ESPECIAL 170 ANIVERSARIO

Del "Hai que Roelo" a los campeones del mundo

El legado del Pontevedra dio paso a la época dorada del Teucro en los años 90 y a las cinco coronas de Gómez Noya

Multitudinaria recepción al Pontevedra tras su ascenso a Primera en 1965.

Multitudinaria recepción al Pontevedra tras su ascenso a Primera en 1965.

Antonio Santos

El deporte pontevedrés no se entiende sin el legado de sus dos equipos históricos, protagonistas de muchas tardes de gloria para el público del Lérez: el Pontevedra Club de Fútbol, constituido en 1941 de la fusión entre Alfonso y Eiriña, y la Sociedad Deportiva Teucro, vicedecano del balonmano nacional, fundado cuatro años después.

Los inicios granates fueron notables, con dos títulos autonómicos de aficionados y una Copa de Galicia en solo tres años. Un preludio fantástico a la llegada del equipo a Tercera División, donde jugarían varias promociones hasta lograr en 1960 el ansiado ascenso a Segunda, con la ciudad volcada con el equipo.

Esa simbiosis entre afición y club vivió su cénit en la posterior década, con tres palabras que lo definen todo: Hai que Roelo. La generación dorada del Pontevedra, encabezada por Cholo, Neme, Martín Esperanza o Ceresuela, autor del mítico “gol do allo” que daría el ascenso a Primera, se midió de tú a tú durante seis temporadas contra los mejores equipos, que afrontaban la visita a Pasarón como una pesadilla.

Sin embargo, la prosperidad del conjunto granate dio paso a los vaivenes derivados de una economía frágil, que terminaría reflejándose con descensos a Segunda y Tercera División. Sería con la creación de la Segunda B en la temporada 1977-1978 cuando el Pontevedra, acuciado por los problemas financieros, encontraría su lugar natural.

En las siguientes cuatro décadas, la entidad se convertiría en referente de la tercera categoría, con dos campeonatos de liga y nueve fases de ascenso en su haber. Tendría que ser Pasarón de nuevo el que llevase en volandas al equipo a Segunda División por primera vez en 37 años, gracias a un 3-0 para el recuerdo ante el Lorca Deportiva.

Aunque el periplo por el profesionalismo fue efímero, dio paso a la irrupción estelar de los brasileños De Souza, Yuri e Igor, y su primo, Charles, que dejarían un recuerdo imborrable en la hinchada con sus goles. Igual de icónica fue la decisión de este último de dar al bando granate sus últimos años de fútbol en lugar de ofertas más lucrativas, tras una carrera de más de 200 partidos en Primera División.

Más allá del Pontevedra, 2023 fue histórico para el balompié pontevedrés, gracias a toda una campeona del mundo como Teresa Abelleira, clave en los éxitos de la selección española. La jugadora del Real Madrid hizo vibrar a la ciudad con un lleno en la Ferrería para ver la final y otro a su llegada días después.

En paralelo al deporte rey, Pontevedra se convirtió en una ciudad de balonmano. Gran parte de culpa la tiene la SD Teucro, vicedecana española de este juego y causante de enganchar a generaciones de pontevedreses al 40x20. Un trabajo de base que dio sus frutos en la élite, con casi un cuarto de siglo en la primera categoría nacional.

Lejos queda la épica del conjunto azul, con batallas contra históricos como el Bidasoa o el Barcelona que le permitían ser en 1995 el primer equipo de la ciudad en jugar competición europea, en pleno dominio de los clubes españoles en este deporte.

La euforia de la élite y la ambición por permanecer ahí terminó por herir casi de muerte al Teucro, que siguió compitiendo en Asobal intermitentemente hasta decir basta por las deudas millonarias contraídas, que siguen lastrando al club. El testigo del histórico pontevedrés fue recogido recientemente por el Cisne, aupado por los talentos de su cantera. Un ADN de casa que sirvió para lograr un Campeonato de España juvenil en 2021 y dos ascensos a Asobal con un presupuesto de los más bajos de la competición.

Además de los deportes de equipo, Pontevedra desempeña un papel fundamental en desarrollar generaciones de atletas individuales, con la creación en 1987 del Centro Galego de Tecnificación Deportiva. Enfocado principalmente en las disciplinas olímpicas, el CGTD ha sido la gran fábrica de talento gallego, con una veintena de representantes españoles en los Juegos salidos de la principal institución autonómica para este fin.

Un vivero de campeones, especialmente en el mundo del piragüismo, donde todos los grandes referentes gallegos, entre ellos David Cal y Teresa Portela, pasaron por Pontevedra en su camino hacia la gloria olímpica. Como ellos, multitud de campeones internacionales como Adrián Sieiro, Óscar Graña y la también plata olímpica Antía Jácome, se han valido del CGTD y la ría de Pontevedra para impulsar sus carreras hacia lo más alto.

Otra de las secciones más exitosas del Centro es el triatlón, que durante los últimos años ha tejido un idilio dorado con Pontevedra. Ese vínculo no se concibe sin un campeón con mayúsculas como Javier Gómez Noya, que considera a la ciudad del Lérez su hogar. Propulsada por sus éxitos y la gran labor realizada como anfitriona de competiciones internacionales, Pontevedra es desde 2008, con su estreno en la Copa de Europa, un destino de referencia en este deporte.

El triatlón dejó en los tres lustros siguientes momentos para la historia de la Boa Vila, como el Mundial de Larga Distancia de 2019, en el que Gómez Noya sumó un título más a su vitrina con la ciudad entera a sus pies. Otro pontevedrés, Pablo Dapena, campeón del mundo en 2018, se colgó la plata y completó un podio único.

Ese “uno-dos” mundialista fue clave para que, este año, Pontevedra albergase con gran éxito de público y participación la Gran Final de las Series Mundiales de Triatlón, convirtiéndose en epicentro internacional de esta disciplina y consolidando la gran apuesta de la ciudad por la organización de eventos deportivos de alto nivel.