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Galicia, negra y criminal

El ‘thriller’ gallego gana adeptos y se convierte en un fenómeno literario y audiovisual dentro y fuera de la comunidad

Fotograma de “El desorden que dejas”. FDV

“La mayoría de los crímenes los comete gente normal”, afirma Maite Estévez (Mónica López), la protagonista de “Rapa”, el último thriller criminal de los hermanos Pepe y Jorge Coira, estrenado en Movistar+. Precisamente la convivencia de la maldad y la bondad es uno de los factores que explica el éxito del género negro, un clásico que envejece muy bien, según Jorge Coira, director de esta serie, ambientada en la sierra de A Capelada, entre acantilados y monte. Allí, durante la ‘rapa das bestas’, tradición ancestral que se celebra una vez al año para cortar las crines a los caballos salvajes, un crimen perturba la paz de un lugar en general tranquilo.

“El negro es un género que ha interesado siempre, desde la Edad Media porque algunos cantos de ciego son puro género negro. Y esto es porque nos interesa esa parte más oscura que todos, en una mayor o menor medida, tenemos, y explorar los límites del ser humano, qué nos pasa con la violencia, con esas partes oscuras del alma”, explica Coira.

La orografía y climatología gallegas, que han cincelado sus mitos y leyendas y la idiosincrasia de sus habitantes, forman parte del ADN de un género con un peso cada vez mayor en la comunidad. El periódico “The Guardian” se hacía eco hace un año de la eclosión de series y películas de temática criminal gestadas y ambientadas en Galicia en un reportaje titulado “Noir gallego: cómo un rincón lluvioso de España generó un nuevo género televisivo”. Pero, ¿se puede hablar de un género criminal gallego? Coira opina que sí.

“En nada que se tenga en cuenta la relación tan directa que se establece entre el género y el retrato social tienen que aparecer particularidades. Más allá del crimen, el género negro es un espejo de cómo somos como sociedad. Además, en los últimos años está habiendo ejemplos muy interesantes, con exploraciones muy diferentes sobre el género”, afirma.

Una de esas peculiaridades es, según Coira, la relación entre el rural y la ciudad. “Aquí el rural está mucho más conectado, no hay una frontera tan fuerte con lo urbano como en otras partes de España y de Europa”, sostiene.

“Auga seca”, cuyo coguionista es Pepe Coira, está ambientada en las ciudades de Vigo y Lisboa. Esta serie se emitió en HBO tras pasar por la TVG. Al igual que “O sabor das margaridas”, creada por Ghaleb Jaber Martínez, la primera serie en gallego que emitió Netflix y que se convirtió en una de las diez producciones de habla no inglesa más vistas en el Reino Unido e Irlanda. Esta producción, ambientada en un pueblo tranquilo, marcó un hito que hizo que las miradas de volviesen hacia el ‘noir’ gallego.

De Ghaleb Jaber Martínez es también “Hotel Valkirias”, con localizaciones en Ourense, Santiago y el norte de Portugal, pendiente de estreno y cuyo primer capítulo pudo verse en el Ourense Film Festival (OUFF). Con el lema “¿Qué estarías dispuesto a hacer para conseguir más de un millón de euros?, pone contra las cuerdas a tres mujeres con problemas económicos que coinciden en un hotel fronterizo con un hombre que transporta algo muy valioso.

“El desorden que dejas” (2020) fue otro de los grandes éxitos de Netflix del criminal gallego. El guion de esta miniserie de ocho capítulos, que gira en torno al suicidio de una profesora de un pequeño pueblo del interior, es de Carlos Montero (Celanova, 1979), autor también de la novela homónima, ganadora del Premio Primavera de Novela 2016.

El género negro también tiene acento gallego en la gran pantalla. “La playa de los ahogados”, adaptación cinematográfica de la novela homónima del escritor vigués recientemente fallecido Domingo Villar, uno de los grandes maestros del género, es uno de sus ejemplos. Ambientada en Vigo y en Nigrán, fue dirigida por Gerardo Herrero en 2015. Desde entonces, la ficción criminal gallega no ha hecho más que medrar, con títulos como “Quien a hierro mata” (2019), un thriller de venganza, narcotráfico y familia que se desarrolla en un pueblo costero.

El 11 de noviembre llegará a los cines “As bestas”, de Rodrigo Sorogoyen, un exponente de terror rural protagonizado por una pareja francesa asentada en una aldea gallega, y cuya relación con los lugareños no es precisamente idílica Y el 9 de diciembre, Ángeles Huerta estrenará “O corpo aberto”, “terror folk” en la Galicia de 1900.

Galicia siempre fue tierra de grandes escritores y al género negro no le faltan sus maestros, como Diego Ameixeiras (Lausana, 1976), escritor y guionista en lengua gallega, autor de títulos como Matarte lentamente (2013) y Tres segundos de memoria (2006). Otros ejemplos del género son Miss Marte, de Manuel Jabois (Sanxenxo, 1978); y La vida secreta de Úrsula Bas (2021) y Belleza roja (2019), ambas de Arantza Portabales.

“El género negro es un espejo de cómo somos como sociedad”

Jorge Coira - Director de cine

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Uno de los títulos publicados este año es Nada que perder, de Susana Fortes (Pontevedra, 1959), que arranca con la desaparición, en O Baixo Miño, de una niña, que es encontrada poco después herida y sin memoria, y dos niños, cuyos restos óseos aparecerán 25 años después. Lois Lobo, periodista de FARO DE VIGO, que cubrió la desaparición de los pequeños, iniciará la investigación para descubrir la verdad.

Este año salieron de imprenta también La conjura de la niebla, de Ángela Banzas (Santiago, 1982), que mezcla superstición y leyendas gallegas con una investigación policial y un secreto familiar; y La ladrona de huesos, ambientada en el Camino de Santiago, de Manel Loureiro (Pontevedra, 1975), autor de La Puerta, en la que las leyendas gallegas se entremezclan con la investigación policial.

“¿Cuándo pase esta moda vamos a tener que rendir cuentas por hacer otra cosa?”

Pedro Feijoo - Autor de Un fuego azul

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Según Pedro Feijoo (Vigo, 1975), autor de Un fuego azul, un thriller inquietante, comenzó a hablarse de novela negra gallega a raíz de la publicación de El último barco (Domingo Villar), aunque cuestiona que exista como tal. “Hemos agitado tanto el debate que hemos acabado llamando la atención. Dio la sensación de que había un carro que se estaba poniendo en marcha y a unos los subieron y otros se subieron, y al final acabó moviéndose”, afirma.

Feijoo, que está inmerso en su séptima novela, de intriga sobre corrupción, teme que este fenómeno pueda encasillar a muchos escritores. “Esto es una moda. Cuando pase ¿vamos a tener que rendir cuentas por hacer otra cosa que no sea negra? ¿Los que sí la hacen se van a quedar mirando al aire? Siempre he sido un poco receloso de esta situación”, reconoce el escritor vigués, quien también cree que el género muestra una Galicia llena de clichés. “Parece que todo es el ruraliño y los mariñeiriños, la lluvia y la niebla. Pero también hay una Galicia más moderna, urbana, y esto lo estamos echando por tierra. Me da rabia ese folclorismo que estamos empezando a crear”, comenta.

Ledicia Costas (Vigo, 1979), que se estrenó en la literatura para adultos con Infamia, un thriller psicológico que transcurre en el pequeño pueblo de Merlo, todo fenómeno que ayude a visibilizar la literatura que se hace en Galicia es extraordinario. Pero es cauta. “Se observamos o que se publica no resto do estado, vemos que o xénero negro encabeza a lista das tendencias. Creo que máis ben é un fenómeno global. O que pasa é que en Galicia temos un terreo fértil para escribir calquera cousa, e tamén temos nomes moi potentes dedicados a este xénero”, opina.

En su opinión, la saga “Millennium”, de Stieg Larsson, inició una corriente imparable. “Hoxe continúa porque hai moita xente escribindo novela negra, e porque son historias áxiles, que non ten unha lectura excesivamente complexa. É moi fácil engancharse a elas e adoitan ter protagonistas moi singulares, moi icónicos. Todo esto fai que sexa un produto moi atractivo e, polo tanto, rentable”, comenta.

La escritora María Oruña. Ricardo Grobas

En opinión de María Oruña (Vigo, 1976), autora de El bosque de los cuatro vientos, novela que anticipó el hallazgo de los anillos mágicos de Santo Estevo (Ourense), la variedad de subgéneros que engloba la novela criminal es uno de sus fuertes, al que suma, en el caso de la literatura gallega, la propia idiosincrasia de la tierra. “Los gallegos tenemos una musicalidad a la hora de escribir y de hablar muy particular y vemos la vida de un color claro-oscuro, con un sentido del humor peculiar que nos identifica. Incluso el clima nos acompasa el corazón, nos hace refugiarnos en nuestros hogares y esto también nos da tiempo para pensar historias y para compartirlas. Por eso creo que construimos buenas historias”, opina.

Oruña pone en valor este género, del que en ocasiones se ha cuestionado su calidad. “Se están haciendo obras con una grandísima calidad literaria con un trasfondo negro o de misterio. Para mí, un ejemplo claro de esto es ‘Golpes de luz’ de Ledicia Costas”, afirma.

 

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