Patrimonio “frena” la valorización de Punta Cantodorxo

El alcalde lamenta el abandono de esta atalaya privilegiada

Solicita que se actúe sobre el castro o se le permita adecentar el entorno

El acceso a Punta Cantodorxo está impracticable.

El acceso a Punta Cantodorxo está impracticable. / FdV

Manuel Méndez

Manuel Méndez

El castro de Punta Cantodorxo yace en el olvido y su entorno se ve invadido por la maleza, relegando a un papel secundario el crucero de piedra que el Concello de O Grove instaló en 2017 sobre las rocas del lugar que baña la ría.

Lo hizo para convertirlo en elemento diferenciador y guía de la Ruta Xacobea do Mar de Arousa e Ulla, para rememorar la traslación de los restos del Apóstol Santiago desde Palestina hacia Iria.

Mamíferos marinos

Ese entrante de tierra en el mar, a escasos metros del centro urbano meco, es también una atalaya privilegiada para la observación de la ría y sus mamíferos marinos, como bien saben en el Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI), que utiliza casi a diario ese mirador para completar desde tierra el seguimiento de lo cetáceos que hace en el agua.

Una labor que, como el director BDRI denunció hace semanas a través de FARO DE VIGO, se complica enormemente a causa de la maleza que invade la zona y dificulta el paso de los estudiantes y científicos que se dirigen a Punta Cantodorxo.

Preocupación que entiende y comparte el alcalde de O Grove, pues si bien el concello se ocupa de desbroces puntuales, se ve atado de pies y manos a causa de los “obstáculos” que pone Patrimonio de la Xunta.

Cacabelos y la exedil Emma Torres cuando se instaló el "cruceiro", en 2017.

Cacabelos y la exedil Emma Torres cuando se instaló el "cruceiro", en 2017. / FdV

Con Emma Torres

José Cacabelos, impulsor, junto a la exconcejala Emma Torres, de la colocación de dicho crucero, tratando de embellecer y enriquecer Punta Cantodorxo, recuerda que entre sus planes estaba, igualmente, el de “instalar unos bancos y trazar una senda de zahorra compactada para favorecer el acceso y valorizar todo el entorno”.

“Lo que pretendíamos era convertir esa zona en un lugar apto para que vecinos y visitantes puedan observar el mar y los restos arqueológicos, pero en Patrimonio nos dijeron que eso era del todo inviable, ya que consideran que se perjudicaría al castro”, explica el alcalde.

Cuando aquello sucedió, “nuestra respuesta fue pedir que, en ese caso, Patrimonio se encargara de realizar estudios para valorizar el castro, pero no hicieron nada”.

Dicho de otro modo, “que ni hacen ni dejan hacer”, de ahí que, “sin ánimo de polemizar, sino tratando de hacer propuestas que sean constructivas y beneficien a todos”, el propio Cacabelos vuelva a pedir ayuda a la Xunta, ya que “es lamentable ver cómo esta importante zona está del todo intransitable”.

Características del castro

Importancia que radica en el hecho de tratarse de un formidable mirador con vistas a la ría. Pero también en las características del propio castro, dotado de una zona aterrazada de casi 100 metros de largo por unos 25 de ancho sobre la que se sitúa –un metro por encima– una gran superficie, delimitada en su perímetro por muros modernos de cultivos.

Alumnnos del BDRI observando mamíferos marinos y aves desde las rocas de Punta Cantodorxo.

Alumnnos del BDRI observando mamíferos marinos y aves desde las rocas de Punta Cantodorxo. / FdV

Es la imagen de un sistema defensivo que se completa en una terraza de unos 90 metros, situándose el foso, actualmente desaparecido, bajo una fábrica existente en el lugar.

Eso creen los expertos, quienes aludieron en repetidas ocasiones al deterioro y abandono de este espacio. Uno de los muchos hallazgos arqueológicos de la época paleolítica y romana documentados en la península meca.

En este caso concreto con un alto grado de alteración debido a las actividades agrícolas y constructivas acometidas en sus alrededores, donde en su día se localizaron un “cuncheiro” y referencias de la posible existencia de una necrópolis y de una posible villa romana.

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