Siete mujeres y dos hombres decidirán sobre la condena del triple asesino de Valga

El juicio arranca con la elección del jurado popular | Será a puerta cerrada para evitar la “revictimización” de los hijos con la exposición mediática, según un informe psicológico

El acusado del triple asesinato de Valga, José Luis Abet, en el banquillo de los acusados.

Gustavo Santos

El juicio contra José Luis Abet, el hombre acusado de asesinar en septiembre de 2019 y en el municipio de Valga a su exmujer (de 39 años), su excuñada (de 27 años), y su exsuegra (de 57) en presencia de sus hijos de 4 y 7 años, comenzó ayer en la Audiencia Provincial de Pontevedra y se desarrollará durante los próximos días a puerta cerrada. Fiscalía y acusaciones solicitan la prisión permanente revisable para el acusado de matar a tiros a las tres mujeres.

Un jurado popular constituido por siete mujeres y dos hombres, decidirán sobre su culpabilidad, si bien el acusado en su momento ya confesó los hechos. La vista comenzó precisamente con la selección del jurado popular. Una elección que fue más compleja de lo habitual y que se desarrolló durante toda la mañana.

El motivo por el que el proceso se desarrollará a puerta cerrada es evitar la “revictimización” de los niños (hijos de la víctima y el acusado), protegiéndolos de la exposición mediática del caso, según se explicó en el inicio de la vista. Solo se celebrará en audiencia pública la lectura del veredicto del jurado.

A puerta cerrada

El tribunal ha tenido en cuenta un informe del psicólogo, solicitado por el tribunal, que “fue claro en este sentido”, ya que destacaba que “no era conveniente para el interés superior de los menores”, explicó el abogado de la Fundación Amigos de Galicia, que ejerce la acusación popular, Francisco José Lago Calvo.

La solicitud de que el proceso se celebre a puerta cerrada partió de la Fiscalía, pero a la misma se sumaron las acusaciones particular y popular. El jurado popular también se mostró conforme con la decisión de desarrollar el juicio sin público.

Manuel Martín, abogado que representa a la acusación particular presentada por la familia de las víctimas, consideró que “lo mejor es que se celebre a puerta cerrada para salvaguardar la integridad psíquica y moral de los niños”. Este letrado destacó que ellos son ahora “las auténticas víctimas” de lo ocurrido.

José Luis Abet llegó a la Audiencia de Pontevedra sobre las diez de la mañana, esposado y con el rostro descubierto. De igual forma salió del edificio judicial sobre las 14.30 horas, sin ocultar el rostro en ningún momento y entre gritos e insultos por parte de algunas de las personas que esperaban a las puertas de la Audiencia, atraídas por la expectación mediática.

Desde hoy se desarrollará la declaración del acusado, seguido de once testigos. Entre los testimonios que reclama el Ministerio Público está el del hijo mayor de la asesinada, así como del presunto asesino, que presenció los crímenes cuando contaba con siete años junto con su hermano de cuatro.

Pero por la sala de vistas pasarán unas 70 personas, entre ellos 17 guardias civiles. Estas sesiones darán paso a las periciales, con la participación de psicólogos, médicos forenses, agentes de balística o expertos del departamento de Química de la Guardia Civil, entre otras figuras.

El acusado se encuentra actualmente en situación de prisión preventiva por esta causa desde el día 17 de septiembre de 2019.

Se le acusa de tres delitos de asesinato, un delito de tenencia ilícita de armas del artículo y dos delitos de lesiones psíquicas graves.

Al margen de la prisión permanente revisable, también se solicita para José Luis Abet la pérdida definitiva de la patria potestad de sus dos hijos. Según el escrito del fiscal concurre en el acusado la circunstancia modificativa de la responsabilidad criminal mixta de parentesco apreciada como agravante, en los tres delitos de asesinato y los dos de lesiones psíquicas.

Por la tenencia ilícita de armas, el fiscal añade a su petición de condena tres años de prisión y seis años de privación del derecho a la tenencia y porte de armas y por las lesiones psíquicas, la pena que pide es de diez años de prisión, cinco por cada delito.

En concepto de responsabilidad civil, el ministerio público reclama que el acusado indemnice a su exsuegro con 475.000 euros por la pérdida de su esposa y sus hijas y a cada uno de sus hijos con 341.000 euros por la pérdida de su madre, su abuela y su tía.

También pide para la abuela de su exmujer 340.000 euros por la pérdida de su hija y sus nietas; para la pareja de Alba Boquete, 110.000 euros; y para cada uno de los tíos abuelos de su ex, 70.000 euros.

La defensa de José Luis Abet, por su parte, pide su absolución o, subsidiariamente, que se le condene por tres delitos de homicidio –en lugar de asesinato–, dos delitos de lesiones psíquicas y uno de tenencia ilícita de armas.

Disparó a sangre fría a las tres víctimas y ante los niños

Según al acusación del fiscal, el acusado compró un revolver marca Ruger calibre 32 largo, en perfecto estado de funcionamiento y con el número de identificación borrado, así como una caja completa de munición, con la finalidad de matar a su exmujer, de quien se había divorciado de mutuo acuerdo en virtud de sentencia de fecha 23 de enero de 2018 y con la que tenía dos hijos menores de edad. El 16 de septiembre de 2019, poco antes de las 8.00 horas, el investigado, portando el arma y con la intención de acabar con la vida de su exmujer, se dirigió al domicilio en el que ésta vivía junto a los dos hijos que tuvieron en común, de 4 y de 7 años respectivamente, a sabiendas de que a esa hora era cuando salían del mismo en coche para ir al colegio. Para sorprenderla y evitar que huyera, el acusado colocó su vehículo delante de la puerta del garaje y esperó de pie, a su lado, a que se abriera la puerta.

De esta manera, en cuanto su exmujer se disponía a salir del garaje, se vio acorralada y obligada a detener el vehículo que conducía, momento que aprovechó el acusado para ponerse a la altura de la ventanilla del conductor y, tras apuntarle directamente a la cabeza con el arma que llevaba oculta a la espalda –eliminando cualquier posibilidad de reacción y defensa por parte de ella y con la expresa finalidad de matarla– dispararle un primer tiro que impactó en su cara, y a continuación tres tiros más (dos en el cuello y uno en el pecho), acabando con su vida de manera inmediata en presencia de sus dos hijos, que ocupaban la parte trasera del coche. Acto seguido, el investigado se subió a su vehículo y abandonó el lugar. Cuando llevaba unos metros recorridos observa que viene de frente el coche conducido por la madre de su exmujer, en el que viajaba como ocupante su hija, quienes se dirigían a toda velocidad al domicilio indicado al haber recibido esta hermana una llamada telefónica de su hermana pidiendo ayuda. En ese momento, el investigado decide acabar también con la vida de ambas, razón por la que cambió el sentido de su marcha y las persiguió hasta llegar a la casa.

Seis delitos

Aunque José Luis Abet se declaró culpable en un primer momento, el juicio deberá despejar todavía varias incógnitas. Entre ellas, el origen de un arma en perfecto estado de funcionamiento y con el número de identificación borrado. Tras supuestamente matar a su mujer y encontrarse en el camino a su exsuegra y su excuñada Abet tuvo que recargar el revolver para disparar contra las últimas dos víctimas, que intentaban socorrer a la primera. Según indica el fiscal, el investigado, con la finalidad de matarlas, dispara alternativamente en cuatro ocasiones contra la madre y en tres contra la hermana, poniendo fin a la vida de ambas en el acto. Estos hechos son también presenciados por los hijos menores del investigado. Una vez que finalizó su actuación criminal, el investigado dijo a sus hijos que esperasen allí hasta que llegase la guardia civil y abandonó el lugar en su coche. “El acusado quiso expresamente que sus hijos menores de edad presenciaran cómo mataba a su exmujer con el consiguiente sufrimiento que suponía para ellos”.

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