Marina: “Lo importante no es tener acceso a la información, sino comprenderla”

“Dentro de cinco años nos veremos invadidos por sistemas de inteligencia artificial muy baratos y potentes, y debemos saber qué hacer con ellos”, asegura el filósofo

José Durán y José Antonio Marina (dcha.), ayer, en el Club FARO.

José Durán y José Antonio Marina (dcha.), ayer, en el Club FARO. / José Lores

“Las sociedades se están volviendo muy crédulas”. Así lo aseguró ayer José Antonio Marina, catedrático de Filosofía e investigador. El reconocido filósofo advirtió sobre la complacencia de una sociedad a la que le importa más que le den la razón que conocerla. “La gente no quiere estar bien informada. Se queda con las diez entradas de Google y elige el medio que le va a dar la razón, lo que genera una dinámica muy perversa”, aseguró Marina, que presentó en el Club FARO su último libro, “Historia universal de las soluciones. En busca del talento político” (Ariel), que mezcla filosofía, historia y psicología para dar con la ciencia objetiva de las soluciones.

En este sentido, aseguró que, aunque siempre se le ha dado más valor a la inteligencia teórica, la práctica es superior, ya que los problemas prácticos no se resuelven cuando se conoce la solución, como sí ocurre con los teóricos, sino cuando ésta se pone en práctica. Por ello, aseguró que es necesario enfocar de una forma distinta nuestra educación. Respecto a ésta, aseguró que atraviesa un momento complicado. “La educación está fracasando, no sólo en nuestro país; en todo el mundo porque no somos capaces de resolver los problemas que tenemos”, aseguró.

El filósofo también puso en valor la memoria, de la que dijo que es “la fuente” de nuestra inteligencia y lamentó que muchos alumnos se cuestionen por qué tienen que aprender algo si lo que necesitan saber pueden obtenerlo haciendo clic en internet y advirtió: “Lo importante no es tener acceso a la información, sino comprenderla”.

El papel de las humanidades

Durante la conversación que mantuvo con el profesor titular de Sociología en la Universidad de Vigo (UVigo) José Durán, Marina habló también del papel de las humanidades en la resolución de problemas en un mundo cada vez más basado en la tecnología. “De la decadencia de las humanidades –afirmó– tenemos la culpa los humanistas, que no hemos sabido explicar la importancia de lo que hacemos. Las filosofía, que es un servicio público, se ha suicidado, se ha comido a sí misma diciendo que no podemos encontrar ninguna verdad universal, que las identidades nos encierran en nuestras verdades culturales, que no podemos decir que unas culturas son mejores que otras y que, entonces, estamos condenamos a una especie de relativismo”.

Por todo ello, el filósofo aseguró que es necesario replantearse qué es la inteligencia. “La inteligencia no tiene como función el conocimiento. Su verdadera función es dirigir bien nuestro comportamiento y para dirigirlo bien tiene que conocer cosas, sin duda, gestionar las emociones, tomar decisiones, mantener el esfuerzo y, sobre todo, tiene que evaluar lo que hace para saber si está bien o mal, si es verdadero o falso”, expuso.

Esta inteligencia ha de ser, además, no sólo individual, sino también colectiva. “Cada uno tenemos nuestra inteligencia, pero el entorno en el que estamos puede facilitarla u obstaculizarla”, advirtió.

Marina también advirtió sobre los posibles riesgos de la inteligencia artificial (IA), avance tecnológico que sigue desde 1956, para la que es necesario educar y formar a la población. “Creo que en no más de cinco años, nos van a invadir sistemas de IA muy baratos, muy rápidos, potentísimos y tenemos que saber qué hacer con ellos porque la IA no es un peligro; lo son los seres humanos, que van a tener a su alcance un instrumento fabuloso”, comentó.

La política, como arte para resolver los conflictos que afectan a la “polis” (ciudad) es un tema estrechamente relacionado con la inteligencia y en este sentido se preguntó por qué la profesión que debería ser considerada la más importante es la única que no se adquiere necesariamente en la facultad de Política. “¿Dónde aprenden entonces los políticos su oficio? –se preguntó–. En la lucha por conseguir el poder, por lo que aprenden a conseguirlo, pero no a ejercerlo”.

Por ello, abogó por “una academia del talento político”, una idea que fue surgiendo a medida que avanzaba en este libro y que cree que es más que necesaria.

“La Historia es el banco de pruebas de la humanidad”

José Antonio Marina ha dedicado toda su labor de investigación a la elaboración de una teoría de la inteligencia que comienza y termina en la ética, entendiendo que la inteligencia no busca el conocimiento, sino la felicidad y la dignidad. Marina sostiene que la historia de las soluciones es la historia de las culturas y, puesto que la cultura forma parte integrante de la naturaleza humana es, a la vez, la historia de la humanidad.

El filósofo, al contrario de lo que sostienen la mayoría de los pensadores actuales, opina que sí se puede elaborar una ética universal. De hecho, en el libro expone ocho problemas morales universales: el valor que le damos a la vida; la relación entre individuo y tribu; el poder; los bienes materiales; el sexo y la familia; la relación con los débiles; la relación con los extranjeros, y la relación con la muerte.

“Todas las culturas se han planteado estos problemas y cada una los resuelve a su manera”, explicó Marina, que recordó que a lo largo de la historia, el ser humano ha ido aportando distintas soluciones para dar respuesta a los retos que se le planteaban y no siempre de forma acertada. Como ejemplo puso la tortura como medio acreditado para conseguir un juicio perfecto si el reo no había sido pillado in fraganti ni había confesado y que después quedaría invalidado. “Me interesa la Historia porque es el banco de pruebas de la humanidad”, aseveró.