Una de cada diez jornadas laborales en Galicia supera las 49 horas semanales

Es la comunidad donde hay más trabajos con gran carga horaria, una de las razones de su distanciamiento del grupo de territorios que tienen una mayor calidad en el empleo

Un camarero atiende una terraza de una cafetería en Sanxenxo

Un camarero atiende una terraza de una cafetería en Sanxenxo / Gustavo Santos

Julio Pérez

Julio Pérez

La actualización del cuadro macroeconómico y fiscal del Gobierno contempla un avance del Producto Interior Bruto (PIB) del 2% en 2024 y el 1,9% el próximo ejercicio, en un contexto de reducción del déficit al 11,2% y el 10,7%, respectivamente, y la bajada de la tasa de paro al 10,7% con la incorporación de 875.000 nuevos ocupados entre este año y el que viene. “Estamos asistiendo a un modelo de crecimiento equilibrado que vemos prácticamente semana a semana en la publicación de los datos de alta frecuencia y las previsiones de crecimiento de los organismos internacionales”, valoraba Carlos Cuerpo, ministro de Economía, tras la reunión del Ejecutivo del pasado martes. “Son buenas noticias, pero que no nos llevan a ser complacientes por todo el esfuerzo que tenemos que seguir poniendo sobre la mesa para alcanzar los grandes objetivos de la legislatura –añadió–, entre ellos avanzar hacia el pleno empleo”.

El propósito de aprovechar al máximo el músculo laboral del país regresa a la lista de tareas pendientes y posibles por el acelerón de las altas en la Seguridad Social tras la etapa más dura de la pandemia hasta alcanzar por primera vez los 21 millones de cotizantes. Teóricamente, se puede hablar de pleno empleo cuando la proporción de parados baja del 4% entre toda la población activa –los mayores de 16 años que están trabajando o en disposición de hacerlo–, aunque el porcentaje varía en función de las características del tejido productivo de un territorio, la actividad sumergida y el paro estructural. En el caso de España, la tasa de referencia llega al 8%.

Al conjunto del país le queda por delante todavía un camino largo para cruzar esa meta. La tasa de paro alcanzó el 12,3% en el primer trimestre del año. Sí hay una comunidad por debajo del 8% ya. Es Cantabria, donde se sitúa en el 7,5%. Otras tres autonomías lo acarician: Aragón (8%), País Vasco (8,5%) y Navarra (8,8%). En Galicia asciende al 10,4%. Extremadura y Andalucía arrastran las peores cifras, cercanas al 18%.

Para encontrar el momento en el que España rozó el pleno empleo hay que retroceder hasta el segundo trimestre de 2007, cuando la tasa llegó al 7,9%. Desde entonces finalizó la era del ladrillo, hubo dos recesiones casi seguidas por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y el terremoto financiero global, un periodo de recuperación posterior basado en la temporalidad, un shock sin precedentes a causa de la pandemia, el estallido de una guerra a las puertas de Europa y una reforma laboral que coloca el contrato indefinido como prioritario y ata en corto los eventuales. En la escalada hacia la cumbre del pleno empleo, ¿la expansión de la ocupación va acompañada de una mayor calidad de la oferta?

“El análisis del mercado de trabajo español a partir de indicadores de empleo, actividad y desempleo muestra la existencia de una elevada sensibilidad al ciclo económico, falta de capacidad para ofrecer suficientes oportunidades laborales y gran heterogeneidad a nivel regional, con un patrón territorial notablemente persistente, caracterizado por un desempeño más favorable en las regiones del nordeste del país y Madrid y menos favorable en Canarias y las regiones del sur peninsular”, explican los expertos del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). La investigación de los economistas Lorenzo Serrano, Ángel Soler y Fernando Pascual construye un índice de calidad en la ocupación a partir de 18 indicadores para medir la seguridad y ética, el salario y los beneficios, la duración del trabajo y las posibilidades de conciliación, la seguridad y la protección de los asalariados y la motivación.

La comunidad está en octava posición del ranking junto a Cantabria y Baleares

Galicia se sitúa lejos del grupo de territorios que sacan mejor nota. Ocupa el octavo lugar, por debajo de la media nacional, empatada con Cantabria y Baleares. Sobre un nivel de 100 que se corresponde con la media del conjunto del país en el año 2007, la calidad del empleo en suelo gallego en 2022 fue de 102,2 puntos. Las cinco autonomías en cabeza son País Vasco (107,4), Madrid (107), Cataluña (106,1), Navarra (105) y La Rioja (103,3). Canarias y Extremadura, ambas con 98,8, se sitúan a la cola. También Galicia figura en los últimos puestos en la variación del índice desde 2007: 2,4% de subida. El alza en toda España fue del 3,1%. En Cataluña llegó al 4,4%; en Murcia aumentó el 3,7%; y un 3,6% en Castilla-La Mancha.

En el monográfico del Ivie con el apoyo de la Fundación Ramón Areces e incorporado al último número de la revista Cuadernos del Mercado de Trabajo del Servicio Público de Empleo (Sepe), Galicia sobresale, y no por buenas razones, en el capítulo del tiempo. El 6,8% de los ocupados en España tiene jornadas “consideradas muy largas”, superiores a las 49 horas semanales. En la comunidad representan el 9,1%, prácticamente una de cada diez. Es la mayor proporción entre todas las autonomías y el doble que la que tiene el menor dato, País Vasco (4,9%).

Las nuevas normas de contratación de la reforma laboral de 2022 “están teniendo efectos visibles”, recuerdan los autores del informe (Lorenzo Serrano, Ángel Soler y Fernando Pascual). La tasa de temporalidad ese año se situó en el 21,1%, mínimo de las últimas tres décadas, aunque todavía quedaban unos 3,6 millones de trabajadores con puestos eventuales. “Los inconvenientes ligados a la temporalidad y a la inestabilidad e incertidumbre asociadas aumentan cuanto menor es la duración del contrato laboral”, señalan los expertos del Ivie. Se nota, sobre todo, “en las comunidades turísticas o con un peso relevante de la agricultura y la industria agro alimentaria, actividades más sujetas a la estacionalidad”.

Las jornadas parciales pasaron de menos del 10% en 2007 al 14% a 2022

El porcentaje de contratos temporales inferiores al año superó el 38% en Castilla-La Mancha, La Rioja y Galicia. Las dos últimas aparecen también a la cabeza de “la mayor incidencia del empleo precario”, en aquellos contratos que se alargan menos de tres meses: el 19% en La Rioja y el 18% en Galicia.

El seguimiento de los contratos a tiempo completo u horario reducido en el caso de España “sugiere que en gran medida el empleo a tiempo parcial funciona simplemente como sustituto del empleo a tiempo completo en situaciones de crisis y falta de oportunidades”, subraya el análisis. Su cuota aumentó de forma continua durante la gran recesión, pasando del 11,6% en 2007 al 15,9% en 2014, para después pisar el freno. En 022 supuso el 13,5% de la ocupación. Su peso en las diferentes comunidades oscila entre el 10,4% de Baleares y el 15,8% del País Vasco. En Galicia alcanzó el 14%, ligeramente por encima de la media estatal, aunque lo relevante es “la especial magnitud” de su crecimiento con respecto a 2007, cuando rozó el 10%.

La comunidad lidera la expansión de la ocupación en sectores de intensidad digital alta

La importancia de la especialización productiva en la calidad del empleo, recuerdan los economistas del Ivie, lo convierten en un aspecto clave a considerar tanto para ver su posible transformación como la diferencia entre territorios, cada uno con sus particularidades sectoriales. El análisis pone el foco en el porcentaje de ocupados en actividades “con intensidad digital alta”, siguiendo la clasificación de la OCDE elaborada con la inversión en software, en TIC, uso de robots, la facturación de ventas online o la presencia de especialistas en tecnología dentro de las plantillas de las empresas.

“La evolución temporal de ese indicador muestra para España una suave tendencia creciente entre 2008 y 2022, reflejo de un cambio estructural positivo, pero se que produce a un ritmo lento”, señala el documento. El porcentaje pasa del 17,1% en 2008 al 19,6% en 2022, muy cerca, aunque por debajo, del máximo del 19,9% registrado en 2021. Es un camino de mejora generalizado entre todas las comunidades, “pero ha sido especialmente intenso en el caso de Galicia”, que crece en cuatro puntos sobre los niveles de 2008. Más, incluso, que en Madrid (3,6 puntos más) y País Vasco (3,5), pero son precisamente estas dos comunidades las que presentan “una especialización especialmente favorable”: 3,1% y 23,3% sobre el empleo total. 

Suscríbete para seguir leyendo