Entrevista | César Portela Arquitecto

“Hay sitios de las rías por los que no quiero pasar, me pongo malo al verlos destrozados”

El pontevedrés, galardonado con la Medalla de Oro de la Arquitectura, la distinción más importante que concede la profesión

El arquitecto César Portela, ayer en su estudio.   | // RAFA VÁZQUEZ

El arquitecto César Portela, ayer en su estudio. | // RAFA VÁZQUEZ / Susana Regueira

Una sólida trayectoria y el hecho de ser un referente para las nuevas generaciones de profesionales tanto en la arquitectura como el urbanismo. Son los principales argumentos a los que señala el jurado para galardonar al pontevedrés César Portela con la Medalla de Oro de la Arquitectura. Tras Alejandro de la Sota (en 1988) y Manuel Gallego Jorreto (en 2010) es el tercer gallego en recibir esta distinción del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España con la que, reconoce, “estoy encantado y también muy sorprendido, no me lo esperaba para nada”.

–¿En qué momento diría que está su carrera?

–Trabajando, trabajando. Decía mi padre que los que no servimos para otra cosa tenemos que trabajar hasta que nos muramos (sonríe).

–¿Qué proyectos está llevando adelante en la actualidad?

Estoy haciendo un proyecto en Santander, el Museo de la Ciudad de Santander, que es un concurso que gané. También estoy con un proyecto aquí en Galicia, en Sergude, en Santiago, de la Consellería de Medio Rural, que es otro de los concursos que habíamos ganado; restaurando algunas cosas en las islas de San Simón y San Antonio y también en Lobios, en Ourense, donde estamos trabajando en el centro termal.

–¿Podría señalar a alguna de sus obras en especial o es como pedirle elegir entre los hijos?

–Claro, es que son todos hijos. Una obra que haces la valoras por como acabó, por como quedó finalmente; pero también otras muchas veces valoras otras cosas, como todo el esfuerzo que hiciste porque era una obra que tenía todas las condiciones para torcerse y salir mal y conseguiste enderezarla. Es, efectivamente, como preguntarse si quieres más al hijo más guapo, al que está sano o al que no… Pues a todos.

–¿Un arquitecto no se jubila nunca?

–No, yo creo que no. Si tienes una profesión que te gusta, no. Una cosa es que te jubiles del trabajo oficial, o que te jubiles del estudio o de donde sea, pero la cabeza la tienes ocupada muchas horas con temas relacionados con la arquitectura, si es que te gusta, vamos.

La especulación no se acaba porque es la condición humana. No es muy comprensible, pero hay gente que tiene mucho dinero y no le basta, y quiere más, y más, y presume de especular y de sacar más dinero del terreno que tiene o de las influencias que mueve

–En la pandemia hablamos de un momento de esperanza asociado a un posible freno de la especulación ¿cómo ve ahora este tema?

–Nada la para, la especulación no se acaba porque es la condición humana. No es muy comprensible, pero hay gente que tiene mucho dinero y no le basta, y quiere más, y más, y presume de especular y de sacar más dinero del terreno que tiene o de las influencias que mueve. No, me temo que es innato, que se puede corregir, y se puede corregir mucho cuando los que no especulan ponen todos los medios habidos y por haber para que eso no se produzca, pero no lo consiguen. No veo una solución definitiva, pensar que mañana o a partir del mes que viene todos vamos a ser honrados, decentes, considerados con el territorio… No, no veo que vaya a pasar.

–Le he leído que la buena arquitectura no destruye la naturaleza

–No lo hace, al contrario, la buena arquitectura sublima la naturaleza, cuando ves un faro o una capilla con un campanario o un puente bien hecho se percibe eso. Y además la arquitectura responde a necesidades y es posible hacerla con materiales que pueden ser pétreos pero también vegetales, hay mucha arquitectura que está hecha con jardines y especies vegetales. Yo creo que la arquitectura del territorio es muy rico, después está la arquitectura de la ciudad, que es con materiales más sólidos, más pétreos, pero en general siempre se ha hecho buena arquitectura y generalmente dependiendo de las necesidades reales de la gente. Toda la arquitectura rural te asombra un poco por cómo está hecha y con qué sentido está hecha, colocada en su sitio, colocados los muros de piedra aprovechando los materiales que se quitaban de la finca para plantar vegetales. Esos materiales también se utilizaban para hacer las casas y a veces el ganado lo metías abajo para que calentase la casa. O ya cuando se avanzó y se hicieron galerías, todas son determinaciones arquitectónicas que no solo mejoran la vida de quienes habitan ese espacio sino que tienen una belleza y no destruyen el paisaje, sino que lo subliman.

–¿Hay incluso una arquitectura terapéutica, que nos ayuda a curar?

–Pues claro que sí.

Creo que un arquitecto no se jubila. Si tienes una profesión que te gusta, no. Una cosa es que te jubiles del trabajo oficial, o que te jubiles del estudio o de donde sea, pero la cabeza la tienes ocupada muchas horas con la arquitectura

–Y frente a ella ¿qué siente cuando observa cómo se urbanizan las rías gallegas?

Es un desastre, hay sitios de las rías por los que no quiero pasar porque me pongo malo al verlos destrozados. Últimamente hay cosas que no comprendo, tanto en aquí como en Venecia, por ejemplo, con los trasatlánticos casi diría que entrando por los canales, la cantidad de turistas que hay, carteles de propaganda colgados del Puente de los Suspiros, San Marcos tan llena de visitantes que no ves la plaza… Me juré que no volvía, que quería tener el recuerdo de cuando Venecia era Venecia. Y aquí hay tramos de carretera, por las rías sobre todo, que no quiero pisar porque quiero conservar el recuerdo de cuando era más joven y no quiero ver cómo lo han destrozado.

–¿Bastarían las normativas para frenar la destrucción del territorio?

No, no llega, no se resuelve solo con leyes. Se resolverá cuando se le enseñe a los niños a amar el territorio, y que ya no se les ocurra hacer esos disparates. Porque si solo optas por la ley aparecerá la trampa, siempre alguien que podrá sortear la ley, y yo creo que lo que hay que buscar es que la gente no quiera hacer disparates.

Ignoro como será la arquitectura del futuro porque se van a mezclar muchas cosas: que estamos destruyendo el territorio, que estamos cambiando el clima, que destrozamos esta maravilla que es el mundo

–El Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos ha señalado a su papel como referente para las nuevas generaciones de profesionales ¿cómo se imagina la arquitectura del futuro?

–Pues no lo sé, lo ignoro porque se van a mezclar muchas cosas: que estamos destruyendo el territorio, que estamos cambiando el clima, que destrozamos esta maravilla que es el mundo. Y en este escenario no sé, creo que la arquitectura colaborará en una cosa u otra en función de cómo vayan las cosas.

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César Portela es un “arquitecto localista que supera su ámbito natal para proyectarse internacionalmente”, recuerda el jurado de la Medalla de Oro de la Arquitectura en su dictamen, en el que también hace hincapié en la “solidez” de su trayectoria, otra de las bases para la concesión de este galardón que reconoce desde 1981 el esfuerzo “de personas e instituciones que ennoblecen el quehacer arquitectónico con su labor”, destaca el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos.

La entrega de la Medalla de Oro se celebrará el próximo mes de junio en el transcurso de una gala.

La decana del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG), Elena Ampudia, ha destacado que se trata de un gran reconocimiento para un arquitecto referente en Galicia en el año del 50 aniversario del (COAG), institución de la que César Portela fue fundador y su primer secretario. “Su obra ha servido y sirve de inspiración para todos los arquitectos gallegos y esta medalla es un reconocimiento a toda una vida dedicada a la arquitectura y a la profesión”. Incide en que Portela “desde su estudio en una ciudad pequeña como Pontevedra, ha conseguido ser un referente en la arquitectura internacional, con obra en Andalucía, Cataluña, País Vasco, Valencia y en países como Japón, Venezuela, Cuba, Argelia y Egipto. Su obra abarca diferentes escalas, desde pequeñas intervenciones realizadas con gran cuidado y respeto al patrimonio construido y el entorno natural en el que se enclava, hasta los grandes edificios dotacionales en los que se combina arquitectura, construcción y el empleo de nuevas tecnologías”.

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