Entrevista | Guillermo Moldes Librero

“Tengo un imán para la gente rara, viene toda clase de clientela”

Guillermo Moldes dejó el sector farmacéutico para montar una librería única

Guillermo Moldes cumple en junio una década como librero

Guillermo Moldes cumple en junio una década como librero / Rafa Vázquez

Gala Dacosta

Gala Dacosta

La librería de segunda mano Cinania, en la avenida de Vigo, es un lugar singular, como sacado de una novela. Su dueño, Guillermo Moldes, atiende con cierto aire caótico al cartero que pasa casi a diario, a los alumnos del instituto y a toda clase de clientes que muchas veces buscan más un amigo que un libro. “Tengo un imán para la gente rara”, confiesa divertido este librero que además de ser un ávido lector, ha escrito dos obras de narrativa. Más que “un imán” para personas peculiares, es posible que la empatía y la sabiduría de Guille hagan que con ir una vez a Cinania uno no quiera marcharse nunca.

–¿Cuándo decide abrir este local?

–Hacemos el 1 de junio 10 años. Empezamos en Fernando II y estuvimos allí cuatro meses, nada más. Me enamoré de este local que quedaba libre y me pareció genial. Ahora está dando problemas porque es un edificio antiguo que necesita mantenimiento, pero aquí seguimos y seguiremos.

–¿Siempre se dedicó a cosas relacionadas con el sector editorial?

–Yo trabajaba desde hacía doce años en visita médica, como parte de las empresas farmacéuticas. En un momento determinado, con la crisis, decidí montar una librería aunque siguiese haciendo entrevistas de trabajo. Yo ya era un lector ávido, siempre busqué una librería de segunda mano en Pontevedra y no la había.

–La cantidad de libros es sobrecogedora, ¿está usted solo?

–Estoy de lunes a jueves y tengo a una chica para los viernes y sábados. Siempre digo que puedo ser un poquito más rico o un poquito más feliz, y decidí ser feliz y tener tres días libres. Tampoco considero que esto sea un trabajo.

–¿Por qué Cinania?

–Es el nombre romano para Cangas, de donde soy yo aunque viva en Pontevedra.

"Vivo solo, pero nunca me siento solo porque estoy tanto tiempo con los clientes, y llevan viniendo tantos años, que hay confianza"

–¿Qué es lo que mas le gusta de llevar una librería?

–El trato con la gente. Lo necesito, además. Vivo solo, pero nunca me siento solo porque estoy tanto tiempo con los clientes, y muchos llevan viniendo tantos años, que ya hay una confianza. Tengo un imán para la gente rara, viene aquí toda clase de clientela.

–¿Tiene clientes habituales con los que haya forjado una relación?

–Hay algunos que vienen todos los días. Además, hay hasta quien se lleva un libro y luego lo devuelve. Me llevé bastante sorpresas, la verdad. Hay tópicos de quién lee más, por ejemplo está claro que vienen más mujeres, pero lo de que la gente joven no lee es mentira: la gente joven lee, y cosas muy interesantes. Si empiezan por distopías acaban por ensayo filosófico.

–Es un poco de terapeuta, su trabajo.

–Muchísimo, a veces. Tengo una teoría que hasta ahora nadie refutó, y es que es más fácil contar tus penas a un desconocido que a un familiar. Yo nunca te voy a juzgar. Vino hace años una señora que en poco tiempo había perdido a dos seres queridos y como yo la escuchaba, se sentía mejor. A veces se llevaba un libro sin ni siquiera mirarlo, pero me decía “yo tengo que pagarte este tiempo de alguna manera”.

"El Día del Libro regalamos 500 libros y por las Letras Galegas, otros 500 en gallego"

–Llegará un momento en que no tenga espacio para más libros, quizás ya esté ocurriendo.

–Sí. Yo regalo libros, de hecho el Día del Libro regalamos 500 y por las Letras Galegas, otros 500 en gallego.

–Pasarse tanto tiempo rodeado de autores debe ser inspirador.

–Sí, claro, he publicado dos novelas ambientadas en Cangas: “El enigma del platero”, una novela histórica sobre el ataque que sufrió la ría en 1617 por parte de los turcos, y otra policíaca ambientada en Cabo Home y en los acantilados de por allí.

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