente para alcanzar un mayor equilibrio en las dos áreas. Sin embargo, en las últimas jornadas, el Celta ha vuelto a encajar goles en exceso y apenas ve puerta. Ante la visita a Getafe, que con Bordalás volverá a convertirse en el equipo más antipático de LaLiga, Carvalhal decidió cambiar de plan y recuperar la línea de cinco defensas. La inesperada baja de Tapia por motivos personales llevó al entrenador del Celta a situar a Mallo en el eje de la zaga con Aidoo y Unai, mientras que Kevin Vázquez se movió como carrilero.

El penalti que se inventó Enes Unal en un choque con Beltrán y que el árbitro Cuadra Fernández le dio veracidad acabó, en el primer minuto de juego, con el diseño de partido que los célticos habían trabajado en Afouteza para intentar sumar una victoria con la que dejar zanjada de una vez la permanencia. Iván Villar le adivinó el lanzamiento al delantero turco, pero el balón acabó entrando en la portería.

El árbitro le había regalado al Getafe el partido soñado por Bordalás para sumar tres puntos con los que sacar del pozo a los madrileños. El Coliseum podía volver a disfrutar de los ‘Bordalas’s bad boys’.

Así, Carvalhal podía echarse a dormir (como había insinuado en la previa) porque el rival iba a esforzarse por llevar el fútbol a lo más primitivo y aburrido; es decir, destruir más que crear, cometer constantes faltas y pérdidas deliberadas de tiempo, con la complacencia de un árbitro que recriminó al delegado del Getafe en dos ocasiones antes del descanso por la fuga de los recoge pelotas. Pero Cuadra Fernández permitió que el Getafe sacase provecho de sus deseos de llevar el partido a un callejón sin salida, en el que no se permitiría el juego asociativo. Se reducía a balones al área en busca de un rematador o un rechace. El Coliseum volvía al fútbol de los años ochenta, con el que el Celta se sintió incómodo, desbordado, sin saber qué hacer para igualar el gol de Enes Unal.

A los 25 minutos, Carvalhal decidió recuperar el esquema habitual y mandó al banquillo a Kevin para que entrase Carles Pérez. El catalán le dio una alternativa al Celta para poder hacerle daño a un rival que siguió a lo suyo: juego directo y romper el ritmo del rival con faltas y pérdidas de tiempo.

Antes, el Celta había reclamado un penalti sobre Cervi, que fue zarandeado en el área, pero Cuadra Fernández se desentendió en esta ocasión de una jugada polémica en contra del Getafe. El argentino disparó flojo en el minuto 44, en la primera oportunidad que tenía el Celta ante David Soria.

El guardameta era el encargado de poner los balones en campo rival para que sus compañeros comenzasen el combate cuerpo a cuerpo muy lejos de su área. Ese fue el método para que los de Carvalhal se marchasen al vestuario cabreados con el árbitro, con los recoge pelotas y con un rival que con el gol tras el primer minuto dejó de lado el juego con balón para implantar el “estilo Bordalás”, el que durante cuatro temporadas se convirtió en el más incómodo y el menos admirado de Primera División.

El técnico alicantino ha vuelto para intentar salvar a un Getafe que se da un gran respiro con esta victoria. Con 34 puntos, el equipo azulón se sitúa a cinco del Celta cuando restan cinco jornadas de campeonato.

Porque si la primera parte fue insufrible, la segunda no mejoró, aunque el Celta tuvo más presencia en ataque. Aspas cruzó en exceso un remate en el minuto 70 antes de la expulsión de Aidoo, por la segunda tarjeta amarilla.

Ahí se acabaron las posibilidades del Celta de sumar algo positivo en el Coliseum. La superioridad numérica pudo costarle una derrota más abultada, pero Munir estrelló el balón en el larguero y Enes Unal lo mandó fuera cuando ambos disponían de toda la portería para engordar un resultado que nació de un penalti polémico.